Una Carta Magna de nuestros d¨ªas

La Carta de los Ciudadanos, que se presenta ahora, indica un intento incre¨ªblemente ambicioso para crear un estado de ¨¢nimo p¨²blico y da el tono para un futuro debate. Su nombre evoca aquellos documentos en los que el pueblo cree, pese al escepticismo de los historiadores, que se basan sus libertades. ( ... )Este documento toma prestadas las formas de la Carta Magna de 1788 para ofrecer algo muy diferente, pues no es un proyecto ut¨®pico, sino un conjunto pr¨¢ctico de pautas de comportamiento. Una carta hecha para el hombre, concebido no como cludadano, sino como consumidor. (... ) El centro de la pol¨ªtica actual no lo ocupan las cuestiones de representatividad parlamentaria, sino los problemas del consumidor. Y el ¨¢rea de la vida en la que los ciudadanos se enfrentan con instituciones opresivas no es la pol¨ªtica, (...) ni la religi¨®n sino los servicios sociales y las empresas p¨²blicas, esto es, los ¨¦xitos del absolutismo ingl¨¦s. ( ... )

Frente a estas peque?as tiran¨ªas, la nueva carta de 1991 ( ... ) tiene todas las posibilidades de ¨¦xito. ( ... ) No contiene promesas de transformaci¨®n social, ni se presenta como un cambio con el que ha sido el credo conservador desde 1979.( ... ) Pero, desde su creencia en que el mundo se mejora con una larga lista de peque?os y bien definidos arreglos, esta carta se adecua a su antiguo y honorable nombre.

23 de julio