Pasarse de todo
Llevaba tiempo el teatro de vacaciones; casi se nos olvida. c¨®mo puede llegar a ser. Alonso Mill¨¢n lo recuerda de pronto, con toda la dureza de la realidad, en Pasarse de la raya. Reiteremos que la ¨¦poca es de falta de respecto, de desd¨¦n a morales y maneras, y de culto a lo que se suele llamar todo vale": puede decirse que el t¨ªtulo, Pasarse de la raya, recoge tanto parte de esa actitud de las altas capas nacionales -en realidad, ya no hay raya- como la de su propio autor en el trance de escribir; m¨¢s el calambur de la raya de coca¨ªna.Querr¨ªa contar la obra, pero es incontable; el propio autor no la sabe contar, y el c¨²mulo de excesos, de pasarse de la raya, que comete durante ella, quiere contarlos al final, justificarlos, y no lo consigue. Le queda, de otros tiempos, un ensue?o de l¨®gica, o de medida; de modo y de manera. De lo que resulta que la obra se le adhiere a la pluma -o a aquello con lo que escriba- y no sabe desprenderse de ella; mucho tiempo despu¨¦s de haber acabado, contin¨²a, y sigue y sigue.
Pasarse de la raya
De Juan Jos¨¦ Alonso Mill¨¢n. Int¨¦rpretes: Javier de Pablo, Sonia Almarcha, Nene Morales, Pepe Rubio, F¨¦lix Granado, Marisol Pila, Paco Olmo, Luisa Fernando Gaona. Direcci¨®n: Alonso Mill¨¢n. Teatro Maravillas. Madrid, 7 de agosto.
Muertos, venenos, chicas de largas piernas, juerguistas, camellos, se enredan entre s¨ª en un chaletito burgu¨¦s, entran y salen por sus puertas sin verse unos a otros hasta que conviene, y se espera que el final produzca una gran sorpresa. Ya no hay ganas de sorpresa cuando llega, sino algunas ganas de irse.
Lucimiento
En realidad, no hay m¨¢s explicaci¨®n de esta obra que el deseo de dar base al primer actor c¨®mico, Pepe Rubio, ocasi¨®n para exhibirse. Hay mucha gente a quien este actor gusta. En efecto, tiene un denuedo extraordinario, no cesa un momento: corre, salta, grita, se traviste, es homosexual, imitador: se r¨ªe de s¨ª mismo v de las gracias de sus compa?eros. Muy adecuado. A m¨ª el que m¨¢s me gust¨® fue F¨¦lix Granado, que hace de muerto. No es una iron¨ªa: es que lo hace muy bien, y con gracia de gesto. Un excelente muerto de ojos muy abiertos y cara de ¨²ltimo estupor.El p¨²blico: satisfecho de s¨ª mismo por estar en Madrid en una de las inauguraciones de temporada que comienzan ahora -cada estreno va a pretender ese honor-, las chicas guapas que lleva Alonso a Mill¨¢n a sus estrenos acompa?ando a los aficionados ilustres. Las carcajadas, las risas y los aplausos, de la ocasi¨®n. Y la inquietud, para algunos -yo-, de que Alonso Mill¨¢n volver¨¢ a inaugurar la temporada el d¨ªa 20 con otra obra. Seguro que ser¨¢ m¨¢s acorde a su divertido y consistente teatro anterior, que seguramente no ha olvidado.
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