La batalla de Argel
EN ARGELIA, la mezcla de esclerosis en el partido oficial y fanatismo en los integristas est¨¢ resultando explosiva. El mes de junio ha sido testigo de una violencia creciente, resultado de haber llevado a las calles el enfrentamiento ideol¨®gico, pol¨ªtico y social entre el Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN) y el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS). En ese mes deb¨ªan celebrarse las elecciones legislativas que abrir¨ªan el camino al multipartidismo y a la democracia en un pa¨ªs dirigido durante tres d¨¦cadas por un Gobierno de partido ¨²nico. Tuvieron que ser aplazadas hasta al menos finales de a?o por culpa de una huelga general decretada por los l¨ªderes del FIS, que manifestaban as¨ª su radical oposici¨®n a un presidente, Chadli Benyedid, l¨ªder del aparato oficial, que, seg¨²n ellos, habr¨ªa perdido toda representatividad.El aplazamiento tambi¨¦n se debi¨® a dos temas importantes para la estrategia integrista: por una parte, el Gobierno les prohib¨ªa hacer propaganda pol¨ªtica desde las mezquitas (su gran arma electoral). Por otra, en preparaci¨®n de los comicios legislativos, se promulgaba una nueva ley electoral que, al dise?ar nuevas circunscripciones (dividiendo los enclaves integristas) y conceder el voto a las mujeres, reduc¨ªa notablemente las posibilidades de triunfo del FIS.
A la huelga general, el Gobierno (aceleradamente reconvertido en un Ejecutivo menos oficialista con el nombramiento de Gozali como primer ministro) contest¨® el pasado 5 de junio con la imposici¨®n del toque de queda. Ello, a su vez, fue la se?al para el desencadenamiento de una renovada violencia, la salida del Ej¨¦rcito a las calles y el desaf¨ªo permanente de los j¨®venes del FIS arropados por sus propias milicias paramilitares. La t¨¢ctica es clara: el hostigamiento a las impacientes fuerzas del orden argelinas acelera la desestabilizaci¨®n del r¨¦gimen y, de paso, propicia la aparici¨®n de m¨¢rtires de la revoluci¨®n, un ingrediente que ha sido fundamental en otros experimentos integristas musulmanes.
La detenci¨®n anteayer de los dos l¨ªderes integristas Abasi Madani y Al¨ª Belhadj es un hecho significativo. Es probable, aunque no seguro, que contribuya a calmar a los elementos m¨¢s levantiscos: Es cierto que las dos personalidades no son equiparables en car¨¢cter y carisma: aunque no se diferencian mucho en sus posicionamientos ideol¨®gicos, no cabe duda de que el n¨²mero dos, el joven profesor Belhadj, es mucho m¨¢s radical en sus planteamientos que el m¨¢s visionario pero menos sangu¨ªneo Madani. Su arresto ocurre en un momento en que el propio FIS -que, por boca de su l¨ªder, ya se hab¨ªa comprometido a renunciar a la huelga general indefinida- empieza a dividirse con la aparici¨®n de una corriente partidaria de la negociaci¨®n con el Gobierno. De todos modos, el internamiento de los l¨ªderes de un movimiento religioso-pol¨ªtico de fuerza creciente suele contribuir a la expansi¨®n de su influencia. Recu¨¦rdese, si no, la explosi¨®n de popularidad que propici¨® al imam Jomeini su alejamiento f¨ªsico de sus partidarios.
Mientras entre los integristas bulle la revuelta, en el seno del partido oficial los l¨ªderes siguen paralizados por la incapacidad de mirar hacia el futuro y de abrir las puertas a otras opciones civiles progresistas. En estos d¨ªas se ha celebrado una reuni¨®n del Comit¨¦ Central del FLN, cuyo resultado escrito ha sido apenas un blando comunicado apelando a la concordia y a la paz social. Solamente llama la atenci¨®n la dimisi¨®n de] presidente Benyedid de su cargo de presidente del FLN, tal vez un nuevo signo de los tiempos cambiantes, un atisbo de perestroika argelina.
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