N¨¦stor Almendros y Cuba
Es lamentable que dentro del muy sentido y justo art¨ªculo de N¨¦stor Almendros sobre Reynaldo Arenas (El guajiro que lleg¨® a ser rey, EL PA¨ªS, 11 de junio) se deslicen p¨¢rrafos como ¨¦ste: "Una gran parte de los creadores art¨ªsticos de la isla [Cuba] se adapt¨® vergonzosamente, convirti¨¦ndose inclusive en censores colaboracionistas. Otros aprovecharon viajes al extranjero para exiliarse y atacar al r¨¦gimen desde fuera y sin peligro".Empecemos por el principio: N¨¦stor Almendros se fue de Cuba (que no se exili¨®) en 1961 o 1962, y se fue no por razones pol¨ªticas, sino por problemas personales con el Instituto del Cine y sobre todo con su presidente, Alfredo Guevara, que le hab¨ªa vetado su inocuo documental Gente en la playa, y porque ya asomaba la persecuci¨®n que m¨¢s tarde se desatar¨ªa contra los homosexuales.
Llamar "colaboracionistas" a los intelectuales que apoyaron la revoluci¨®n revela ceguera o mala intenci¨®n. Porque, ?qu¨¦ intelectual honrado, no s¨®lo en Cuba, sino en el mundo entero, no la respald¨® sincera y aun apasionadamente? De Sartre al m¨¢s biso?o escritor de esos tiempos, la inmensa mayor¨ªa form¨® filas con ella. Vargas Llosa la estuvo apoyando hasta entrada la d¨¦cada de los setenta. Y no creo que Almendros piense que su propio padre, Herminio Almendros, fue un "censor colaboracionista" porque no se exili¨® desarroll¨® su obra pedag¨®gica dentro de Cuba, donde muri¨®.
Almendros acusa a quienes aprovecharon viajes al extranjero para exiIiarse. Yo soy uno de ¨¦sos. Solicit¨¦ asilo en Espa?a en 1981, durante un viaje a Berl¨ªn. Y no lo hice sin riesgos, pues si yo personalmente pod¨ªa estar fuera de peligro en Madrid, en cambio mi familia (esposa, hijos) fue v¨ªctima de las represalias del r¨¦gimen durante siete a?os y hubo que luchar muy duramente para extraerla de Cuba. Yo no esper¨¦ a?os para denunciar el castrismo, sino que lo hice desde el primer momento, y en los 10 a?os que hace que vivo en el exilio creo haber contribuido con mis escritos y mi conducta a revelar la nefasta condici¨®n del r¨¦gimen imperante en Cuba y la amarga realidad de mi pa¨ªs, sin importarme la marginaci¨®n de "una intelligentsia que miraba mal a los disidentes cubanos".
N¨¦stor Almendros deb¨ªa aprender que para hacer honor a un hombre tan valioso como Reynaldo Arenas no necesita echar lodo sobre los dem¨¢s. Reynaldo Arenas nunca lo hizo.-
C¨¦sar Leante. .
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