El bloque teut¨®nico

En el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Bonn, llevan d¨ªas negando que la nueva Alemania tenga intenciones hegem¨®nicas, ni en los Balcanes ni en Europa central, como aseguran los serbios, y tambi¨¦n los franceses y otros pa¨ªses occidentales. En el eterno feudo del liberal Hans Dietrich-Genscher no acaban de explicarse el revuelo armado despu¨¦s de que Alemania introdujera la idea de reconocer diplom¨¢ticamente a las rep¨²blicas rebeldes de Eslovenia y Croacia.Si a los pol¨ªticos s¨ª que se les puede pedir una cierta memoria hist¨®rica, y m¨¢s a los alemanes, no sucede lo mismo con la ciudadan¨ªa. No parece que la opini¨®n p¨²blica, que jug¨® un papel importante en la toma de postura de Bonn en favor de la autodeterminaci¨®n de las rep¨²blicas rebeldes yugoslavas, estuviera reaccionando en funci¨®n de un pasado ni de una memoria hist¨®rica hegem¨®nica, es decir: pensando en t¨¦rminos de la Mitteleuropa de resonancias pangerm¨¢nicas, sino que reaccionaba ante la agresi¨®n sufrida por unos pueblos ante un agresor, y reconoc¨ªa a los primeros el mismo principio de autodeterminaci¨®n que permiti¨® la unificaci¨®n alemana.

Pero, visto desde Par¨ªs, Belgrado y algunos lugares m¨¢s, es cierto que un renacido bloque teut¨®nico se dibuja pr¨ªstinamente en el horizonte.

La independencia de Eslovenia, tradicional aliada del Imperio Austroh¨²ngaro, la situar¨ªa claramente en la ¨®rbita austr¨ªaca, y de paso, alemana.

Las consecuencias de cualquier desestabilizaci¨®n grave en el este de Europa, sea Yugoslavia o la URSS, se sentir¨¢n inmediatamente en Alemania.