La nueva pasi¨®n por Mozart en Cantabria
La mozartman¨ªa emergente de Cantabria me parece aut¨¦ntica noticia, pues la de Salzburgo existe pr¨¢cticamente desde tiempos de Wolfgang Amadeus y, en estrecha alianza con el turismo, constituye una fuerte industria y una formidable creaci¨®n de imagen. Pero lo de Santander es m¨¢s raro, aunque efectivo. El santuar¨ªo de la Bien Aparecida result¨® min¨²sculo el domingo para acoger a cuantos quer¨ªan escuchar m¨²sica de c¨¢mara de Mozart, excelentemente interpretada por solistas instrumentales del complejo musical OperafOrum Filhamonisch, de Holanda.Con el Divertimento en re, el m¨¢s c¨¦lebre de los escritos por el salzburgu¨¦s, en su primera versi¨®n para cuarteto tuvimos el Cuarteto con oboe en fa y el marav¨ªlloso Quintento con clarinete en la, escrito en Viena el a?o 1789, nueve a?os despu¨¦s que el Cuarteto con oboe, que es contempor¨¢neo de Idomeneo, y fue escrito en M¨²nich. Era todo un espect¨¢culo ver a un p¨²blico enfervorizado con el Mozart m¨¢s infrecuente, pero capaz de recibir el mensaje de una m¨²sica grande que, como dec¨ªa Falla, se hace para que se sienta, antes que para que se entienda.
Al d¨ªa siguiente, lunes, en el Palacio de Festivales, continu¨® el ciclo de ¨®pera con Don Juan, obra comprometida, pues precisa. tanto de soluciones generales como de grandes figuras individuales. Las hubo en esta ocasi¨®n, como Nellie van der Sijde, una Cerlina admirable por bien cantada y representada; no menos calidad mantuvo en su breve cometido el Comendador asumido por Jiri Kalendowski o el Leporello de Ralf Lukas. En tonos discretos se produjeron Hubb Claessens, un Masetto visto m¨¢s desde lo teatral que desde lo musical, y el tenor Alexander Stevenson en el inocuo personaje de Don Ottavio.
Lo verdaderamente peliagudo fue la ausencia de Don Juan, un protagonista sin m¨¢s n¨²meros cerrados que el aria del champ¨¢n y la canzonetta, pero que, sin embargo, es el h¨¦roe de esta ¨®pera bufa que acaba en drama religioso de gran fuerza. Oleg Mallkov, que como actor se defendi¨®, como cantante result¨® algo peor que mediocre: inexistente. Medianas fueron Do?a Ana (Cynthia Lawrence) y Do?a Elvira (Eva Jenisova).
Es sabido que resultan excepcionales los repartos completos de Don Juan y que hasta en teatros de muchas campanillas no pocas veces funcionan mejor los bombones que la l¨ªrica de Mozart. Con todo hay que tener cuidado al programar ciertas obras indefendibles s¨®lo desde la buena marcha de un todo en el que fallan las partes. Ese todo, por parte de Vittorio Patan¨¦ -escen¨®grafo, figurinista y director esc¨¦nico- tuvo mucho de admirable. Se advierte su amor por la ¨®pera de Mozart y su simpat¨ªa por el disoluto burlador. Tambi¨¦n funcionaron la orquesta, los coros, la sobria y eficaz direcci¨®n musical de August Haltmayer y la art¨ªstica disposici¨®n luminot¨¦cnica de Cor de Groot. Sin excesos, el ¨¦xito fue grande y s¨®lo Don Juan pudo escuchar alguna tibia muestra negativa.
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