Un primer paso
PROPONER UN c¨®digo de buena conducta para los productores y exportadores de armas es, sin duda, una contradicci¨®n en los t¨¦rminos. Y, sin embargo, ¨¦se ha sido uno de los objetivos de la reuni¨®n que han celebrado en Par¨ªs los cinco principales exportadores de armas del mundo, Estados Unidos, Uni¨®n Sovi¨¦tica, Francia, Reino Unido y China (que la casualidad quiere que sean tambi¨¦n los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, que controlan el 80% de ese comercio). Como ha dicho apropiadamente The Economist, m¨¢s que prohibir la venta de armas -cosa imposible-, se trata de hacerla m¨¢s segura. ?C¨®mo se hace m¨¢s seguro un comercio letal?El tr¨¢fico de armamento es consustancial a la seguridad de los pa¨ªses, a la garant¨ªa de su defensa y del orden p¨²blico. Es, por tanto, un fen¨®meno inevitable e incluso, en ocasiones, pat¨¦tico: todo el moderno montaje militar kuwait¨ª (establecido merced a sustanciosos contratos) se desmoron¨® sin disparar un tiro cuando hace un a?o Sadam Husein invadi¨® el emirato. En aquella ocasi¨®n, el mundo entero se llev¨® las manos a la cabeza y acus¨® a las democracias occidentales de ser responsables de la fortaleza militar del l¨ªder iraqu¨ª. Durante a?os se le hab¨ªa suministrado armamento -tambi¨¦n con ping¨¹es beneficios- para mantener fuerte su m¨¢quina de guerra frente a las aspiraciones hegem¨®nicas y a las amenazas de Ir¨¢n.
Sin embargo, el establecimiento y ruptura de alianzas pol¨ªticas y militares no es nada nuevo en la historia. Lo que ha sido escandaloso es la trayectoria de irracionalidad en los suministros de armamentos, un comercio guiado exclusivamente por intereses financieros. La crisis del Golfo aparent¨® propiciar un acuerdo inmediato para el control del comercio de armas. Pero pasado el primer instante de entusiasmo, los buenos prop¨®sitos fueron arrinconados.
El concepto-gu¨ªa adoptado al t¨¦rmino de la reuni¨®n de Par¨ªs ha sido que es necesario moralizar el comercio de armas. ?Qu¨¦ quiere decir? En palabras simples, vender armas solamente a los buenos y no a los malos. El quid est¨¢ en decidir qui¨¦n pertenece a cu¨¢l categor¨ªa; se dir¨ªa que cada uno de los participantes ha tendido a identificar a sus propios clientes como la parte a la que se puede suministrar armamento con plenas garant¨ªas de utilizaci¨®n razonable. Por ejemplo, Estados Unidos ha prometido vender m¨¢s aviones F-15 a Israel, ¨²nico pa¨ªs de la zona que adem¨¢s dispone del arma nuclear y no tiene intenci¨®n de interrumpir ese suministro.
Tambi¨¦n se quiere evitar la venta irresponsable de armas. Suministrar armamento a una regi¨®n -por ejemplo, Yugoslavia- que se encuentra en situaci¨®n explosiva es una irresponsabilidad. Por esta raz¨®n, es excelente la idea brit¨¢nica, a¨²n no aprobada, de establecer en la Secretar¨ªa General de la ONU un registro internacional de la venta de armas, ¨²nico modo de saber realmente d¨®nde se producen los desequilibrios patentes del tr¨¢fico. La propuesta francesa de elaborar un c¨®digo de buena conducta de los exportadores de armas, aceptada en principio por todos y abierta a la discusi¨®n en sucesivas reuniones en el oto?o, deber¨ªa contribuir igualmente a impedir la proliferaci¨®n incontrolada de armamento.
En Par¨ªs, cuando menos, se ha empezado a discutir la limitaci¨®n de venta a las regiones m¨¢s comprometidas del Tercer Mundo de las armas de destrucci¨®n masiva, entre las que destacan el armamento qu¨ªmico y biol¨®gico y los misiles bal¨ªsticos, y ciertamente su suspensi¨®n en Oriente Pr¨®ximo, el teatro m¨¢s peligroso de todos. Llegar a un acuerdo as¨ª ser¨ªa un buen comienzo. Pero puede que el mejor ¨¦xito de la reuni¨®n haya sido su celebraci¨®n unos d¨ªas antes de que inicie la suya en Londres el Grupo de los Siete (G-7). Los gigantes econ¨®micos del mundo considerar¨¢n por primera vez las consecuencias reales del traum¨¢tico invierno pasado. Llamar su atenci¨®n y empezar a negociar es, cuando menos, un principio positivo.
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