Tokio y Bruselas, un di¨¢logo dif¨ªcil
Jap¨®n, dispuesto a negociar su comercio con la Comunidad Europea
BOSCO ESTERUELAS Jap¨®n parece resuelto a aceptar la inclusi¨®n de alguna cl¨¢usula sobre el comercio en la futura declaraci¨®n de cooperaci¨®n que tiene previsto firmar con la Comunidad Europea (CE). Funcionarios gubernamentales as¨ª lo han transmitido a una delegaci¨®n comunitaria que viaj¨® a Tokio para discutir los puntos del documento que las dos partes quieren que pueda ser suscrito en julio, en Londres, con ocasi¨®n de la cumbre de pa¨ªses industrializados.
El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Delors, subray¨® durante su reciente visita a Jap¨®n que los Doce se oponen a una declaraci¨®n ret¨®rica desprovista de compromisos para equilibrar el desajuste comercial y que ser¨¢ de igual importancia no s¨®lo el contenido, sino el m¨¦todo que haga eficaz su ejecuci¨®n. Un portavoz oficial del Gobierno nip¨®n ha insinuado que Jap¨®n aceptar¨¢ que el documento incluya referencias econ¨®micas, pero no especific¨® m¨¢s detalles.
Fue Jap¨®n quien quiso Firmar con la CE un acuerdo similar al que suscribi¨® con Estados Unidos y Canad¨¢ en septiembre de 1990 tendente a desarrollar mucho m¨¢s las relaciones en el campo pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural. El di¨¢logo entre Tokio y Bruselas es a todas luces insuficiente y las dos partes estiman que en el futuro puede haber colaboraci¨®n en sectores como el medio ambiente y energ¨ªa y la ayuda al Tercer Mundo, as¨ª como una mayor cooperaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica.
El comisario europeo de Relaciones Exteriores, Frans Andriessen, ha explicado a las autoridades niponas que el futuro acuerdo debe incluir un equilibrio en los beneficios mutuos tanto en el comercio como en las inversiones, algo que no sucede en la actualidad. En 1990, la CE arroj¨® un d¨¦ficit de 18.450 millones de d¨®lares con Jap¨®n y se teme que sea a¨²n mayor este a?o, debido a la contenci¨®n que ha sufrido el consumo japon¨¦s Por otra parte, Delors se quej¨® en Tokio de la fuerte desproporci¨®n (17 a uno) que existe en las inversiones en uno y otro lado en favor de los japoneses.
Sin embargo, esta pol¨ªtica de apertura es de dudoso ¨¦xito mientras los europeos no logren romper las barreras invisibles que son las que hacen verdaderamente dif¨ªcil el acceso a Jap¨®n: la filosof¨ªa del ahorro, el enrevesado sistema de distribuci¨®n comercial que a su vez dispara los precios, las pr¨¢cticas proteccionistas de las grandes corporaciones (keiretsu), entre otros obst¨¢culos.Protecci¨®nSon los impedimentos estructurales que el presidente norteamericano, George Bush, denunci¨® hace dos a?os y que condujeron a unas negociaciones concluidas con ciertos frutos en junio de 1990. Los norteamericanos lograron entre otras cosas arrancar el compromiso de las autoridades niponas de invertir el doble en obras p¨²blicas y de revisar una ley que proteg¨ªa al peque?o comerciante frente a las grandes cadenas de almacenes.
Un reciente informe elaborado por la instituci¨®n norteamericana Brookings asegura que si no existieran las pr¨¢cticas proteccionistas de los "keiretsu", Jap¨®n podr¨ªa importar 30.000 millones de d¨®lares anuales. Estas pr¨¢cticas han sido y siguen siendo la clave del ¨¦xito de un sistema econ¨®mico que est¨¢ basado en una red organizativa.
Las grandes corporaciones controlan en horizontal, por lazos financieros o en vertical, por razones de producci¨®n, otras empresas filiales, constituyendo un n¨²cleo cerrado que posee tambi¨¦n su propia red de distribuci¨®n. Sumitomo, Mitsubishi o Mitsui son ejemplos de "keiretsu", pero tambi¨¦n lo es Toyota a trav¨¦s de toda la red de industrias auxiliares ligadas y de las que se sirve para la fabricaci¨®n de autom¨®viles. Sin embargo, Tokio niega que las grandes corporaciones obstaculicen la entrada extranjera. Como ejemplo se?alan que s¨®lo un peque?o porcentaje de sus ventas lo hacen dentro de su propio n¨²cleo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.