El Pu?ales y los 'yonquis'

Los tiempos en que el Pu?ales era el rey de la l¨ªnea 130 de autobuses terminaron hace un a?o. Ahora, los 14 conductores del trayecto m¨¢s peligroso de Madrid -que arrastra una leyenda negra de jeringuillas, sida y peleas- creen que los tiempos y el paisaje, moteado de chabola s (La Celsa) y casas prefabricadas (Torregrosa), no incitan al hero¨ªsmo. El 1 de julio, un empleado de la EMT fue herido con un punz¨®n. El Pu?ales ten¨ªa otra madera; se le met¨ªan varios yonquis en el autob¨²s sin billete, sacaba un pu?al, lo pon¨ªa sobre el expendedor y clamaba: "El que tenga g¨¹evos que pase sin pagar"."A veces le sal¨ªa bien, pero s¨¦ que alguno se le puso chulo y entonces s¨ª que me hubiera gustado verlo por un aguierito", indica un conductor. Juan, otro ch¨®fer de la 130 (Villaverde Alto-Vic¨¢lvaro), fuerte, rubio y con gafas, sabe sus limitaciones: "He sido camionero 12 a?os y s¨¦ que cojo a dos colgaos de ¨¦sos y los machaco, pero aqu¨ª sentado hasta un ni?o me puede partir la cara. Adem¨¢s curro todos los d¨ªas y me pueden dar una paliza cuando menos me lo espere".

As¨ª que lo mejor es dejarlos, y para pedir los billetes ya hay cuatro inspectores desde marzo que se hacen respetar m¨¢s, no por inspectores, sino porque van juntos. "Una vez cerramos las puertas de un autob¨²s, y de siete que hab¨ªa sin billetes cinco saltaron por la ventana", comenta uno de ellos.

VIP 'cutre'

Ahora, los yonquis (toxic¨®manos) se han ganado, a fuerza de tenacidad, el trato de pasajeros VIP (very important person). Si no quieren pagar, no pagan, y para ellos est¨¢n los asientos traseros, donde reposan sudorosos de los efectos del ¨²ltimo chute (dosis). En esos asientos no se oye ni m¨²sica de Camar¨®n ni de Ketama ni de nadie. Silencio, negocios y alguna que otra pelea; es el men¨² de los VIP. "Aqu¨ª se han llegado a pelear y yo no he dicho esta boca es m¨ªa", afirma Juan, el conductor.

Carlos, que asegura ser el ch¨®fer m¨¢s joven del trayecto, dice que lo mejor es dejarlos, s¨ª; pero reconoce que alguna vez "le hieren a uno el amor propio". Una joven pasajera que se coloca cerca de Carlos dice que lo peor es la "mierda" que se respira durante todo el trayecto. "Huelen mal y vienen llenos de mierda", afirma.

Pero los lances desagradables no ocurren s¨®lo con los yonquis, sino tambi¨¦n con los viajeros normales. De hecho, cuando los inspectores paran a j¨®venes y les piden el billete, los viajeros increpan indignacos no a los toxic¨®manos, sino los inspectores, por el retraso que originan en las l¨ªneas.

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