Federico el Grande recibe nueva sepultura en Potsdam
A las nueve de la noche de ayer se cerraban las puertas del sal¨®n principal del Neue Palais de Sanssouci, en Potsdam, donde el sarc¨®fago conteniendo los restos de Federico el Grande de Prusia hab¨ªa sido expuesto a la curiosidad de m¨¢s de 200.000 alemanes y turistas. Exactamente a medianoche, con la presencia de siete miembros de la familia Hohenzollern, el canciller Helmut Kohl, un fot¨®grafo y un c¨¢mara de televisi¨®n, el d¨¦spota benevolente era enterrado en el mausoleo que se hizo construir en su palacio, junto a sus galgos.
El canciller Kohl, cuya presencia en el acto ha levantado una furibunda pol¨¦mica, permaneci¨® al margen de todas las dem¨¢s ceremonias. No asisti¨® al velatorio oficial organizado por el land de Brandeburgo, durante el que realizaron discursos su ministro presidente, el socialdem¨®crata Manfred Stolpe; el historiador Christian Graft von Krockow, y el pr¨ªncipe Luis Ferdinand de Prusia, heredero de la dinast¨ªa de Hohenzollern. Kohl limit¨® su presencia al acto ¨ªntimo de la medianoche, que pretend¨ªa acercarse un poco m¨¢s a los deseos del "d¨¦spota benevolente" -en palabras del canciller- de que su entierro se realizara con la m¨¢xima discreci¨®n posible. Lo hizo adem¨¢s a t¨ªtulo de ciudadano privado invitado por la familia.A las nueve de la ma?ana, el viejo tren de Guillermo II, el ¨²ltimo kaiser, fabricado en 1905, hizo su entrada en la estaci¨®n de Potsdam, en las cercan¨ªas de Berl¨ªn, portando los restos de Federico el Grande y de su padre, Federico Guillermo I. Hab¨ªa salido el viernes por la tarde del castillo de los Hohenzollern, en Hechingen, cerca de Stuttgart, a unos 800 kil¨®metros de distancia, acompa?ado por una compa?¨ªa de honor de la Bundeswehr.
Los dos sarc¨®fagos fueron sacados en 1943 de la capilla de la guarnici¨®n de Potsdam por el mariscal del III Reich Herrmann Goering, encontrados por los soldados norteamericanos en 1945 en una mina de sal y entregados en 1952 a la familia Hohenzollern. Ambos fueron depositados ayer en sendos carruajes f¨²nebres del siglo pasado, propiedad de la funeraria Grinaisen, que se ha encargado de los sepelios de todos los ¨²ltimos kaisers. Los carruajes f¨²nebres iban tirados, cada uno, por cuatro caballos negros enjaezados.
A paso muy lento, decenas de miles de personas siguieron el cortejo en silencio hasta el palacio de Sanssouci, el Versalles alem¨¢n, cuyo deterioro actual, tras 40 a?os de descuido, no impide que refleje vivamente el sue?o del rey ilustrado, amigo de fil¨®sofos, confidente de Voltaire, protector de hugonotes y jud¨ªos, pero tambi¨¦n gran guerrero, mejor estratega y el hombre que, en conjunci¨®n con la Rusia imperial, hizo desaparecer a Polonia del mapa.
Hasta ¨²ltima hora de la tarde de ayer, la jornada hab¨ªa transcurrido sin el m¨¢s m¨ªnimo incidente. Los grupos pacifistas que hab¨ªan anunciado su presencia para protestar por "el resurgir del militarismo prusiano" pasaron pr¨¢cticamente inadvertidos, al igual que la temida presencia de los resurgentes neonazis.
La presencia oficial de la Bundeswehr, el Ej¨¦rcito federal alem¨¢n, ha levantado tanta o m¨¢s pol¨¦mica que la originada por el canciller Kohl. Pero las viejas tradiciones militares prusianas, que en opini¨®n de muchos fueron el principal origen del expansionismo alern¨¢n que acab¨® en el delirio hitleriano, parecen haber desaparecido en la actualidad de este "ej¨¦rcito de ciudadanos". Seg¨²n Rolf Wenzel, el presidente de la Asociaci¨®n de Soldados Alemanes -una especie de sindicato-, la Bundeswehr ha desarrollado sus propias tradiciones desde que fuera fundada en 1949. "Las Fuerzas Armadas", dijo, "han pasado ya el punto en el que pudiera ser posible volver a las tradiciones prusianas o a dejar que algunos sentimientos mon¨¢rquicos se despierten entre sus miembros".
Entre los invitados de honor se hallaba pr¨¢cticamente la totalidad de la nobleza alernana, incluido Michael de Prusia, que hizo una de sus escasas salidas de su refugio de Mallorca. Curiosamente, se encontraban tambi¨¦n tres embajadores, los de Polonia, Israel y Francia, as¨ª como el comandante de las fuerzas sovi¨¦ticas en Alemania, pero ninguna de las familias reinantes en Europa hizo acto de presencia.
A las tres de la tarde, el sarc¨®fago con los restos de Federico el Grande fue instalado en el gran sal¨®n del Neue Palais, cuyas puertas fueron abiertas al p¨²blico, que desfil¨® por millares. El d¨ªa era inestable, Por la ma?ana, cuando lleg¨® el tren, luc¨ªa un sol espl¨¦ndido, pero a lo largo de la jornada se fueron alternando peque?os chubascos con claros, lo que no hizo desistir a la muchedumbre que paseaba por los jardines del palacio.
Los restos del rey soldado
Los restos del rey soldado, Federico Guillermo I, no han podido regresar al lugar donde reposaron durante doscientos a?os: la capilla de la guarnici¨®n militar de Potsdam. De all¨ª los sac¨® el mariscal Hermann Goering para que no fuera bombardeados. Las paradojas de la historia han hecho que Federico el Grande, cuyo testamento no fue respetado -y hace 205 a?os lo enterraron junto a su padre-, llegara finalmente al lugar que dese¨®, en Sarissotici. Su padre, en cambio, no ha podido volver al lugar que quiso y se le ha buscado un nuevo cobijo.Tal como Goering previ¨®, una bomba cay¨® en 1945 sobre la iglesia de la guarnici¨®n, que qued¨® semiderruida. Las ruinas siguieron all¨ª mucho tiempo, hasta que Walter Ulbrich, entonces m¨¢ximo l¨ªder de la Alemania comunista, orden¨® en 1968 que fuera arrasada, como otros monumentos del pasado mon¨¢rquico.
Federico GuillermoII, que lleg¨® a la estaci¨®n de Potsdam junto a su hijo, no hizo el camino hasta Sanssouci, sino que desde las 14.30 de ayer reposa en la Friedenskirche, tambi¨¦n en Potsdam. Pese a que nunca fue un rey popular, la ceremonia estuvo concurrida.
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