Desarmarse, pero menos
Bush y Gorbachov firman el tratado START, que reduce un 30% sus armas estrat¨¦gicas
Los presidentes de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos, Mija¨ªl Gorbachov y George Bush, respectivamente, firmar¨¢n el mi¨¦rcoles en Mosc¨² el tratado sobre reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas START (Strategic Arms Reduction Talks), un acuerdo que obligar¨¢ a las dos superpotencias a destruir el 30% de su capacidad militar nuclear intercontinental total. El tratado, que no cubre el resto de las cerca de 18.000 cabezas nucleares de ambos, marca el principio de una era en que las relaciones bilaterales no estar¨¢n condicionadas s¨®lo el desarme, sino por asuntos econ¨®micos y la cooperaci¨®n.
Pensar que la cumbre de Mosc¨² se justifica s¨®lo con la firma de un tratado de 700 p¨¢ginas, en las que se asientan las bases de la mayor reducci¨®n de armamento nuclear de la historia, ser¨ªa un error. La cumbre de Mosc¨² marcar¨¢ el principio de una nueva era, en la que se concretar¨¢ la transformaci¨®n sociopol¨ªtico-econ¨®mica de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y su nuevo papel en la comunidad democr¨¢tica internacional.La firma del START, cuyo acuerdo final se produjo durante la cumbre de Londres y cuyos ¨²ltimos retoques se han efectuado en Ginebra, es la excusa formal para que Gorbachov y Bush se re¨²nan en Mosc¨² y hablen del futuro.
?sta ser¨¢ la sexta ocasi¨®n que Bush y Gorbachov se entrevistan de forma oficial, pero ser¨¢ la primera ocasi¨®n en la que Bush visite la Uni¨®n Sovi¨¦tica como jefe de Estado.
Son pocos los que se interesan por lo que significar¨¢ la firma del START, un tratado que comenz¨® a negociarse hace 10 a?os y estuvo a punto de firmarse en 1986 en Reikiavik y en Mosc¨² en 1988, durante la presidencia de Ronald Reagan. El tratado que firmar¨¢n Bush y Gorbachov se traduce en un recorte aproximado del arsenal estrat¨¦gico nuclear norteamericano del 15% y de un 25% del sovi¨¦tico, lo que representa un 30% del arsenal estrat¨¦gico total de ambas potencias. Los recortes se deben llevar a cabo durante los pr¨®ximos siete a?os, y su duraci¨®n ser¨¢ de 15 a?os.
El START representa el recorte del mayor, m¨¢s destructivo y m¨¢s desestabilizador arsenal que ha conocido jam¨¢s la humanidad. Las cifras de las reducciones hacen pensar en la utilidad pr¨¢ctica del tratado, ya que ambas superpotencias mantienen todav¨ªa una capacidad militar nuclear capaz de destruir completamente este planeta.
Las previsiones b¨¢sicas del START se?alan que cuando el tratado entre en vigor, tras su ratificaci¨®n en el Senado, Estados Unidos pasar¨¢ de tener 12.081 cabezas nucleares a 10.395, y la URSS, de 10.841 a 8.040. El pacto afecta tambi¨¦n al n¨²mero de bombarderos, veh¨ªculos capaces de transportar armas nucleares estrat¨¦gicas, misiles bal¨ªsticos intercontinentales m¨®viles, misiles de crucero lanzados desde el mar y a los misiles bal¨ªsticos intercontinentales pesados. Otro de los temas clave del START es el throw weight o la capacidad de carga nuclear transportada. Seg¨²n el tratado, el nuevo l¨ªmite total por arsenal quedar¨¢ fijado en 2.750 toneladas. Estados Unidos posee en estos momentos 2.090 toneladas y la URSS, 5.500.
La forma de contar las cabezas nucleares se ha convertido en uno de los escollos del tratado y de su puesta en pr¨¢ctica. Un ejemplo que demuestra la complejidad del asunto lo protagonizan los bombarderos. Un avi¨®n que cargue 20 misiles de crucero debe ser contado como 10 cabezas nucleares, o s¨®lo como una si s¨®lo transporta bombas. Esta regla hace muy dif¨ªcil comprobar el cumplimiento del tratado, y de ah¨ª que los expertos se?alen que una de sus esperanzas es que los procedimientos de verificaci¨®n -12 tipos de inspecci¨®n- funcionen.
Fin de una ¨¦poca
La firma de este acuerdo de reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas representa la ca¨ªda del tel¨®n de una ¨¦poca del siglo XX en la que el poder de persuasi¨®n de las armas marc¨® la pol¨ªtica bilateral entre los dos grandes.
En este sentido, la firma del START debe sumarse al pacto alcanzado el pasado mes de noviembre sobre las Fuerzas Convencionales en Europa (CFE), y que para muchos represent¨® el fin de la guerra fr¨ªa.
El START representa asimismo un serio riesgo pol¨ªtico para los dos protagonistas de la cumbre. Bush deber¨¢ convencer a los ultraconservadores de que deben apoyar la ratificaci¨®n del tratado en el Senado y superar las cr¨ªticas de personalidades, como Richard Nixon o Henry Kissinger, que jam¨¢s han estado a favor de la firma de este tratado.
Por su parte, Gorbachov tambi¨¦n tiene que enfrentarse a una papeleta dificil. El l¨ªder sovi¨¦tico ha tenido y tendr¨¢ que seguir convenciendo a los militares de la l¨ªnea dura de que el tratado es bueno para su pa¨ªs. La papeleta es dif¨ªcil porque muchos piensan que la Uni¨®n Sovi¨¦tica es la gran perdedora del acuerdo que se firmar¨¢ en Mosc¨². El START llega adem¨¢s en un momento delicado para Gorbachov, porque en los ¨²ltimos 15 meses ha tenido que soltar a sus sat¨¦lites europeos y perder su aplastante superioridad en fuerzas convencionales en el continente.
El presidente George Bush llegar¨¢ a Mosc¨² hoy, lunes. Su agenda a¨²n no se ha cerrado, pero est¨¢ previsto que se entreviste con algunos l¨ªderes de las rep¨²blicas sovi¨¦ticas y mantenga un encuentro privado con Bor¨ªs Yeltsin, presidente de la federaci¨®n rusa.
Los temas comerciales y econ¨®micos dominar¨¢n tambi¨¦n parte de la agenda de Bush. Est¨¢ previsto que el env¨ªo al Congreso del acuerdo comercial firmado con Gorbachov en 1990 y en el que se especifica el inter¨¦s del presidente en que le sea concedida a la Uni¨®n Sovi¨¦tica la cl¨¢usula de naci¨®n m¨¢s favorecida comercialmente. La petici¨®n sovi¨¦tica de asociarse al Fondo Monetario Internacional (FMI) y su incorporaci¨®n a la comunidad econ¨®mica occidental es otro de los temas que se tratar¨¢n en la capital sovi¨¦tica.
Los dos l¨ªderes, que mantendr¨¢n una larga serie de entrevistas privadas, tambi¨¦n dialogar¨¢n de Oriente Pr¨®ximo, Afganist¨¢n, Cuba y Yugoslavia, asuntos sobre los que existen grandes diferencias de criterio. Durante los contactos entre los dos presidentes se abordar¨¢n asimismo las famosas ayudas tecnol¨®gicas de Occidente.
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