Humo sobre el agua
El festival de jazz de Montreux, en Suiza, cumple 25 a?os
Lord Byron la inmortaliz¨® en sus versos. Muy cerca reposan los restos de Chaplin, y Alain Prost es uno de los muchos famosos que tienen casa en la zona. Sin embargo, el nombre de Montreux es sin¨®nimo de m¨²sica en todo el mundo. Cada verano, decenas de festivales de jazz se organizan en toda Europa, pero ninguno tiene el historial del que se celebra en esta peque?a poblaci¨®n suiza a orillas del lago L¨¦man. El pasado martes, con una actuaci¨®n de Sting, y coincidiendo con los 700 a?os del nacimiento de la Confederaci¨®n Helv¨¦tica, se inici¨® la 25? edici¨®n de su festival de jazz.
El viejo casino que acogi¨® las primeras ediciones del festival ya no existe. Un incendio lo destruy¨® por completo durante una actuaci¨®n de Frank Zappa.Por espacio de unos d¨ªas, la tranquila poblaci¨®n suiza, de poco m¨¢s de 20.000 habitantes se convierte en capital del jazz. Las encantadoras orillas del lago son invadidas por j¨®venes en camiseta. Aunque ah¨ª siguen algunos de aquellos hoteles para las clases privilegiadas. Y si anta?o los sanatorios recetaban curas de reposo, ahora, en una discreta cl¨ªnica, se dispensan sesiones de rejuvenecimiento con inyecciones de c¨¦lulas de oveja.
Desde el martes y hasta el 21 de julio, la sala del casino, con capacidad para 3.000 personas, se ha vestido de gala para acoger la 25? edici¨®n de uno de los cert¨¢menes de jazz m¨¢s importantes del mundo. El de Montreux es un festival que comenz¨® en 1967 ofreciendo tan s¨®lo jazz europeo durante tres noches y que en la actualidad dispone de tres semanas para mostrar las diferentes tendencias de la m¨²sica popular. Su filosof¨ªa decididamente abierta le ha permitido albergar todas las manifestaciones del jazz contempor¨¢neo.
Otras m¨²sicas
Casi todos los grandes de estos ¨²ltimos cinco lustros han tocado en Montreux: de Charlie Mingus a Jaco Pastorius; de Ella Fitzgerald a Count Basie; de Bill Evans a Miles Davis. Pero no s¨®lo ha sido el jazz. Sin importarle lo m¨¢s m¨ªnimo lo que pudieran opinar los defensores a ultranza de las esencias jazz¨ªsticas, el director del festival, Claude Nobs, acogi¨® otras m¨²sicas. El rock, el pop, el blues, el folk, la m¨²sica brasile?a, el reggae, el tango, los latinos y los africanos han tenido su espacio. Siempre con los artistas m¨¢s destacados, aunque un sexto sentido le haya permitido a Nobs anticiparse a los dem¨¢s apostando por m¨²sicos que luego han saltado a la fama: BobbyMcFerri n, Sade, Tracy Chapman... Adem¨¢s, sobre el peque?o escenario, han ocurrido de forma espont¨¢nea encuentros inolvidables y, en muchos casos, irrepetibles: Stan Getz Chick Corea, Astor Plazzolla Gary Burton, Elis Regina / Hermeto Pascoal... Y se han grabado alrededor de 200 discos en directo, como el famoso Casino lights. Por otra parte, desde hace 10 a?os, el festival ha tomado la iniciativa de encargar el correspondiente cartel anual a un artista pl¨¢stico de renombre, como, por ejemplo, Jean Tinguely (1982), Keith Haring (1983) o Andy Warhol (1986).El responsable es Claude Nobs (1936), un curioso personaje al que le encanta tocar la arm¨®nica en alguna sesi¨®n de blues, que colecciona trenes en miniatura y almacena millares de v¨ªdeos y decenas de miles de discos. Sin su empuje, Montreux no ser¨ªa probablemente m¨¢s que una apacible -algunos dir¨ªan aburrida- poblaci¨®n suiza con un turismo de jubilados. Apasionado por el jazz, este estudiante de hosteler¨ªa consigui¨® reunir 500 francos suizos para organizar un concierto de Champion Jack Dupree. Diez mil francos cost¨® el primer festival, en 1967, en el que particip¨® Jack de Johnette. En el 90, esa fue la suma que cobr¨®, tan s¨®lo por su actuaci¨®n, el mismo De Johnette; y alrededor de siete millones de francos, el presupuesto de este a?o.
Alguien ha comparado Montreux a un carnaval de m¨²sica sobre un barco -el casino- con su proa, su terraza con piscina, su vientre con los restaurantes, las tiendas de discos y recuerdos, la oficina de prensa con quiosco informatizado, un cine y la sala de conciertos. Un barco con escalas imaginarias en Nueva Orleans, Nueva York, R¨ªo de Janeiro... Porque, en Montreux, durante unos d¨ªas de julio, todo es posible.
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