La batalla pendiente del libro
El elevado n¨²mero de novedades y las grandes superficies condicionan el sector de la distribuci¨®n en Espa?a
XAVIER MORET "Una de las batallas pendientes del sector del libro, quiz¨¢ la pr¨®xima, es la de la distribuci¨®n", comenta Daniel Fern¨¢ndez, director literario de Grijalbo. Y es que el mundo del libro en Espa?a se mueve. Hace a?os que se habla de cambios inminentes en el sector editorial y' de hecho, el mercado ya se ha visto alterado por el desembarco de las multinacionales y alguna que otra concentraci¨®n editorial, pero en lo que todos los implicados coinciden es en que el gran cambio, el que impone la modernizaci¨®n, est¨¢ a¨²n por llegar. De momento, entre los nuevos datos a tener en cuenta -y ambos afectan a la distribuci¨®n- hay que citar la consolidaci¨®n de las grandes superficies y el exceso de novedades. La batalla de la que muchos hablan puede iniciarse por aqu¨ª.
Ram¨®n L¨®pez, presidente del Gremio de Distribuidores y de Distribuciones de Enlace, es el primero en se?alar que el mundo de la distribuci¨®n ha cambiado en los ¨²ltimos a?os en la medida que han cambiado los h¨¢bitos de' las librer¨ªas. "Cada vez hay m¨¢s presi¨®n", afirma, "todas las editoriales quieren tener sus libros en las librer¨ªas y lo cierto es que cada vez duran menos tiempo expuestos". "En los ¨²ltimos a?os", a?ade, "ha habido una mecanizaci¨®n y hay, por tanto, mejor servicio, m¨¢s rapidez y m¨¢s informaci¨®n disponible. Es la ¨²nica manera de luchar ante la fuerte competencia que entre todos estamos creando".
Est¨¢ fuerte competencia se origina, en buena parte, por la avalancha de novedades que las editoriales lanzan a un mercado que no parece capaz de absorberlas. Oriol Serrano, de la distribuidora barcelonesa Les Punxes, opina que, debido a la producci¨®n editorial, "no s¨®lo el libro tiene una vida m¨¢s corta, sino que, en muchos casos, no tiene vida. El librero, forzosamente, debe seleccionar y no puede dar, cabida a todo. Y por lo que se refiere a nosotros, nuestro trabajo consiste en intentar convencer al librero de que debe exponer la novedad el tiempo necesario para dar lugar a que aparezca en los medios de comunicaci¨®n con la cr¨ªtica de los especialistas y la promoci¨®n del editor".
Ramon L¨®pez dice que el problema no se reduce s¨®lo a la distribuci¨®n, sino que implica tambi¨¦n a librer¨ªas y editoriales. "Si no se modifica el criterio. de las librer¨ªas", indica, "es dif¨ªcil cambiar el sistema de distribuci¨®n. Y lo que ocurre en las librer¨ªas se debe a que las editoriales publican demasiados libros para un mercado que crece muy poco".
Exceso de producci¨®n
El exceso de producci¨®n es un punto en el que coinciden casi todos los afectados. "El pasado a?o", explica Daniel Fern¨¢ndez, "se publicaron unos 42.000 libros en Espa?a, con tiradas cortas y a precios caros. Es una situaci¨®n irreal, ya que resulta que Espa?a es la cuarta potencia mundial en n¨²mero de novedades, cuando el n¨²mero de lectores es muy peque?o".
Para Javier Murga, de Distribuidora Itaca, "no hay duda que este exceso de libros complica el panorama, porque eleva desproporcionadamente los costes de distribuci¨®n. El distribuidor sufre el problema, pero puede hacer muy poco mientras no se solucione el mercado editorial en conjunto". Miguel Gonz¨¢lez, de Visor, es contundente al afirmar: "Hay una superproducci¨®n de libros". "Es evidente que, con tanta novedad, la peque?a librer¨ªa no puede tener librer¨ªa de fondo", opina Miguel Garc¨ªa Piriz, director editorial de Planeta, "y esto condiciona la distribuci¨®n". Esta actitud del librero ha obligado a Planeta a replantearse el servicio de novedades autom¨¢tico. "Antes", explica Garc¨ªa P¨ªiz, "se repon¨ªa todo autom¨¢ticamente, y ahora, desde hace unos dos a?os, se decidi¨® renovar en funci¨®n del alto ¨ªndice de devoluciones. As¨ª, ahora hay librer¨ªas que s¨®lo reciben los ¨¦xitos y otras en las que se repone todo".
El exceso de producci¨®n acaba provocando un espectacular aumento de las devoluciones y la acumulaci¨®n de libros en los almacenes. En este sentido, algunos distribuidores apuntan que habr¨ªa que ir hacia la limitaci¨®n de devoluciones, como se hace en algunos pa¨ªses.
"El problema es que esta medida no se puede implantar unilateralmente, porque todo tiene relaci¨®n con otros temas", apunta Murga. "Es problema de estructura global, un problema que implica a librer¨ªas, editoriales y distribuidoras. Ninguno por s¨ª solo puede solucionar el poblema".
Garc¨ªa P¨ªriz se?ala: "Si las librer¨ªas tuvieran que vender en firme y sin derecho de devoluci¨®n r¨ªo habr¨ªa ni una cuarta parte de las editoriales que hay. Como el librero cree que no arriesga nada, coge m¨¢s de la cuenta y coge cosas que quiz¨¢ no se adec¨²an al p¨²blico de su barrio. Eso acelera el n¨²mero de devoluciones enorme del sector". Algunas de estas devoluciones se reciclan, pero, en general, acaban por destruirse. "Hoy en d¨ªa no se mantiene el libro en un almac¨¦n tanto tiempo como antes", explica Garc¨ªa P¨ªriz. "Los almacenes no son infinitos y, por tanto, se ha acortado el tiempo del libro en el almac¨¦n".
Otro factor que est¨¢ provocando cambios en la distribuci¨®n de libros es el de la aparici¨®n y consolidaci¨®n de las llamadas grandes superficies, donde cada d¨ªa se concentra m¨¢s la venta de novedades. Las grandes superficies, a menudo, piden un trato comercial favorable y prefieren pactar directamente con la editorial al margen de los distribuidores. En este sentido puede decirse que la aparici¨®n de las grandes superficies ha modificado el mapa de la distribuci¨®n porque tienden a pedidos centralizados.
Oriol Serrano afirma: "No es que los grandes espacios de venta se impongan, simplemente, y como en todo el mundo, dan fe de vida. Las ciudades tambi¨¦n evolucionan y los centros comerciales se desplazan. Hemos de estar atentos a esta evoluci¨®n y hacer llegar al lector lo que antes ten¨ªa en su entorno. De momento, la distribuci¨®n en alguna de estas ¨¢reas -grandes superficies fuera de cascos urbanos- tiene algo complicado el sistema para hacer llegar los libros con facilidad. Pero creo que con el tiempo se solucionar¨¢".
Ram¨®n L¨®pez cree que los grandes espacios no han perjudicado a los librer¨ªas, sino que han creado nuevos h¨¢bitos de compra en gente que normalmente no entra en las librer¨ªas".
Garc¨ªa P¨ªriz recurre a las cifras para dejar constancia del, auge de las grandes superficies. "En l985", dice, las ventas en grandes espacios eran un 14,5%, mientras que en 1990 subieron a un 23,2%. Es decir, casi uno de cada cuatro libros se vende en grandes superficies. No hay duda que los grandes espacios han alterado la distribuci¨®n".
Repartir las novedades
X. M. En el apartado de la distribuci¨®n hay que distinguir dos bloques en Espa?a. De un lado est¨¢n los grandes grupos -como Planeta o Plaza & Jan¨¦s-, que cuentan con una red de distribuci¨®n propia, apoyada por vendedores que hacen un seguimiento de las novedades; por otro, est¨¢n las empresas distribuidoras m¨¢s o menos locales que se encargan de cuantas editoriales con traten sus servicios. En medio, se encuentran distribuidoras, como Itaca o Distrimedia, que distribuyen los fondos de las editoriales a que est¨¢n vinculadas y atienden adem¨¢s otras solicitudes.
Miguel Garc¨ªa P¨ªriz, director editorial de Planeta, explica que fue a principios de los a?os setenta cuando esta empresa decidi¨® crear su propia distribuidora, con delegaciones en las principales ciudades. "Una vez creada una eficaz red de distribuci¨®n", afirma, "se ha mantenido el criterio de que el libro llegue el mismo d¨ªa a todas partes, para evitar protestas de libreros de poblaciones peque?as y para poder controlar la marcha del libro con mayor precisi¨®n".
Para Garc¨ªa Piriz, el sistema de apoyo al libro mediante vendedores propios "es algo que no pueden permitirse las editoriales peque?as y medianas, ya que deben confiar sus libros a distribuidoras que, al tener que tratar con libros de distintas editoriales, no pueden prestar la misma atenci¨®n a cada libro".
Desde el otro lado de la barrera, Miguel Gonz¨¢lez, de Visor, considera que la distribuidora es en realidad el departamento comercial de las editoriales. Las grandes se lo montan ellos y las peque?as, al juntarse varias editoriales, les sale m¨¢s a cuenta". Las distribuidoras locales act¨²an en algunos casos de manera casi artesanal y llegan a reponer los libros de uno en uno en las librer¨ªas que los solicitan. En el sector es mayoritaria la opini¨®n de que deber¨¢ avanzarse hacia una concentraci¨®n, dificultada por las fuertes estructuras y elevados costos que requiere una inversi¨®n de este tipo.
Pero mientras las editoriales no lleguen a este extremo, hay quien comenta que deber¨ªa al menos adecuarse m¨¢s la oferta a la demanda y evitar caer en la avalancha de novedades que dificultan una prolongada estancia del libro en librer¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.