Baile de corrales
Con las Figuras lleg¨® el baile de corrales. Se desecharon en el reconocimiento tres toros de Los Guateles, y la empresa ofreci¨® varios toros de Sayalero y Bandr¨¦s, que, en principio, los apoderados de las figuras no aceptaron. A las dos de la tarde todav¨ªa se cern¨ªa la amenaza de suspensi¨®n, cuando el reglamento establece que el sorteo se celebre a las doce del mediod¨ªa. Al final se compuso la corrida introduciendo en el cartel dos toros y el sobrero de Sayalero y uno de Diego Puerta. Cartel notablemente alterado y cuyas modificaciones no han sido anunciadas ni en taquilla ni en ninguna otra parte. Tampoco se puso en la tablilla la ganader¨ªa a la que pertenec¨ªa el sobrero.El presidente de la plaza de M¨¢laga, que tan riguroso para velar por el prestigio de este coso, deber¨ªa exigir tambi¨¦n el cumplimiento de estas prescripciones reglamentarias.
Los Guateles / Dom¨ªnguez, Ojeda, Espartaco
Tres toros de Los Guateles, de aceptable presentaci¨®n y desigual juego, dos de Sayalero y Bandr¨¦s, 4? sobrero, bien presentados y manejables y uno de Diego Puerta, de aceptable presentaci¨®n y mansurr¨®n. Roberto Dom¨ªnguez: estocada ca¨ªda y descabello (algunos pitos); aviso, pinchazo y, estocada (vuelta). Paco Ojeda: dos pinchazos hondos y cinco descabellos (ovaci¨®n); bajonazo (ovaci¨®n). Espartaco: media ca¨ªda y dos descabellos (pitos); bajonazo (palmas).Plaza de La Malagueta, 16 de agosto. S¨¦ptima corrida de feria. Lleno.
Roberto Dom¨ªnguez a su primero, un manso manejable, le hizo una faena sobre la mano derecha con escaso ajuste tras haberse doblado eficazmente con ¨¦l. Al cuarto lo tore¨® con mucho temple y lentitud en redondo, en varias series y dos tandas de naturales de desigual limpieza. Prolong¨® excesivamente su que hacer y escuch¨® un recado antes de entrar a matar.
Paco Ojeda tore¨® espl¨¦ndidamente sobre la mano derecha en cuatro series de muletazos muy templados y bien rematados de larga trayectoria, citando a distancia, con la muleta adelantada. Los naturales, con buen comienzo, no tuvieron, sin embargo, adecuado remate. Salvo un circular de espaldas, el diestro estuvo ortodoxo. Est¨¢ claro que Ojeda cuando se olvida de la revoluci¨®n torea divinamente. En el quinto intent¨® pararse con ¨¦l sobre ambas manos, pero el toro se quedaba en mitad del viaje, y la buena voluntad y el valor derrochados no pudieron fructificar en lucimiento.
Espartaco tuvo una actuaci¨®n poco lucida. A su primero, manejable, lo pas¨® sin estrecharse en ning¨²n momento, y al sexto lo tore¨® sin temple ni mando, en una faena un tanto embarullada m¨¢s para la galer¨ªa que para el aficionado.
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