Cuatro sesiones para el 'desconcierto'
Carlos Solchaga realiz¨® la primera propuesta de su Pacto Social de Progreso en Barcelona, justo el d¨ªa despu¨¦s de, las elecciones del 26 de mayo. El Gobierno aprob¨® el documento el 8 de junio. La semana siguiente lleg¨® al Parlamento y, a partir de ese momento, el titular de Econom¨ªa inicio una amplia campana para recabar el m¨¢ximo apoyo ante unas negociaciones que se preve¨ªan dificiles.
La previsi¨®n estaba justificada. Gobierno, sindicatos y patronal s¨®lo han agotado una de las tres semanas y media que se concedieron para vislumbrar si las negociaciones pod¨ªan llegar a buen puerto. Pero ya en la primera reuni¨®n los sindicatos ratificaron su rechazo al plan.
La cr¨ªtica de las centrales se dirigi¨® primero al documento del Gobierno: un plan para mejorar la competitividad de la'econom¨ªa espa?ola que pon¨ªa especial ¨¦nfasis en la moderaci¨®n de salarios y beneficios, y que contemplaba asimismo una serie de reformas estructurales y de lucha contra la inflaci¨®n. En cualquier caso, como tanto las reformas estructurales como las medidas de control de la inflaci¨®n se llevar¨¢n a cabo "con o sin pacto", seg¨²n anunci¨® Solchaga tras el Consejo de Ministros que aprob¨® el documento, el debate se polariz¨® hacia el pacto de rentas.
El segundo bloque de cr¨ªticas de las centrales se dirigi¨® a las interpretaciones de las ofertas que, a lo largo del mes de junio, present¨® Solchaga en sus m¨²ltiples exposiciones sobre el plan.
Cl¨¢usulas y puntos
El significado de la cl¨¢usula de revisi¨®n salarial universal para los trabajadores y la garant¨ªa de una mejora de poder adquisitivo de los salarios de entre 1,5 y dos puntos por a?o se convirtieron en nuevos caballos de batalla contra la propuesta. Los sindicatos pretendieron ampliar la vigencia de la cl¨¢usula de revisi¨®n y las mejoras del poder adquisitivo a parados y pensionistas, mientras que Solchaga s¨®lo pensaba en los empleados. El ministro zanj¨® las disquisiciones sobre los puntos de mejora de poder adquisitivo al asegurar que ¨¦l s¨®lo hab¨ªa puesto algunos ejemplos num¨¦ricos para ilustrar que los salarios deb¨ªan acomodarse a la productividad.
Con estos ingredientes, el desacuerdo era palpable. S¨®lo quedaba buscar una salida sin vencedores ni vencidos". Eso ocurri¨® ayer y, al conocersela ruptura, la oposici¨®n acus¨® al Gobierno del fracaso. Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n, desde el PSOE, expres¨® su deseo para que "en alg¨²n momento pueda discutirse lo que no se ha querido abordar ahora".
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