Con 17 naves sale Col¨®n en 1493...
Los 17 barcos que parten de C¨¢diz el 25 de septiembre de 1493 llevan el primer grupo de europeos que van a establecerse en Am¨¦rica. Son 1.200, pero no todos lo hacen con la intenci¨®n de quedarse en las islas o en tierra firme al otro lado del Atl¨¢ntico. Muchos s¨®lo lo decidieron all¨¢, cuando se dieron cuenta de que estaban en lo que se iba a llamar Am¨¦rica. Encontraron la tierra c¨¢lida, les gust¨® m¨¢s que el mundo viejo y se apa?aron con las indias. Sin saberlo, cuando suben a las naves de Col¨®n, est¨¢n volvi¨¦ndole la espalda a Plat¨®n. Como el almirante, que temerariamente ignoraba los avisos del padre de la filosof¨ªa. Plat¨®n, en su dram¨¢tico relato del tenebroso mar, convirti¨® la Atl¨¢ntida en un pi¨¦lago de lodo. Pero adem¨¢s todos navegaban contra Hegel, que en los siglos por venir har¨ªa del Nuevo Mundo el pantano en que el hombre se pudre y degenera.Hay algo en el punto de partida que ha dificultado la interpretaci¨®n del 12 de octubre como fecha que divide en dos la historia llamada universal. Quiz¨¢ sea la diferencia entre el viaje de Col¨®n de 1492 a descubrir un nuevo camino para llegar a Asia y el de 1493 a comenzar la creaci¨®n del Nuevo Mundo. Entre descubrir y crear hay alguna diferencia, y ah¨ª est¨¢ el misterio de Am¨¦rica. Es el primer libro. El G¨¦nesis. No se trata de un descubrimiento, sino de una invenci¨®n, como se escrib¨ªa en los mapas. Los de 1493 van a inventarlo todo en una tierra que ya estaba descubierta. Y lo que iban a inventar era una sociedad nueva. A hacerla a su manera de ver, que era contraria a lo que hab¨ªan vivido. En su tierra hab¨ªan sido infelices y pobres, y en el Nuevo Mundo pensaban ser felices y ricos. ?sta ha sido la constante de la historia americana. Desde que se embarcaron en el puerto de C¨¢diz los de las 17 naves. Los primeros dos o tres centenares de emigrantes. Unos desgraciados, analfabetos, sin tierra ni privilegios. As¨ª veo a mi tatarabuelo, que no debi¨® conocer en Espa?a ni la s¨¢bana, ni el mantel, ni el tenedor. Vino aqu¨ª a civilizarse por ¨¦l mismo. De ah¨ª vengo. Soy un espa?ol del pueblo, liberado en Am¨¦rica. Como todos los P¨¦rez y Guti¨¦rrez. Y ah¨ª est¨¢ el liderazgo de Espa?a en Am¨¦rica. La cosa no hay que pintarla en el desembarco de Col¨®n en Guanahan¨ª. Es el embarcarse de don nadie en C¨¢diz en 1493, sin mujer, con una gallina, un pu?ado de trigo y el vino y el bizcocho que le dieran de la raci¨®n que cuidaba el almirante... Ven¨ªan a sembrar trigo, a plantar casa. Es decir, a quedarse.
Lleg¨® el desgraciado iluso a la isla del Caribe. A los pocos d¨ªas se le hab¨ªan acabado el vino, el bizcocho, el tasajo... No hab¨ªa a la vista espa?olas, sino indias en pelota... Com¨ªan ra¨ªces y, en vez de pan, casabe. Era la patria de la yuca. Carne de iguana... Se acostaron con las indias... Nacieron las guaguas. Comieron yuca, carne de iguana, tortillas de ma¨ªz... Las casas, de ca?as y paja... Empezaba Am¨¦rica. Poco oro. Fumaban. Fue borr¨¢ndose en la distancia la autoridad espa?ola. En Santo Domingo, la ejerc¨ªan los Colones de G¨¦nova. Extranjeros, dec¨ªan... La revuelta de Rold¨¢n fue popular. Comenz¨® con rebeli¨®n la vida pol¨ªtica. Y fue invent¨¢ndose el Nuevo Mundo. El descubrimiento es del europeo de abajo que se sent¨ªa libre. Se emanciparon. Surgieron los primeros caudillos: Balboa, Hern¨¢n Cort¨¦s, Jim¨¦nez de Quesada, Irala, los Pizarros, el tirano Aguirre... El invento elemental de la rep¨²blica, crudo, popular, prospera al modo comunero. Sin que pueda suprimirse el garrote, como en Castilla. As¨ª se hace el descubrimiento del Pac¨ªfico. La conquista de M¨¦xico. La de Nueva Granada. Paraguay. A la brava.
Quiero decir que donde Hegel cree que no hay sino una historia, hay dos. Que en 1493 se rompe en dos la familia europea y comienza el proceso formidable, el enfrentamiento entre los que se quedan en el Viejo Mundo y los que se van a formar el nuevo. Son todos de las mismas razas. Europeos. Seguramente, entre los que se quedan est¨¢n los mejores: los pr¨ªncipes, toda la aristocracia, los que no se arriesgan a cruzar el mar ni lo necesitan, los encumbrados, los que lo saben todo. Entre los que se vienen, hasta los criminales. Desde luego, los que cuidaban puercos. La plebe. Los espadachines. Mis tatarabuelos. Los Arciniegas, los P¨¦rez, los Guti¨¦rrez. Los abuelos de Bol¨ªvar. Lo que da la Espa?a de abajo. Pero los que se, rebuscan y tienen que inventar y construir y hacer naves y hacer ciudades... M¨¦xicos, Nueva Yores, Buenos Aires, R¨ªo de Janeiros... Las leyes de Indias, la. rep¨²blica, Am¨¦rica... Rascacielos... El viaje a la Luna.
Lo de Espa?a no est¨¢ en el cuento para ni?os de la reina. empe?ando las joyas. Hay que: leerlo en la historia no escrita del que sale desgraciado. Aventurero. O simplemente temerario. Durante un siglo no vinieron casi sino espa?oles. Luego comenz¨® la emigraci¨®n de los ingleses perseguidos. Por puritanos. Y la de los calvinistas de Francia huyendo de los cat¨®licos. Fundan una nueva Francia, en R¨ªo de Janeiro. Y los jud¨ªos que escapan primero de Espa?a, y luego de todas partes... Al final, de Aleman¨ªa, de Austria, de: Rusia, para tener un Israel de: cinco siglos. Al final, Am¨¦rica, ha sido el padre del nuevo Jerusal¨¦n. Se vinieron los cat¨®licos de Irlanda, perseguidos por los. ingleses, y los escoceses inconformes, primero intentaron fundar colonia en Panam¨¢ y luego se avecinan en mil lugares de Estados Unidos. Los italianos empezaron saliendo por infelices de Caliabria o Sicilia; luego, por ilusos, de todas partes; finalmente, en ¨¦xodo para liberarse del fascisnio. Como los espa?oles: salieron en mayor n¨²mero desde el d¨ªa, en que empez¨® Am¨¦rica a ser republicana. Por ilusos y por neces¨ªdad pol¨ªtica bajo el franquismo. Como los alemanes o los austriacos, primero porque hab¨ªa trabajo y negocios. Luego, para escapar de Hitler...
As¨ª, as¨ª, as¨ª va llen¨¢ndose de un contenido de insurgentes un contiriente nuevo, se va haciendo un Nuevo Mundo, la primera gran creaci¨®n en la historia universal. La creaci¨®n misma. El hecho dial¨¦ctico. Lo que, visto por un Hegel que no fue Hegel, ser¨ªa la anti-Europa. De donde han salido las creaciones esenciales de la contradicci¨®n: el Gobierno democr¨¢tico republicano, la Constituci¨®n escrita, los derechos del hombre, el arbitraje internacional, la soluci¨®n. de las guerras mundiales, los grandes inventos del hombre,
Lo obvio ser¨ªa llegar a 1992 con un reconocimiento de esta historia com¨²n del Nuevo Continente, fortificando su comunidad natural, su filosof¨ªa propia, y ver su destino de natural que se oscurece y pierde cuando trata de imponerse, la conclusi¨®n a que llegaba Hegel en 1830: que Am¨¦rica no hab¨ªa entrado en la historia. Estaba, sencillamente, ciego.
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