Una raz¨®n para nacer
La concepci¨®n de un hijo para salvar a otro con un trasplante desata un debate en EE UU
La decisi¨®n de una madre californiana de concebir un nuevo hijo con el fin de salvar la vida, mediante un trasplante de m¨¦dula, a su hija mayor, de 19 a?os, enferma de leucemia y desahuciada por los m¨¦dicos, ha desatado un fuerte debate ¨¦tico en EE UU sobre la nobleza de las razones de la maternidad.
Los cirujanos se inclinan sobre una ni?a de 14 meses llamada Marissa Ayala. Est¨¢ anestesiada en la mesa de operaciones en el City of Hope National Medical Center de Duarte, California. Un cirujano introdujo una aguja de 2,5 cent¨ªmetros de largo en la cadera del beb¨¦ y, muy despacio, extrajo el tu¨¦tano de la m¨¦dula. El equipo m¨¦dico traslad¨® r¨¢pidamente la m¨¦dula a otra sala del hospital en la que esperaba Anissa, una joven de 19 a?os hermana de Marissa. A trav¨¦s de un cat¨¦ter de Hickman introducido en el pecho, el doctor comenz¨® a suministrar la m¨¦dula del beb¨¦ en las venas de Anissa. Si todo va bien la m¨¦dula dar¨¢ vida a la hermana mayor, que, de no haber sido por ello, habr¨ªa muerto de leucemia miel¨¦tica. Seg¨²n los m¨¦dicos, las posibilidades de ¨¦xito son del 70%.A Anissa se le diagnostic¨® una leucemia hace tres a?os. En estos casos, la paciente suele morir a los cinco a?os, a no ser que se le practique un trasplante de m¨¦dula. Abe y Mary Ayala, propietarios de un negocio de reparaci¨®n de cuentakil¨®metros, comenzaron una b¨²squeda por toda Am¨¦rica de un donante cuya m¨¦dula fuera compatible con la de Anissa. La b¨²squeda, rodeada de una publicidad conmovedora, fracas¨®. Los Ayala no aceptaron el destino de su hija de una forma pasiva. Sab¨ªan por los m¨¦dicos que lo ideal ser¨ªa un trasplante de m¨¦dula de un hernano, pero la m¨¦dula de su ¨²nico hermano, Airon, era incompatible. Su vida, al parecer, pod¨ªa depender de un hermano que no exist¨ªa todav¨ªa.
Embarazo a los 43 a?os
Una empresa arriesgada y surrealista. En primer lugar, Abe ten¨ªa que ser sometido a una intervenci¨®n quir¨²rgica para anular la vasectom¨ªa que se hab¨ªa hecho, un procedimiento que tiene un porcentaje de ¨¦xito de s¨®lo el 40%. Una vez realizada, Mary Ayala ten¨ªa que intentar quedarse embarazada a la edad de 43 a?os. Hab¨ªa una probabilidad entre cuatro de que la m¨¦dula del beb¨¦ fuera compatible con la de su hermana. A los Ayala les sali¨® bien la jugada.En abril de 1990, Mary dio a luz una ni?a, Marissa. Se le extrajeron c¨¦lulas fetales del cord¨®n umbilical y se congelaron para utilizarlas junto con la m¨¦dula la ¨²ltima semana del trasplante. Todos esperaban el momento oportuno -el beb¨¦ ten¨ªa que crecer y ser lo suficientemente fuerte para donar sin riesgos, a pesar de que la cuenta atr¨¢s de su hermana hab¨ªa comenzado.
Doce d¨ªas antes de la operaci¨®n, Anissa comenz¨® a recibir un tratamiento intensivo de radiaciones y quimioterapia para matar su m¨¦dula enferma. Se le call¨® el pelo. Su sangre perdi¨® gl¨®bulos. Su sistema inmunol¨®gico no funcionaba. Pero entre dos y cuatro semanas las nuevas c¨¦lulas llegar¨ªan y comenzar¨ªan a dar a Anissa una nueva vida.
El drama de los Ayala -tener un hijo con tan pocas posibilidades para salvar a su hija mayor- les parec¨ªa a muchos un milagro; a otros, problem¨¢tico. Molestaba el espect¨¢culo de una ni?a a la que no se la ha tra¨ªdo al mundo, al parecer, como un fin en s¨ª mismo, rodeada de todo el afecto y la santidad que se supone que se le concede a una nueva vida. M¨¢s bien, se encarg¨® un ni?o que sirviera como medio, un surtido biol¨®gico.
La gente que quiere tener hijos tiene muchas razones -fr¨ªvolas, sentimentales, pr¨¢cticas, emocionales, biol¨®gicas-. Las familias de agricultores necesitan hijos que trabajen en el campo. En gran parte del mundo, los ni?os significan seguridad social de cara a la vejez. Son objetos de orgullo para mucha gente, una extensi¨®n de su ego. O a veces, una medida desesperada para intentar salvar un matrimonio. Seg¨²n el doctor Rudolf Brutoco, pediatra de Marissa Ayala, "?tiene sentido dar a luz a un ni?o para que el peque?o Johnny tenga una hermanita, pero no es aceptable concebir al mismo ni?o para que Johnny pueda vivir?".
Los Ayala seguramente, concibieron un ni?o del lado de los ¨¢ngeles. Considerado en t¨¦rminos familiares, su comportamiento es dif¨ªcil de criticar. Actuaron seg¨²n unos principios de desesperaci¨®n. La vida quiere vida. El primer deber de los padres es proteger a sus hijos. Los Ayala afirman que nunca pensaron en abortar si la m¨¦dula del beb¨¦ resultaba ser incompatible con la de Anissa. Cuidar¨ªan de las dos hijas si ocurriera un milagro que permitiera a la mayor seguir viviendo y a la peque?a nacer. Era posible ver el drama como un acto de gracia.
Su caso plante¨® dilemas m¨¦dicos y tecnol¨®gicos que le sobrepasaban. La posibilidad monstruosa es la siguiente: en el pasado se utilizaban cad¨¢veres para extraer los ¨®rganos que hab¨ªa que trasplantar. Hoy, como en el caso de los Ayala, se explota la vida para salvar otra vida. Pero, aparte de los Ayala, ?qu¨¦ ocurre si una pareja decide tener un ni?o para conseguir una m¨¦dula compatible con la de otro ni?o, y si el tejido del feto no es apto para el trasplante? ?Decide la pareja abortar e intentarlo de nuevo? Seg¨²n el doctor Norman Fost, pediatra y ¨¦tico de la Universidad de Wisconsin: "Si crees que una mujer ha decidido dar fin a su embarazo por cualquier motivo, no me parece que abortar por esta raz¨®n sea peor".
Donantes vivos
En el mundo de la tecnolog¨ªa m¨¦dica avanzada, la utilizaci¨®n de tejidos vivos se ha hecho m¨¢s compleja y problem¨¢tica. Un ni?o reci¨¦n nacido que padezca una malformaci¨®n cong¨¦nita conocida como anencefalia morir¨¢ con toda seguridad a los pocos d¨ªas de nacer. Estos ni?os podr¨ªan ser una fuente valios¨ªsima de ¨®rganos y tejidos para otros ni?os. "?Est¨¢ bien ese tipo de cosecha?
El tejido fetal abortado se ha revelado como una promesa para el tratamiento del Parkinson y Alzheimer. Pero este tipo de experimentos se han visto bloqueados en Estados Unidos por una prohibici¨®n de la fundaci¨®n federal para la investigaci¨®n que haga uso de tejido fetal. Algunos activistas antiabortistas creen que si la t¨¦cnica tiene ¨¦xito las mujeres estar¨¢n dispuestas a tener hijos simplemente para proporcionar el material que sus familiares necesiten. La madre de una chica de Maryland que padece diabetes confirma este temor: "SI la t¨¦cnica fuera perfecta hoy, saltar¨ªa a la cama ahora mismo. No es un tema sencillo, pero yo matar¨ªa a un ni?o que no hubiera nacido por mejorar la vida de mi hija".
La tecnolog¨ªa de los trasplantes se est¨¢ desarrollando tan r¨¢pidamente que las nuevas pr¨¢cticas est¨¢n dejando atr¨¢s la capacidad de la sociedad para explorar sus implicaciones morales. Los primeros trasplantes de ri?ones se realizaron hace m¨¢s de 35 a?os y se recibieron como una novedad extraordinaria. Hoy, los trasplantes forman parte de nuestra cultura. El n¨²mero de ¨®rganos trasplantados es superior a 15.000 al a?o y sube un 15%.
La mayor¨ªa de los ¨®rganos proceden de cad¨¢veres, pero el n¨²mero de donantes vivos est¨¢ subiendo. Hubo 1.788 el a?o pasado, un 15% desde 1898. De ellos, 1.773 fueron ri?ones.
El pensamiento ¨¦tico se preocupa tambi¨¦n por el da?o psicol¨®gico hecho tanto al donante como al enfermo. ?C¨®mo reaccionar¨¢n los ni?os cuando m¨¢s tarde sean conjurados y utilizados de ese modo?
Consid¨¦rese el caso de Michelle Kline, una participante del concurso de Miss Am¨¦rica en 1989, que recibi¨® un h¨ªgado de su hermano 19 meses antes del desfile. Dej¨® de hablarle, aunque se reconciliaron m¨¢s tarde. "El hecho de tener parte de su hermano dentro ocasion¨® tremendas tensiones", seg¨²n Rence Fox, profesor de sociolog¨ªa m¨¦dica de la Universidad de Pensilvania. La tiran¨ªa del don: "Era un sentimiento haber contra¨ªdo una deuda aplastante que ella no podr¨ªa pagar". Por otro lado, un donante de h¨ªgado tuvo una horrible depresi¨®n porque el receptor no mejor¨® y se mat¨® desesperado.
Comercio de ¨®rganos
Nunca habr¨¢ ¨®rganos suficientes de cad¨¢veres para hacer frente a las necesidades crecientes de gentes que se mueren por el fallo de un tejido o un ¨®rgano. Esto hace que se d¨¦ m¨¢s importancia y aumente el riesgo entre parientes vivos que podr¨ªan servir de donantes y que los miembros de las familias est¨¦n cada vez m¨¢s presionados a la hora de proporcionar ¨®rganos para salvar a familiares.La controversia m¨¢s famosa de una petici¨®n de este tipo termin¨® en los tribunales el a?o pasado. Tamas Bosze, propietario de un bar en Chicago, se le comunic¨® que s¨®lo un trasplante de m¨¦dula podr¨ªa salvar a su hijo Jean Pierre, de 12 a?os de edad, que padec¨ªa leucemia.
Los donantes potenciales del chico eran los hermanos gemelos que ten¨ªa de una novia anterior a su matrimonio. Bosze demand¨® a la mujer en un intento de obligarla a que los chicos fueran analizados para ver si el tejido era compatible. Ella se neg¨®, y el tribunal apoy¨® su decisi¨®n. El pasado noviembre muri¨® Jean Pierre Bosze.
La ley federal proh¨ªbe ahora cualquier tipo de compensaci¨®n por la donaci¨®n de ¨®rganos en Estados Unidos. En China y en la India hay un riesgo de comercio de ¨®rganos como los h¨ªgados. ?Llegar¨¢ el d¨ªa en que los norteamericanos tendr¨¢n un mercado de ¨®rganos?
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