?Qu¨¦ pasa en Euskadiko Ezquerra?
En 1978, cuando el EMK (Movimiento Comunista de Euskadi) abandon¨® EE, nadie daba un duro por Euskadiko Ezkerra. Al fin y al cabo, todos pens¨¢bamos que eran ellos y no los que ven¨ªamos de ETA los que aportaban la racionalidad al proyecto. En 1979, cuando los honorables que adornaron las primeras listas electorales de EE abandonaron el partido para pasarse a la coalici¨®n que repet¨ªa los gritos de rigor de nuestros primeros m¨ªtines, parec¨ªa que EE ya no ten¨ªa futuro.M¨¢s negra aparec¨ªa la cosa cuando los militantes de Nueva Izquierda, el sector hist¨®ricamente m¨¢s pr¨®ximo a ETA Pol¨ªtico-militar abandon¨® el partido: lo hac¨ªan convencidos de que el resto tendr¨ªa que irse a casa.
?Por qu¨¦ el partido de J M Bandr¨¦s ha sido capaz de superar esas crisis, sobrevivir en la pol¨ªtica vasca en las condiciones m¨¢s adversas e incluso ir teniendo cada vez m¨¢s influencia?
S¨®lo por una raz¨®n: por su capacidad de inventar en cada coyuntura la cultura pol¨ªtica capaz de impulsar una transformaci¨®n, por limitada que sea, de la sociedad vasca en un sentido democr¨¢tico. Y hacerlo de manera que pudieran convivir con cierta holgura militantes provenientes de diferentes tradiciones pol¨ªticas.
Y lo que han tenido en com¨²n las diversas escisiones que hemos padecido no ha sido otra cosa que el hecho de arrojar la toalla ante la dificultad de proseguir generando esa cultura. En ning¨²n partido ha sido m¨¢s cierto eso de que nos caer¨ªamos en cuanto dej¨¢ramos de pedalear. No era f¨¢cil, con nuestra biograf¨ªa, oponerse a HB cuando naci¨® y aferrarnos al futuro m¨¢s que al pasado. O encararnos como lo hicimos ante la violencia, en lugar de ir detr¨¢s de otros partidos que, sin duda, ten¨ªan mayor responsabilidad que nosotros.
Y lo que ha ido inventando EE, lo que nos ha unido a sus militantes, ha sido fundamentalmente nuestro intento de:
- Considerar a Euskadi como una sociedad constituida por ciudadanos iguales, con los mismos derechos y obligaciones. Lejos por tanto de la concepci¨®n sabiniana y nacionalista tradicional de la separaci¨®n fundamental de Euskadi entre nacionalistas (vascos de verdad) y espa?olistas.
- La uni¨®n de la izquierda, superando las diferencias tradicionales entre nacionalistas y no nacionalistas, etc¨¦tera.
- Y todo esto hacerlo en un partido democr¨¢tico en el que los militantes no pierden sus derechos constitucionales de opini¨®n, prensa y asociaci¨®n por el mero hecho de tener un carn¨¦ de partido. Si echamos un repaso a los resultados electorales, todo parece indicar que los electores de EE lo han entendido de la misma manera, y cuanto m¨¢s fieles hemos sido a este perfil pol¨ªtico, m¨¢s apoyo hemos logrado en las urnas. Y cuanto m¨¢s alejados de esta trayectoria, menos votos.
Los ¨²ltimos en plantear el problema han sido los de Au?amendi [cr¨ªticos], que han descubierto, por en¨¦sima vez, que ser de EE es algo inc¨®modo, y que mejor que seguir pedaleando es plegarse a la realidad. Que la mayor¨ªa del pueblo vasco es nacionalista, seamos un partido "obscenamente" nacionalista (enti¨¦ndase en sentido etimol¨®gico, poner en medio de la escena lo que anteriormente se ocultaba con cierto pudor). Que la mayor¨ªa de la sociedad vasca es de centro-centro-izquierda, hagamos un partido de centro-centro-izquierda.Nada m¨¢s alejado de la trayectoria de EE que ponernos a discutir sobre s, la postura de Au?amendi representa un cambio en la naturaleza del partido, o que no est¨¢ de acuerdo con su esencia. En EE ha estado siempre claro que el partido no era nada distinto del conjunto de sus militantes y de lo que ¨¦stos libremente decidieran en sus congresos soberanos.
Pero la voluntad de hacer confluir a EE en un proyecto pol¨ªtico con otras fuerzas (que participe o no EA es totalmente secundario) no era sino la Institucionalizaci¨®n del giro pol¨ªtico nacionalista que ha impreso al partido durante los ¨²ltimos dos a?os. Algo f¨¢cil de comprender, incluso aritm¨¦ticamente. EE perdi¨® un tercio de su electorado en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas porque de ser un partido que hac¨ªa pol¨ªtica para toda la sociedad (fuera nacionalista o no) pas¨® a dirigir su mensaje s¨®lo a los tres cuartos nacionalistas de Euskadi. En el debate precongresual abierto se quer¨ªa consolidar esta limitaci¨®n de EE y se propon¨ªa a sus militantes que, dado que EE tiene unos l¨ªmites insuperables, deb¨ªamos transformarnos en un partido ostentosamente nacionalista para confluir con otras fuerzas pol¨ªticas y sociales en un gran partido nacionalista progresista de centro izquierda.
Democracia burguesa
L¨®gicamente, los partidarios de esa postura crearon su tendencia, tuvieron derecho a recurrir a la prensa del partido y de la sociedad y discutieron abiertamente con todos los militantes.
Su postura fue derrotada en el IV Congreso. Nada m¨¢s lejos de sacralizar las resoluciones de un congreso y de exagerar su validez. S¨®lo queremos que los militantes de Au?amendi tengan en consideraci¨®n este congreso de manera indicativa, corno la extrema izquierda de los mejores tiempos a la "democracia burguesa", y tengan en cuenta que ni Bandr¨¦s, ni Jon Larrinaga, ni Roberto Letxundi, ni Javi Markiegi, ni Garmendia, ni el 95% de Navarra, ni el 87% de ?lava ni el 90% de Vizcaya no s¨®lo no estamos de acuerdo con ese proyecto, sino que no tenemos cabida en ¨¦l. La gente de izquierda de EE no estamos por formar un partido de centro-centro-izquieda. La gente de EE que tenemos como nuestro mayor orgullo haber luchado por las libertades nacionales de Euskadi, pero no desde la ideolog¨ªa nacionalista tradicional y tradicionalista, sino desde el socialismo, no podemos ni queremos participar en ese partido.
No ser¨¢ EE la que niegue a Au?amendi su derecho a intentar por en¨¦sima vez hacer un partido nacionalista progresista, pero no es ¨¦se nuestro partido. Y as¨ª creemos que lo ha entendido siempre el electorado de EE.
Mario Onaind¨ªa es fundador de Euskadiko Ezkerra.
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