Bush pide a Gorbachov nuevas concesiones en la cumbre de Mosc¨²

George Bush dio ayer en Mosc¨² a su amigo Mija¨ªl Gorbachov una de cal y otra de arena. Por una parte, el presidente norteamericano le prometi¨® que la URSS obtendr¨¢ el trato comercial de naci¨®n m¨¢s favorecida. Por otra, le pidi¨® nuevas concesiones: el cese de la ayuda militar a Cuba, la intensificaci¨®n del di¨¢logo con las independentistas rep¨²blicas b¨¢lticas, flexibilidad en la negociaci¨®n con Jap¨®n sobre las islas Kuriles y desmilitarizaci¨®n de la econom¨ªa. "Nos necesitamos mutuamente", record¨®, por su parte, el l¨ªder sovi¨¦tico.

La actitud de los l¨ªderes de las dos superpotencias fue muy diferente en la cumbre de Mosc¨². Todo un s¨ªmbolo de los nuevos tiempos. Bush, el valor en alza, el m¨¢ximo dirigente mundial tras la decadencia del ex gigante comunista, se mostr¨® dominador y seguro de s¨ª mismo. Gorbachov, por el contrario, reflejaba la cr¨ªtica situaci¨®n por la que atraviesa su pol¨ªtica de reformas (perestroika), el acoso a que se ve sometido por los conflictos internos y las diferencias con quienes, no hace mucho, eran sus aliados incondicionales.Uno de ellos fue el gran ausente de las reuniones de ayer: Bor¨ªs Yeltsin (si bien asisti¨® luego a la cena de gala). El presidente de la Federaci¨®n Rusa declin¨® la invitaci¨®n de Gorbachov a participar en alguna de sus entrevistas con Bush, con el que se reuni¨® por separado. No obstante, el portavoz del l¨ªder del Kremlin, Vitali Ignatenko, neg¨® que se produjera un desaire, y se?al¨® que la ausencia se pact¨® la noche anterior en una entrevista entre ambos de m¨¢s de siete horas.

Esa maratoniana reuni¨®n sirvi¨® tambi¨¦n para que se resolviera el conflicto fiscal entre Rusia y el poder central, lo que, a su vez, elimin¨® el ¨²ltimo obst¨¢culo para que Yeltsin se aviniera a firmar el Tratado de la Uni¨®n.

Gorbachov actu¨® como cicerone de excepci¨®n de su hu¨¦sped y amigo en un paseo por la plaza Roja. Un peque?o respiro en una apretada agenda, que tiene hoy su punto culminante con la firma del Tratado START de limtaci¨®n de armas nucleares estrat¨¦gicas. Los dos grandes poderes enfrentados durante la guerra fr¨ªa certificar¨¢n as¨ª que, aunque todav¨ªa no sean aliados, al menos ya no son enemigos.

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