"Apoyo a Yeltsin, pero Y¨¢zov es el jefe"
Las tropas enviadas por los: golpistas dudan ante la posibilidad de disparar contra civiles
Los tanques T-72 de la divisi¨®n Tam¨¢nskaya que defienden la sede del Parlamento ruso en Mosc¨² est¨¢n adornados con claveles rojos, banderas con los colores -rojo, azul y blanco- de la Rep¨²blica rusa y fotos de Yeltsin. Los carros de combate que custodian la ciudad por orden de los golpistas lucen tambi¨¦n flores en sus blindajes, regalo de los ciudadanos que se acercan para rogar que no disparen contra sus compatriotas. Los soldados de ambos bandos comparten con los moscovitas pan, cigarrillos y cansancio.Con los ojos enrojecidos por la vigilia y agotados por la marcha hacia la capital, los soldados de las tropas enviadas por el comit¨¦ de emergencia parec¨ªan confusos. Muchos no sab¨ªan que estaban tomando parte en un golpe de Estado, y algunos confesaron que cre¨ªan que iban a participar en un desfile.
"Me pongo enfermo s¨®lo de pensarlo, pero si recibimos ¨®rdenes debemos cumplirlas", explica ?gor, un teniente de 21 a?os. "Apoyo a Yeltsin, pero Y¨¢zov es mi jef¨¦", dice, refiri¨¦ndose al ministro de Defensa, Dmitri Y¨¢zov, uno de los miembros del Comit¨¦ Estatal de Emergencia, que dimiti¨® horas despu¨¦s.
Muchos de estos soldados aseguraban que desobedecer¨ªan en caso de que se les ordenara disparar contra sus compatriotas. "Obedezco a mi capit¨¢n, pero no lo har¨¦ si me obliga a disparar", asegura el teniente Vladislav Blaguveshinik, de 22 a?os. "S¨¦ que el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico ha disparado contra civiles en el pasado, pero los tiempos han cambiado. Nuestra psicolog¨ªa no es la misma. Sabemos pensar por nosotros mismos".
No se han producido enfrentamientos graves entre los moscovitas y las tropas enviadas por el comit¨¦ para garantizar el cumplimiento del estado de excepci¨®n. Los ciudadanos se sub¨ªan a los tanques intentando convencer a los soldados de que su sitio estaba en las barricadas, junto al pueblo.
Las tropas que ya han tomado partido por la oposici¨®n al golpe se fotograf¨ªan junto a los manifestantes en los alrededores de la Casa Blanca. Un batall¨®n aerotransportado de la base de Riazan, al sur de Mosc¨², lleg¨® durante la noche para sumarse a los partidarios de Yeltsin. "Estamos aqu¨ª por el bien del pueblo, por el bien de Rusia", dec¨ªa un teniente del batall¨®n. Junto a ellos, guardan la sede del Parlamento unos hombres vestidos con mono de trabajo. Son del cuerpo de seguridad Alex, creado hace dos a?os por el Parlamento ruso como guardaespaldas y para misiones de investigaci¨®n. "Somos profesionales", dice Vladik, reci¨¦n incorporado a este cuerpo. "No tenemos Pistolas, pero lucharemos con los pu?os y con los dientes".
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