"Me doy cuenta de que ya no llamo la atenci¨®n"

Sentado ante su plano de media cola, rodeado de pinturas y esculturas de artistas contempor¨¢neos, Jos¨¦ Mar¨ªa Cano (31 a?os) parece preocupado con la gira que acaba de comenzar -"No estoy en dedos y se nos vienen las galas encima. Hay que empollar"-, y el ¨¦xito inicial de Aidalai no alegra un car¨¢cter taciturno. "Estoy pasando una de las rachas m¨¢s angustiosas de mi vida, porque he llegado a mi cumbre profesional -no creo que sea capaz de hacer cosas mucho mejores-, y me he metido en una trampa est¨²pida. Me doy cuenta de que ya no llamo la atenci¨®n, y necesito un incentivo para trabajar. Desde L¨ªa ya nadie me dice nada, aunque quiz¨¢ el error sea esperar que tiren cohetes".Jos¨¦ Mar¨ªa Cano es la parte pesimista de Mecano. "El artista est¨¢ repugnantemente condicionado", afirma. Y a?ade: "El pop est¨¢ asfixiado y hoy todo est¨¢ al servicio del personaje y del espect¨¢culo. Era mucho m¨¢s apasionante trabajar cuando era un talento por descubrir".

En su canci¨®n El uno, el dos, el tres, Jos¨¦ Mar¨ªa Cano plantea el adi¨®s de Mecano. "Quiero cubrirme las espaldas intentando hacer otras cosas que no s¨®lo sean Mecano", dice, "como bandas sonoras, instrumentales... Me estoy empezando a plantear seriamente hacer un musical y el otro d¨ªa estuve con Montserrat Caball¨¦. Mientras yo tocaba ella cantaba, y pens¨¦ que pod¨ªa ser muy bonito. Quiero hacer cosas que noto que me ilusionan, volver a escribir mucho, como cuando no era m¨²sico. Necesito no tener la sensaci¨®n de que me gano la vida como m¨²sico, y no quiero verme ligado a nada. Ni siquiera a componer canciones".

A pesar de sus palabras, no parece plantearse la separaci¨®n como algo inmediato. "Estamos atravesando un momento muy dulce. Durante muchos a?os tuvimos que representar el papel de grupo, cuando no lo somos en sentido estricto. Creo que me puedo permitir el lujo de no tener que fingir ning¨²n papel. Conseguimos decir lo que pensamos y compadezco de coraz¨®n a quien tiene que representar, porque ha habido veces que pensaba que era mi obligaci¨®n estar bien dispuesto con las tendencias de la ¨¦poca".