A la espera del desenlace
Las huellas del paso de los tanques araron el asfalto de Brhnika, un pueblo t¨ªpico esloveno a 10 kil¨®metros de Liubliana, con casas de techos a dos aguas y muchas flores. Sus habitantes est¨¢n acostumbrados a ver soldados de todo el pa¨ªs, pues ah¨ª est¨¢ un batall¨®n militar y fue de ah¨ª de donde salieron los primeros tanques en la madrugada de ayer. A primeras horas de ayer la polic¨ªa eslovena y los soldados de la defensa territorial bloquearon con camiones y maquinaria agr¨ªcola el acceso a la ciudad y al cuartel militar.
Igor Hledinz, obrero de 21 a?os, y Vojko Irjavec, comerciante de 25 a?os, con dos morteros al lado de la barricada, estaban tomando un refresco entre los camiones. "Tenemos orden de disparar si alg¨²n tanque irrumpe la barricada. Francamente, tenemos un poco de miedo".
A unos 100 metros de la barricada, el restaurante Simon est¨¢ lleno. Nadie trabaja: esperan el desenlace de la situaci¨®n. Los aviones militares sobrevuelan el pueblo cada 15 minutos. Simon, jardinero de 25 a?os, comenta: "Nunca he visto tantos aviones militares. Los j¨®venes soldados de las Fuerzas Armadas no son culpables. Los culpables son los comandantes. Yo no puedo imaginar qu¨¦ motivo tendr¨ªan estos muchachos de 18 a?os para luchar. Vienen de Serbia, Macedonia, Bosnia. Ellos no luchar¨ªan por defender su territorio. Yo s¨ª, y por tanto pienso pedir armas para defender mi tierra".
A la barricada que impide la entrada al pueblo llega un cami¨®n lleno de militares. La polic¨ªa eslovena impide su paso. Exige que dejen las armas dentro del cami¨®n. Obedecen y salen a tomar un zumo en las oficinas de la polic¨ªa. Es dif¨ªcil imaginarles disparar contra los j¨®venes del otro lado de la barricada. Su comandante reh¨²sa hablar. Sus ojos est¨¢n llenos de l¨¢grimas pero impide que salgan: "Por favor, no pregunte nada. Nuestra situaci¨®n es dif¨ªcil. Tampoco pregunte a los soldados. Vea que est¨¢n tristes y confundidos".
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