Diversidad biol¨®gica
MADRID SE ha convertido en las ¨²ltimas semanas en el foro de debate de dos asuntos medioambientales de gran trascendencia. Por una parte, representantes de los 39 pa¨ªses firmantes del Tratado Ant¨¢rtico, del que se acaba de cumplir el 30? aniversario, han discutido el llamado protocolo de Madrid sobre la Ant¨¢rtida, un documento que sienta las bases para la protecci¨®n global de ese continente y prohibe la extracci¨®n de los recursos petrol¨ªferos y minerales ant¨¢rticos durante, al menos, 50 a?os. El otro asunto es la reuni¨®n en la que delegados de 76 pa¨ªses ricos y pobres estudiaron un texto que podr¨ªa convertirse en el primer tratado internacional para proteger la diversidad biol¨®gica, es decir, las especies de animales, plantas y microorganismos y los ecosistemas a los que pertenecen.Los especialistas aseguran que el protocolo de Madrid sobre la Ant¨¢rtida puede ser el documento que garantice, m¨¢s a¨²n incluso que el propio Tratado Ant¨¢rtico, la conservaci¨®n del ¨²nico continente virgen, que representa la principal reserva mundial de agua potable. Estados Unidos, tras negarse inicialmente a suscribir el acuerdo, lo firm¨® en solitario d¨ªas despu¨¦s. En cuanto a la diversidad biol¨®gica, el tema principal que se puso sobre la mesa fue la regulaci¨®n del acceso de las grandes compa?¨ªas multinacionales de biotecnolog¨ªa a los recursos gen¨¦ticos de plantas y animales del planeta, que se encuentran en gran medida en los pa¨ªses subdesarrollados, y el acceso de estos pa¨ªses a las nuevas patentes tecnol¨®gicas cuya base son sus recursos gen¨¦ticos. En estas cuestiones resulta clave la reciprocidad.
Gran parte de las patentes tecnol¨®gicas est¨¢n en manos de empresas privadas, y los pa¨ªses pobres no s¨®lo ven c¨®mo desaparecen sus recursos gen¨¦ticos, sino que, adem¨¢s, tienen que pagar por ellos una vez patentados en forma de medicamentos o nuevas especies de plantas resistentes a los virus. En este punto podr¨ªa tener aplicaci¨®n la propuesta de ayuda econ¨®mica a estos pa¨ªses como contraprestaci¨®n de la utilizaci¨®n -no abusiva- de sus recursos naturales.
El texto pretende tambi¨¦n que se establezca una lista mundial de diversidad biol¨®gica, de especies amenazadas de extinci¨®n, y de zonas para la conservaci¨®n de esa diversidad. El tratado podr¨ªa firmarse en 1992. Ello supondr¨ªa que va arraigando en las conciencias de los dirigentes mundiales la convicci¨®n de que preservar la Tierra es la mejor garant¨ªa de supervivencia para las nuevas generaciones.
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