Cunhal y Marchais se quedan solos
THIERRY MALINIAK El terremoto pol¨ªtico en la moribunda Uni¨®n Sovi¨¦tica ha provocado una onda de choque que ha sacudido a los principales partidos comunistas de Europa occidental, arrinconando en su seno a los ¨²ltimos guardianes del templo socialista. Algunos intentaron desesperadamente aguantar contra viento y marea. Como el Partido Comunista Portugu¨¦s (PCP): apenas se consum¨ªa el golpe de Estado en Mosc¨² cuando su comisi¨®n pol¨ªtica expresaba su deseo de "ver restablecido el orden y derrotadas las fuerzas contrarrevolucionarias que llevaban a la URSS al caos, y al socialismo, a la tumba".
Varios dirigentes del partido intentaron rectificar r¨¢pidamente despu¨¦s de esta primera reacci¨®n imprudente, asegurando que hab¨ªan sido "mal interpretados", y aplaudiendo calurosamente la vuelta de Mija¨ªl Gorbachov. Demasiado tarde: su toma de posici¨®n inicial provoc¨® la reacci¨®n irritada del sector cr¨ªtico del PCP, agrupado en el seno de la tendencia tercera v¨ªa. Reunidos en un hotel de Lisboa, varios de sus componentes hicieron p¨²blica una declaraci¨®n exigiendo la renuncia de la direcci¨®n, incluyendo la del inamovible. y anciano secretario general, Alvaro Cunhal.
Contrarrevolucionarios
Para ali?ar la ceremonia de la confusi¨®n, este ¨²ltimo, despu¨¦s de varios d¨ªas de silencio, intervino a su vez con una declaraci¨®n llena de ambig¨¹edad, afirmando que "el golpe, en lugar de detener la acci¨®n de las fuerzas contrarrevoluclonarias, ha facilitado su avance". Lamentando m¨¢s, en otros t¨¦rminos, la ineficacia del golpe que su realizaci¨®n.
La exigencia de renuncia de la direcci¨®n, sin embargo, tiene pocas posibilidades de ser escuchada: los responsables actuales del PCP parecen haber apostado por un imposible inmovilismo en medio del torbellino que afecta hoy al conjunto de sus correligionarios en el mundo.
La situaci¨®n no parece muy distinta al norte de los Pirineos, donde Georges Marchais y sus compa?eros de la direcci¨®n del Partido Comunista Franc¨¦s (PCF) no escond¨ªan desde tiempo atr¨¢s su desconcierto frente al desarrollo de la perestroika. En vez de la brutal franqueza portuguesa, la direcci¨®n del PCF opt¨®, sin embargo, por un versallesco eufemismo. Se content¨® con afirmar que 1as condiciones en que Mija¨ªl Gorbachov ha sido apartado de sus responsabidades son inaceptables", acompa?ando esta protesta m¨¢s que tibia de una extensa y severa cr¨ªtica a la perestroika, acusada de ser responsable de la situaci¨®n actual de agravaci¨®n de la escasez, de las desigualdades sociales, de la corrupci¨®n y de los enfrentamientos sociales y ¨¦tnicos" en la URSS. Al mismo tiempo, Georges Marchais descargaba contra Yelstin toda su artiller¨ªa verbal, mientras el ¨®rgano del partido, L'Humanit¨¦, invocaba unas "consultas de Yelstin a Bush" para concluir que el presidente norteamericano "dicta su programa a Mosc¨²".
Esta toma de posici¨®n ha agudizado las tensiones en el seno del partido. El grupo de los cr¨ªticos, capitaneado por los antiguos ministros comunistas de la ¨¦poca de la izquierda unida, ha puesto el grito en el cielo. Uno de sus principales representantes, Charles Fiterman, ha urgido a la direcci¨®n para que, sin m¨¢s demora, "transforme sus m¨¦todos de trabajo, sus estructuras y su pr¨¢ctica pol¨ªtica".
Este conato de rebeli¨®n, sin embargo, no tiene visos de prosperar: como en Portugal, la direcci¨®n del PCF no puede cuestionar seriamente el fondo de su l¨ªnea pol¨ªtica sin que se vea cuestionada al mismo tiempo su permanencia en el poder. Una l¨ªnea pol¨ªtica que ha reducido hoy al 8% del electorado un partido que fue en el pasado el m¨¢s votado (de Francia.
El panorama, por el contrario, es totalmente distinto en Italia, donde Acchille Occhetto habr¨¢ visto en los ¨²ltimos acontecimientos la confirmaci¨®n de la rectitud de su estrategia. Al transformar en febrero ¨²ltimo en Rimini, despu¨¦s de un largo proceso de aggiornamento, el PCI en el Partido de la Izquierda Democr¨¢tica, el PSID, Occhetto se ha adelantado a los acontecimientos de Mosc¨² y a la poca gloriosa desaparici¨®n del PCUS.
M¨¢s delicada es la situaci¨®n para los escisionistas de Refundaci¨®n Comunista, que hab¨ªan abandonado a Ocehetto cuando la traici¨®n de Rimini, y pretend¨ªan mantener a¨²n las esencias del antiguo partido. Ya han anunciado su decisi¨®n de adelantar a fines del a?o su congreso con el fin de debatir de la "refundaci¨®n de la idea comunista".
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