Democracia de pleno ejercicio
En un momento en el que las conferencias intergubenamentales intentan poner l¨ªmite al d¨¦ficit democr¨¢tico de la Comunidad Europea, conviene examinar si ¨¦ste no se da tambi¨¦n en ciertos Estados miembros o candidatos a serlo. La democracia de pleno ejercicio exige que los ciudadanos elijan a sus gobernantes votando una mayor¨ªa parlamentaria para toda una legislatura y revoc¨¢ndoles o confirm¨¢ndoles en las siguientes eleccciones. Pero muchos pa¨ªses de Occidente practican todav¨ªa una democracia mediatizada en. la que los ciudadanos s¨®lo pueden modificar el reparto de los esca?os de diputados eligiendo entre un gran n¨²mero de partidos de los cuales ninguno puede ser mayoritario y que, por lo tanto, tienen toda libertad para componer alianzas y cambiar a su antojo. Los electores deben, pues, limitarse a repartir unas cartas que permiten a los estados mayores y a los clanes jugar a su agrado, sin perjuicio de modificar un poco el juego en otras elecciones.Antes de 1939, la democracia de pleno ejercicio no se practicaba m¨¢s que en los pa¨ªses anglosajones, pr¨¢cticamente los ¨²nicos provistos de bipartidismo. Tras 1945, ¨¦ste se ha ido extendiendo por el continente europeo. Desde 1936, Suecia ha esbozado un dualismo entre una socialdemocracia que consigui¨® ser mayoritaria (y que as¨ª se ha mantenido durante cuarenta a?os) y la posibilidad de una coalici¨®n de la derecha y del centro. En 1953, la democracia cristiana de la Rep¨²blica Federal de Alemania puso en' marcha un original sistema para oponerse a una poderosa socialdemocracia, mientras el peque?o partido liberal oscilaba. en largas y estables alianzas con uno u otro de los dos grandes. Poco a poco, Austria se ha ido acercando al modelo alem¨¢n. Noruega e Irlanda han gobernado mucho tiempo con un partido dominante, cuya alternativa pod¨ªa ser una coalici¨®n, pero la bipolarizaci¨®n se disgrega un poco y estos dos pa¨ªses se aproximan al cogollo de: las democracias mediatizadas que subsisten en Europa del norte y que no parecen encaminadas a evolucionan Este n¨²cleo engloba a Holanda, B¨¦lgica., Dinamarca, Finlandia, Islandia, Luxemburgo, por no hablar de Suiza, cuyo r¨¦gimen no es parlamentario.
Contrariamente a lo que se suele pensar, la Europa del sur est¨¢ m¨¢s cerca de la democracia de pleno ejercicio. Todos sus pa¨ªses han evolucionado hacia ella, con una excepci¨®n si bien es cierto que muy importante. Desde 1962, Francia dispone de mayor¨ªas estables, homog¨¦neas y con capacidad de decisi¨®n bajo la forma de un dualismo de alianzas que se han alternado en 1981, 1986 y 1988. En 1974, la Grecia liberada de los coroneles eligi¨® un partido mayoritario de derecha que, en 1981, cedi¨® su lugar a un partido mayoritario de izquierda; en 1990, la derecha volvi¨® a ser mayoritaria tras un a?o de alianza con los comunistas (!). En 1980, el Portugal liberado del salazarismo tuvo una mayor¨ªa formada por una coalici¨®n de derecha que se rompi¨® de 1983 a 1987, pero que volvi¨® a aparecer despu¨¦s en provecho de un s¨®lo partido. En 1977, la Espa?a liberada del franquismo se otorg¨® una coalici¨®n de centro-derecha bastante heterog¨¦nea que se rompi¨® en pedazos en 1981 y cedi¨® lugar, en 1982, a un partido socialista mayoritario que todav¨ªa sigue en el poder.
S¨®lo Italia sigue siendo una democracia mediatizada en la que el Gobierno y las mayor¨ªas no dependen del voto popular y est¨¢n paralizadas por sus contradicciones. Toda la Comunidad sufre las consecuencias de la impotencia pol¨ªtica de su ."tercer grande", que sobrepasa al Reino Unido en rendimiento econ¨®mico, pero est¨¢ a la cola de los Doce en lo que se refiere a la ineficacia de sus instituciones pol¨ªticas. El refer¨¦ndum del pasado 9 de junio ha revelado lo exasperados que est¨¢n los ciudadanos por la negativa de los partidos en el poder a reformar seriamente la Rep¨²blica establecida tras la liberaci¨®n. Pero algunos de los proyectos hoy debatidos y el activismo del presidente de la Rep¨²blica, son m¨¢s peligrosos que ese inmovilismo. Es pues esencial tener un conocimiento preciso de los medios que han permitido a otras naciones del continente pasar de una democracia mediatizada a la de pleno ejercicio.
El modelo franc¨¦s hace pensar que el principal factor de la bipolarizaci¨®n, fundamento de la democracia de pleno ejercicio, ha sido la elecci¨®n del presidente de la Rep¨²blica por sufragio universal. Es un error. En tres pa¨ªses europeos que practican este sistema -Austria, Irlanda e Islandia-, el presidente elegido por el pueblo est¨¢ confinado al papel simb¨®lico de un jefe de Estado parlamentario. En Portugal, donde est¨¢n un poco menos eclipsados, los presidentes salidos.del voto popular no tienen nada que ver con las mayor¨ªas, pues aqu¨¦llos han sido elegidos de izquierda, mientras ¨¦stas lo eran de derecha. En la Alemania de Weimar y en Finlandia, los presidentes elegidos por los ciudadanos no pudieron formar jam¨¢s una mayor¨ªa estable y los ministerios no duraron m¨¢s de un a?o de media, paralizados por las contradicciones de los partidos que los apoyaban: exactamente igual que la Italia de hoy.
El abandono de la proporcionalidad y su substituci¨®n por un escrutinio mayoritario uninominal a dos vueltas han sido mucho m¨¢s importantes que la elecci¨®n de presidente por sufragio universal para que la Cuarta Rep¨²blica francesa, encarnada por una democracia muy mediatizada, fuera substituida por una Quinta Rep¨²blica que, en pocos a?os, ha establecido una democracia de pleno ejercicio. En Grecia, la "proporcionalidad ref¨®rzada" instaurada en 1974 engendr¨® durante 15 a?os una alternancia de mayor¨ªas de un solo partido, un poco desvencijadas tras una reforma electoral m¨¢s pr¨®xima a la l¨®gica proporcional. Si Par¨ªs volviera hoy al escrutinio de a ntes de De Gaulle, los socialistas impedir¨ªan que la derecha fuera mayoritaria en las legislativas de 1993, pero sacudir¨ªan una de las bases esenciales del r¨¦gimen y la empujar¨ªan a enmara?arse en una democracia mediatizada.
Para dar el paso a una democracia de pleno ejercicio, la estrategia de los partidos es tan determinante como el sistema electoral y explica c¨®mo tal evo.luci¨®n ha sido posible en pa¨ªses tan proporcionalistas como Suecia y Espa?a. Fran?ois Mitterrand provoc¨® la bipolarizaci¨®n francesa mediante la uni¨®n de la izquierda, primero en 1965 para su candidatura al El¨ªseo y despu¨¦s, y sobre todo, concertando una estrecha alianza con un partido comunista mantenido hasta entonces en cuarentena porque estaba "al Este y no a la izquierda", como dijo Guy Mollet. La mutaci¨®n del ex PCI en PDS hace que una alianza de este tipo sea m¨¢s f¨¢cil de llevar a cabo hoy en Italia que lo que lo fue hace 20 a?os en Francia.
Incluso sin reforma constitucional o electoral se abrir¨ªa as¨ª la v¨ªa que permitir¨ªa a los ciudadanos elegir alianzas electorales eficaces que sustituyeran a un inmovilismo que les reduce a la condici¨®n de espectadores incapaces de cambiar gran cosa el papel de los actores. Sin embargo, junto a este impulso, ser¨ªan sin duda necesarios ciertos apoyos jur¨ªdicos que arraigaran la deniocracia de pleno ejercicio en un pa¨ªs que jam¨¢s la ha practicado, introduciendo, por ejemplo, mecanismos mayoritarios en la elecci¨®n de los diputados y garant¨ªas gubernamentales en la utilizaci¨®n de la censura. Una adecuaci¨®n semejante del escrutinio constituir¨ªa una sabia precauci¨®n en los pa¨ªses de proporcionalidad cl¨¢sica, como Espa?a, donde s¨®lo la dimensi¨®n de las circunscripciones da un empuj¨®n mayoritario. En Lisboa y Atenas, donde la derecha mayoritaria se encama en un ¨²nico partido, es indispensable una alianza de la izquierda para que haya equilibrio. Y no es menos necesaria en Madrid o Par¨ªs, d¨®nde es mucho m¨¢s dif¨ªcil que en cualquier otro lugar. Por ¨²ltimo, puede uno preguntarse si la complejidad de las sociedades modernas no tiende a que el bipartidismo propiamente dicho sta sustituido por un dualismo de alianzas estables como eje de las democracias de pleno ejercicio.
es profesor em¨¦rito de la Sorbona y diputado por el PCI en el Parlamento Europeo
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