El silencio de Solzhenitsin
El escritor sigue la crisis sovi¨¦tica desde su casa de Vermont, sin conceder entrevistas
"Solzhenitsin no quiere hacer declaraciones sobre los sucesos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sigue viviendo en su casa de Cavendish [Vermont] con su esposa, Natalia; la salud de ambos es excelente". Ruth Weiner, portavoz de la Farrar Strauss & Giroux, la editorial norteamericana de Solzhenitsin, est¨¢ cansada de repetir estas palabras a centenares de periodistas que quieren conocer la opini¨®n del escritor sobre el golpe de Estado sovi¨¦tico. Su opini¨®n sobre los sucesos de los 10 d¨ªas que han conmovido al mundo podr¨ªa ser la base de un nuevo ensayo del escritor sobre el futuro de la URSS.
Una persona pr¨®xima al escritor manifest¨® que Solzhenitsin considera que han sucedido muchas cosas en muy poco tiempo en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y que no hablar¨¢ hasta ver c¨®mo evoluciona la crisis. La revoluci¨®n del Kremlin es un tema que Solzhenitsin conoce como nadie, porque ha sido un proceso que ¨¦l mismo anunci¨® en octubre de 1990, en su art¨ªculo C¨®mo revitalizar Rusia, en el que escribi¨®: "Las campanas de la muerte han doblado para el comunismo". Este art¨ªculo se ha publicado recientemente en Espa?a con el t¨ªtulo Como reorganizar Rusia (Tusquets). El premio Nobel de Literatura de 1970 coment¨® el pasado a?o que todav¨ªa no se hab¨ªa creado una estructura para llevar a cabo el cambio, y que la URSS se enfrentaba "con el peligro de quedar aplastada por la crisis en su b¨²squeda de la libertad".Alexandr Is¨¢ievich Solzhenitsin, un ruso de Kislovodsk, tiene 72 a?os edad, y fue expulsado de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1974. Es autor de obras como Agosto 1914 (1972), El primer c¨ªrculo (1968), El archipi¨¦lago gulag (1974-1978) y Lenin en Z¨²rich (1976). Desde 1975 vive en Estados Unidos, pa¨ªs que le recibi¨® despu¨¦s de un corto par¨¦ntesis en Europa y donde fij¨® su residencia permanente.
Nuevo libro en noviembre
El escritor est¨¢ preparando un nuevo libro, que aparecer¨¢ en noviembre en el mercado norteamericano. El t¨ªtulo no puede ser m¨¢s sugerente, Building Russia (Contruyendo Rusia). Sus representantes editoriales han explicado a este diario que adem¨¢s est¨¢n a la espera de dos nuevas entregas de una serie sobre la revoluci¨®n rusa a la que el escritor ha denominado La rueda roja.
El futuro de la URSS han centrado b¨¢sicamente la producci¨®n de Solzhenitsin desde que Mija¨ªl Gorbachov inici¨® el proceso de la perestroika (reforma) y la glasnost (transparencia). Sus ¨²ltimos ensayos no s¨®lo han conmocionado al p¨²blico americano. C¨®mo revitalizar Rusia provoc¨® una guerra editorial en Mosc¨² entre dos de las mejores y m¨¢s prestigiosas publicaciones moscovitas: Literaturnaya Gazeta y Komsomolskaya Pravda. En plena revoluci¨®n Gorbachov, Solzhenitsin echaba le?a al fuego escribiendo frases como: "Al reloj del comunismo le ha tocado el despertador, y a pesar de que el edificio a¨²n contin¨²e erguido, debemos tener cuidado de resultar da?ados por sus ruinas". El art¨ªculo fue publicado en exclusiva por Komsomolskaya Pravda. Solzhenitsin romp¨ªa as¨ª su silencio en su propio pa¨ªs despu¨¦s de 16 a?os. Su mensaje, un ensayo de 15 cuartillas escritas a mano en Cavendish, estaba dirigido a lo que ¨¦l denomin¨® "nuestra naci¨®n", y se basaba en la idea de crear un nuevo pa¨ªs que surgir¨ªa de las cenizas del comunismo y al que ¨¦l se refer¨ªa con el nombre de Rep¨²blicas Eslavas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Su visi¨®n sobre la desmembraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica era clara. Estaba a favor de dejar libres a las rep¨²blicas ingobernables, pero conservar unidas Rusia, Bielorrusia, Ucrania y la parte rusificada de Kazajst¨¢n, como el eje del nuevo pa¨ªs, basado en lo que fue el coraz¨®n del mundo eslavo. Sobre el KGB fue contundente al calificarlo de "monolito de granito que nos impide caminar hacia el futuro", y sobre el comunismo escribi¨®: "El comunismo nos condujo desde un floreciente estado a un estado semisalvaje donde sus gentes se arrastran". "No tenemos fuerza para seguir siendo un imperio", dijo el escritor, que a?adi¨® su voz a la larga lista de intelectuales que se opusieron a la occidentalizaci¨®n de la URSS. "Ser¨ªa peligroso abrirse la los hombres de negocios occidentales] y tratar de salvarse con capital extranjero", explic¨® el escritor, que a mediados de 1990 se neg¨® a aceptar su antigua nacionalidad.
Es curioso que Solzhenitsin y S¨¢jarov tuvieran un enfoque tan distinto de la realidad sovi¨¦tica. Ambos intelectuales mantuvieron numerosas reuniones desde su primer encuentro, el 26 de agosto de 1968, hasta que se produjo la expulsi¨®n de uno, el exilio del otro. S¨¢jarov escribi¨® en sus memorias que siempre admir¨® a Solzhenitsin y que comparti¨® sus tesis, pero que a menudo encontr¨® "problem¨¢tica" la naturaleza de sus juicios, "por su falta de matiz y su falta de tolerancia con la opini¨®n de los otros".
Otro de los grandes literatos sovi¨¦ticos exiliados en EE UU es el poeta Jos¨¦ Alexandrovich Brodsky, premio Nobel de Literatura en 1987. Brodsky (Leningrado, 1940) vive entre Hadley (Massachusetts) y la ciudad de Nueva York, desde su expulsi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en 1972. Brodsky, que en estos momentos "se encuentra viajando por alg¨²n lugar de Europa, no desea hacer comentario alguno sobre los sucesos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica", seg¨²n declar¨® ayer a este diario su representante editorial en Nueva York.
Babelia
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