Iniciativas en Mosc¨²
LA FIRMA del Tratado sobre Reducci¨®n de Armas Estrat¨¦gicas ha sido uno de los hechos m¨¢s trascen dentales de la visita de Bush a la capital de la URSS, que ha tenido adem¨¢s otras facetas de indudable im portancia. Las 1.000 p¨¢ginas del tratado dan idea de las dificultades que ha sido necesario superar para lle gar al momento de la firma. Aqu¨ª est¨¢ afectado el n¨² cleo decisivo del arsenal nuclear de ambos pa¨ªses. La decisi¨®n de disminuirlo s¨®lo ha sido posible gracias al giro de la situaci¨®n mundial en los ¨²ltimos a?os. Como dijo Bush en su primera alocuci¨®n, las refor mas de Gorbachov "han cambiado el mundo". A la vez, el tratado abre tina nueva etapa en el tenia del desarme: se: habla ya de preparar un START II centrado en una disuasi¨®n basada en un m¨ªnimo de armas nucleares. Cada vez resulta m¨¢s contradictorio invertir sumas ingentes en armarnentos cuando la evoluci¨®n internacional elimina la credibilidad de un choque entre la URSS y EE UU. Por eso mismo, la firma del Tratado START, por importante que sea en s¨ª, es un hito en un proceso de desarme que debe proseguir.Otro gran tema de la cumbre -abordado de manera menos vistosa- ha sido la cooperaci¨®n econ¨®mica de Occidente con la URSS. En Londres, Gorbachov ya hab¨ªa dado un paso decisivo al aceptar la integraci¨®n en la econom¨ªa capitalista. Bush, en sus intervenciones moscovitas, anini¨® a los sovi¨¦ticos a lanzarse con arrojo hacia la econom¨ªa de mercado. Se refiri¨® a aspectos concretos e la ayuda de EE. UU, como la concesi¨®n del trato de naci¨®n m¨¢s favorecida y la supresi¨®n de leyes; restrictivas para las inversiones que ser¨¢n completadas por otras medidas.
Pero la principal novedad de esta visita radica en que tuvo lugar no ya en un clima de posguerra fr¨ªa, sino cuando la URSS ha optado por alejarse del camino socialista seguido hasta ahora. De ah¨ª cierto desequilibrio en el papel de ]os dos presidentes. Bush act¨²a como representante de una sociedad hacia la que -con todas las precauciones de lenguaje- la URSS se disponea marchar. A la, vez -y la coincidencia no es casual-, la cumbre se ha producido en un momento en,que la estructura estatal sovi¨¦tica est¨¢ en plena mutaci¨®n. En virtud del nuevo Tratado de la Uni¨®n -que van a firmar 9 de las 15 rep¨²blicas sovi¨¦ticas-, ¨¦stas tendr¨¢n mayores conipetericias, incluso en pol¨ªtica exterior. En la inevitable confusi¨®n propia de un momento de transici¨®n, Bush ha actuado con dos objetivos: apoyar el Tratado de laUni¨®n y, por tanto, la existencia de un poder central capaz de negociar en temas de seguridad y, a la vez, al reunirse con Yeltsin en Mosc¨² y visitar la capital de Ucrania, reforzar la autoridad naciente de las rep¨²bl¨ªcas.
Bush ha presionado tambi¨¦n para que Gorbachov cambie su pol¨ªtica en tres temas importantes: Cuba, las islas Kuriles y los pa¨ªses b¨¢lticos, Los dos primeros son residuos de la vieja pol¨ªtica, pero en la actualidad chocan con obst¨¢culos serios y dispares: por ejemplo, si Yeltsin postula el abandono de Cuba, la presi¨®n nacionalista rusa le hace ser muy reservado en el problema de las Kuriles. En cuanto a los pa¨ªses b¨¢lticos, su independencia ser¨ªa el corolario l¨®gico del nuevo Tratado de la Uni¨®n, del que se han autoexcluido. El retraso de Gorbachov en reconocer la autoexclusi¨®n y buscar f¨®rmulas conciliadoras est¨¢ alimentando actitudes provocadoras dentro del aparato estatal. La ¨²ltima y tr¨¢gica manifestaci¨®n ha sido un atentado que ha costado la vida a seis personas.
Con la convocatoria de la conferencia de paz sobre Oriente Pr¨®ximo para octubre, la cumbre ha concluido con una nueva dernostraci¨®n de la cooperaci¨®n entre EE UU y la URSS.Tal iniciativa puede abrir un futuro de paz en una parte del mundo saturada de violencia y guerras. El dise?o de la conferencia y su preparaci¨®n son obra del secretario de Estado Baker. La URSS contribuir¨¢ al esfuerzo pacificador con el reconocimiento diplom¨¢tico de Israel.
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