La peligrosa tercera v¨ªa
El autoritarismo es ya una seria amenaza para las nacientes democracias en el Este
Vojslav Seselj, l¨ªder ultra del nacionalismo serbio se pavonea p¨²blicamente de ser responsable de una emboscada que cost¨® la vida a quince polic¨ªas croatas en la aldea de Borovo Selo el 2 de mayo. Su programa pol¨ªtico se basa en la conquista por cualquier medio de todos los territorios que ¨¦l considera serbios en los Balcanes y en el menosprecio o enemistad irreconciliable hacia los otros pueblos y religiones que conviven en la regi¨®n.
El pasado domingo logr¨® la mayor¨ªa absoluta de los votos emitidos en la elecci¨®n de un esca?o vacante al Parlamento serbio por Rakovica, un surburbio obrero de Belgrado. La elecci¨®n se repetir¨¢ el domingo por haber votado menos del 50% del censo. Entonces le bastar¨¢ a Seselj, que gusta de vestir uniformes con correajes y toda clase de simbolog¨ªa cetnik, la mayor¨ªa simple para entrar en el Parlamento.Unos 600 kil¨®metros al norte de Belgrado, en Klagenfurt, el presidente del Estado federado austriaco de Carinthia, J?rg Halder, no luce uniformes sino zamarras del folklore regional o trajes de yuppie provinciano. La pasada semana elogi¨® la pol¨ªtica de empleo del r¨¦gimen nacionalsocialista hitleriano. El Gobierno federal austriaco exigi¨® su dimisi¨®n. El ha respondido con un "llamamiento a las masas" contra la justicia austriaca y la supuesta "partitocracia corrupta" de Viena.
Hace ya tiempo que se difumin¨® el entusiasmo con que el este y el oeste celebraron la ca¨ªda de las dictaduras comunistas que durante nueve lustros hab¨ªan impuesto la divisi¨®n del continente. Al igual que nadie predijo la rapidez con que se disolver¨ªan estos reg¨ªmenes, nadie fue capaz de adivinar las dificultades con que las sociedades centroeuropeas y balc¨¢nicas se enfrentar¨ªan al desaparecer el orden internacional existente en la regi¨®n.
Frente a las dos opciones que se cre¨ªan ¨²nicas de "democracia plural" y "socialismo real" se perfila una tercera v¨ªa que no es aquel h¨ªbrido de sistema ideado por los reformistas del socialismo en la Praga de 1968, sino un proyecto nacionalista autoritario, en algunos casos con claros elementos fascistas.
Las autoridades de la ciudad alemana de Dresde se vieron hace unos d¨ªas lo suficientemente intimidadas por una minor¨ªa violenta nazi como para permitir la primera marcha legal nacionalsocialista que se celebra en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los grupos nazis fueron siempre un min¨²sculo sumidero de figuras marginales en Alemania occidental.
En la sociedad de la antigua RDA esta ideolog¨ªa encuentra j¨®venes alemanes pobres y desempleados, sin educaci¨®n democr¨¢tica, con grandes resentimientos sociales y humillados por el bienestar europeo occidental. Es el caldo de cultivo que encontr¨® Hitler en la paup¨¦rrima y humillada Alemania postversalles para la irresistible ascensi¨®n de su ideolog¨ªa redentora.
Pero si en Alemania y en Austria el fin del orden de la posguerra ha creado las primeras fisuras en el consenso democr¨¢tico y pluralista, es en el este en donde las amenazas son m¨¢s tangibles e inmediatas. Se basan en la falta de tradici¨®n democr¨¢tica, en la frustraci¨®n ante las dificultades en salir de la miseria econ¨®mica y en la ignorancia sobre los pilares fundamentales de la democracia occidental.
Unos son demagogos como el polaco Stanislaw Tyminski, que logr¨® seis millones de votos en las elecciones presidenciales en oto?o pasado prometiendo el nivel de vida americano en pocos meses, o VIadimir Shirinovski, que consigui¨® la pasada semana otros tantos en los comicios presidenciales en Rusia. Otros son intelectuales de tendencia autoritaria y antioccidental como el citado serbio Seselj o Alexandr Solchenitsin con sus extravagantes propuestas medievalistas para salvar a la Rusia eterna de caer en materialismos vacuos y en la amoralidad.
Pero tambi¨¦n estadistas y personalidades firmes en su lucha anticomunista demuestran no estar a salvo de la tentaci¨®n de considerar que, dada su imperfecci¨®n, la democracia pluralista deja de ser un fin en s¨ª misma. El presidente polaco, Lech Walesa, exige poderes para gobernar por decreto y dice dudar "si la evoluci¨®n del comunismo a la democracia es posible o si hay que aplicar otros m¨¦todos m¨¢s duros". Hace tiempo que Walesa se ha revelado como un hombre al que le gusta la democracia mientras ¨¦sta le d¨¦ la raz¨®n. Dictadores de la ¨¦poca de entreguerras en toda centrocuropa tambi¨¦n aceptaban y permit¨ªan elecciones hasta que dejaron de hacerlo.
Separaci¨®n Iglesia-Estado
Tambi¨¦n en Polonia, el Papa Juan Pablo II no perdi¨® ocasi¨®n durante su reciente visita oficial para, en su condena del aborto, atacar la divisi¨®n de Iglesia y Estado, uno de los fundamentos de la democracia occidental, y descalificar al Parlamento, otra instituci¨®n vital, como incompetente para elaborar leyes que ¨¦l considera amorales. El 60% de los polacos se declara contrario a la prohibici¨®n del aborto. El Papa parec¨ªa hacer campa?a para la implantaci¨®n de un Estado teocr¨¢tico y no un viaje pastoral.
En los pa¨ªses multi¨¦tnicos de la regi¨®n como Yugoslavia, Rumania o Checoslovaquia se refuerzan tendencias autoritarias nacionalistas con formas cada vez m¨¢s abiertamente clericales o fascistas.
Cuadros comprometidos con los reg¨ªmenes comunista en el pasado explotan la veta nacionalista y agitan contra el pluralismo y la sociedad laica y abierta. Expolic¨ªas comunistas eslovacos lanzan arengas sobre la vocaci¨®n marlana eslovaca. El presidente Slobodan Milosevic se gan¨® hace tiempo el apodo de Duce serbio. Franciscanos en la Herzegovina agitan a los cat¨®licos croatas contra los serbios y los popes rezan en honor de los terroristas serbios de Borovo Selo. El proyecto comunista fracas¨®, el democr¨¢tico y la econom¨ªa de mercado parecen inalcanzables.
En toda Europa del este son millones los frustrados porque la democracia no trae, como pensaban, autom¨¢ticamente el bienestar occidental. Muchos ven la salida en un autoritarismo eficaz. Este se alimentar¨ªa de mitos hist¨®ricos, odio xon¨®fobo y oscurantismo clerical. La victoria de estas fuerzas redentoras har¨ªa a?orar a todos la Guerra Fria de la amenaza controlada y predecible.
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