?Cebones del capitalismo?
Jos¨¦ Sanroma Aldea es abogado.
Est¨¢ ya lejos el tiempo en que el consumo anid¨® en el limbo de la ideolog¨ªa cuando la proclamada idea de la "soberan¨ªa de los consumidores" cubr¨ªa una realidad bien distinta: ¨¦stos no eran tratados como sujetos de derechos, sino como cebones s¨²bditos de las sociedades modernas.Despu¨¦s vino un cambio: el reconocimiento de los derechos del consumidor. En Espa?a, hitos de ese cambio fueron el art¨ªculo 51 de la Constituci¨®n y, seis a?os m¨¢s tarde, la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, respuesta pol¨ªtica al drama del s¨ªndrome t¨®xico. Desde entonces ha tenido lugar una creciente aparici¨®n en la opini¨®n p¨²blica de los asuntos que interesan al consumidor.
M¨¢s a¨²n, no se han librado de su consideraci¨®n marginalizada; y el camino no aparece despejado, ni siquiera ahora que se ha institucionalizado como pol¨ªtica p¨²blica la protecci¨®n del consumidor. En la actualidad, la pol¨ªtica comunitaria al respecto ha quedado aparcada como si fuera un obst¨¢culo o una secuela de la implantaci¨®n del mercado ¨²nico europeo; en la pr¨¢ctica, las instituciones comunitarias adoptan el mismo criterio que otrora formalmente rechazaron cuando la Administraci¨®n de Reagan proclam¨® que la mejor pol¨ªtica de protecci¨®n del consumidor era lo que no hallaba lugar sino en el lib¨¦rrimo funcionamiento del mercado.
Podr¨ªamos afirmar que estamos ante un fen¨®meno que se nos aparece as¨ª: hay una latente potencialidad en la acci¨®n social de los ciudadanos en defensa de sus intereses como consumidores y usuarios, cuyo despliegue alterar¨ªa los protagonismos y precarios equilibrios de fuerza en las sociedades con econom¨ªa de mercado y estados de bienestar social. Esa potencialidad s¨®lo puede desplegarse desde el impulso de una clara voluntad pol¨ªtica y desde una acci¨®n colectiva en que se expresara la participaci¨®n de la ciudadan¨ªa en la vida econ¨®mica y social. (La debilidad de ambos motores explicar¨ªa la evanescencia, hasta el presente, del movimiento de consumidores y de las pol¨ªticas administrativas en su pro).
?A qu¨¦ proyecto pol¨ªtico interesar¨ªan tales expectativas?
En el pensamiento de la izquierda, la marginalidad aludida se asentaba en una consideraci¨®n fundamental: el modo de consumo deriva del modo de producci¨®n, y el socialismo es el fruto del movimiento liberador de la clase obrera. No obstante, hubo quien desde estas filas prest¨® especial atenci¨®n al an¨¢lisis del consumo. Oscar Lange lo hizo al esforzarse por demostrar que el socialismo era practicable como sistema econ¨®mico; Max Adler rotul¨® la democracia social como organizaci¨®n de los trabajadores en una red de organizaciones sindicales y de consumo.
En cualquier caso, cuando surgieron los movimientos de consumidores en las sociedades de consumo, la l¨ªnea interpretativa m¨¢s dispuesta te¨®ricamente vino a considerar que su naturaleza y finalidad eran b¨¢sicamente conservadoras, en correspondencia con su mayoritaria base social integrada por clases medias.
Infierno y para¨ªso
Hoy d¨ªa, el debate se aleja de los t¨¦rminos en que inicialmente se planteaba y vienen a resituarlo dos realidades hist¨®ricas: una, el hundimiento de las econom¨ªas sin mercado y planificadas por una burocracia, autoapoderada como representaci¨®n de la clase obrera, que instaur¨® su para¨ªso y conden¨® al infierno las libertades p¨²blicas y el consumo privado. Y otra: la crisis del estado del bienestar (atrapado en una relaci¨®n clientelar con su base social), cuya superaci¨®n precisa de la reactivaci¨®n de una ciudadan¨ªa que participe como sujeto de la vida pol¨ªtica y econ¨®mica, a trav¨¦s de un asociacionismo diverso que refleje la complejidad.
Dif¨ªcilmente puede cerrarse paso al hecho de que en la econom¨ªa se interviene esencialmente desde una triple condici¨®n netamente diferenciada: empresarios, trabajadores y consumidores.
Si el asociacionismo pol¨ªtico y sindical fue clave para que los trabajadores hicieran notar su peso en su relaci¨®n con el poder pol¨ªtico y en el mercado de la fuerza de trabajo, similar v¨ªa se ofrece al asociacionismo de consumidores en la prestaci¨®n de los servicios p¨²blicos por el Estado y en el mercado de bienes de consumo.
No es f¨¢cil saber c¨®mo se abrir¨¢ paso esa fuerza; mas el obligado potenciamiento de las organizaciones de consumidores (mandato constitucional dirigido a todos los poderes p¨²blicos) y la facultad de representaci¨®n que a estas organizaciones se les reconoce en relaci¨®n con los intereses -no siempre difusos- de los consumidores contribuir¨¢n a abrir camino a un nuevo protagonista en la vida econ¨®mica y social.
?Qu¨¦ sentido en la transformaci¨®n social contribuir¨¢ a impulsar la acci¨®n de ese nuevo protagonista? La respuesta ha de considerar que el consumidor ocupa una posici¨®n de inferioridad y subordinaci¨®n en la relaci¨®n de consumo frente al empresario (p¨²blico o, privado); por tanto, su creciente influencia ir¨¢ ligada a la conquista de nuevos equilibrios en los que el valor igualdad haya crecido; en el terreno estrictamente econ¨®mico.. ir¨¢ ligada a una moderaci¨®n de la ganancia empresarial y al impulso de la renovaci¨®n/compectitividad que d¨¦ respuesta a una demanda m¨¢s capaz de aquilatar la calidad, el precio y el resultado social.
En la relaci¨®n consumidores trabajadores existen contradicciones (evidenciadas en la actualidad de las hueL),as en determinados servicios); :sin embargo, primar¨¢ que las rentas (le] mercado del trabajo se rruden en su capacidad adquisitiva en el mercado de los bienes de consurno (sin sindicatos, esas rentas bajan; sin asociaciones de consurn:ldores, pueden quedar inermes), y que los impuestos que gravan las rentas de trabajo y el consumo forman frente de reivindicaci¨®n y participaci¨®n cludadaria en el estado del bienestar.
Del desenvolvimiento de esa doble relaci¨®n depender¨¢ el sentido de la acci¨®n de los consumidores corno nuevo sujeto social. Y tambi¨¦n del acceso a una toma de raz¨®n que contribuy¨® a la formaci¨®n de la conciencia ecologista: los consurnidores no deben ser los cebones del capitalismo si rio quierenver amenazada su cal¨ªdad de vida por sus propios residuos. Lo cual concierne al modelo de desarrollo.
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