GABRIEL JACKSON Mirando al futuro sovi¨¦tico
El completo fracaso del intento de golpe reaccionario proporciona a las fuerzas democr¨¢ticas una oportunidad mejor que en cualquier otro momento del pasado para encaminar a la URSS hacia la democracia pol¨ªtica total y hacia la econom¨ªa mixta que, de hecho, rige en todas las naciones pr¨®speras, a pesar del ret¨®rico ¨¦nfasis que suele ponerse en la palabra m¨¢gica mercado. Hasta el lunes 19 de agosto, todo el mundo sab¨ªa que sectores poderosos del partido, la nomenklatura y el KGB, estaban haciendo todo lo posible para desacelerar -o directamente sabotear- la gl¨¢snot y la perestroika. El presidente Gorbachov ha procurado cooptar y apaciguar estas fuerzas. Ahora que ¨¦stas han intentado -aunque sin conseguirlo- detener el proceso de reforma, pueden ser destituidas r¨¢pidamente de sus puestos de poder.Lo verdaderamente necesario en estos momentos es un periodo de cooperaci¨®n leal entre Gorbachov y Yeltsin para evitar una completa y desastrosa desintegraci¨®n de la URSS. En estos momentos, dado el papel valeroso y no comprometedor que ha desempe?ado a la hora de frustrar el golpe, y teniendo en cuenta que es el presidente elegido de Rusia, Yeltsin parece ser la figura m¨¢s importante. Pero los recuerdos recientes y los momentos dram¨¢ticos no deber¨ªan nublar nuestra percepci¨®n de los logros de Gorbachov desde 1985. Sin su liderazgo y la destreza t¨¢ctica con la que ha negociado en el interior de su propio pa¨ªs y en el escenario mundial, ser¨ªa inconcebible el que, en los seis ¨²ltimos a?os, la URSS pusiera fin a la guerra en Afganist¨¢n, retirara sus tropas de Europa del Este, vaciara casi por completo sus campos de concentraci¨®n, permitiera la libertad de expresi¨®n y de prensa, autorizara a los jud¨ªos perseguidos a emigrar, Firmara un importante acuerdo de desarme, y presidiera la formaci¨®n de los primeros gobiernos republicanos, regionales y municipales libremente elegidos de la historia sovi¨¦tica. Ning¨²n pa¨ªs con algo de experiencia y talento pol¨ªtico deber¨ªa arrinconar en el maletero a un hombre as¨ª.
Mientras Gorbachov se esforzaba en apaciguar a los reaccionarios, la mayor¨ªa de sus asesores competentes se uni¨® con Bor¨ªs Yeltsin para gobernar la Rep¨²blica Rusa. Si Gorbachov es capaz de compartir el poder con hombres de talla pol¨ªtica propia, y si tanto ¨¦l como Yeltsin pueden controlar el inmenso ego¨ªsmo que siempre caracteriza a los grandes l¨ªderes pol¨ªticos, hay razones suficientes como para prever un periodo de cooperaci¨®n, apoy¨¢ndose en la experiencia y los consejos de hombres que ya han trabajado anteriormente con los dos l¨ªderes pol¨ªticos. Hay problemas pol¨ªticos y econ¨®micos lo suficientemente graves como para absorber la energ¨ªa de todos los funcionarios elegidos y expertos cient¨ªficos con los que cuenta el pa¨ªs.
Pero concentr¨¦monos primero en los temas pol¨ªticos: la URSS deber¨ªa reconocer de buena gana, con rapidez y con convicci¨®n, la plena soberan¨ªa de las rep¨²blicas b¨¢lticas y renunciar p¨²blicamente a los frutos envenenados del pacto Hitler-Stalin de agosto de 1939. La situaci¨®n de estas rep¨²blicas no es como la de las descontentas rep¨²blicas constituyentes que formaban parte de la URSS desde principios de la d¨¦cada de los veinte, y que, en t¨¦rminos nacionales, trataron a sus propias minor¨ªas tan injustamente como Mosc¨² las trat¨® a ellas. Se puede presumir que las principales rep¨²blicas firmar¨¢n dentro de muy poco el nuevo Tratado de la Uni¨®n que deb¨ªa haber sido firmado el 20 de agosto. Al momento, vivimos una cascada de declaraciones de Independencia. Pero es de esperar que con tiempo de reflexi¨®n la mayor¨ªa de las rep¨²blicas comprender¨¢n que sea en su propio inter¨¦s la formaci¨®n de una nueva uni¨®n federal. El camino hacia la mejora (no existen soluciones totales) de los problemas nacionales y ¨¦tnicos exige una negociaci¨®n entre portavoces elegidos democr¨¢ticamente, y la protecci¨®n de los derechos humanos como el ¨²nico medio para poner fin a la larga espiral de ofensas mutuas hist¨®ricas.
Personalmente, creo que la independencia nacional se ha convertido en una panacea peligrosa en muchas partes del mundo, porque demasiada gente sincera y apasionada cree que la independencia resuelve todo tipo de problemas, que no s¨®lo no resuelve, sino que incluso llega a agravar. Esperemos que con el tiempo y mucha negociaci¨®n sea posible establecer una confederaci¨®n en la que los gobiernos regionales y locales sean verdaderamente aut¨®nomos y en la que ciertos temas como la defensa, las finanzas, las necesidades medioambientales, los transportes y las comunicaciones, y la distribuci¨®n de los recursos naturales se deleguen en el Gobierno de la Uni¨®n.
Por ¨²ltimo, cualquier Constituci¨®n democr¨¢tica exige que el presidente del Gobierno de la Uni¨®n sea elegido por sufragio universal. Es muy posible que la pesadilla del golpe frustrado haga que mucha gente que ha estado imputando la culpa de todos los problemas de la URSS a los defectos de Gorbachov ahora se d¨¦ cuenta de la fuerza tan positiva que ¨¦l ha representado en la revoluci¨®n pac¨ªfica desde 1985. ?l tendr¨¢ que correr el riesgo que corrieron otros l¨ªderes de la talla de Churchill y De Gaulle de ser rechazado por los votantes. Pero si la cooperaci¨®n entre los equipos de Gorbachov y Yeltsin es genuina, es muy posible que gane y las elecciones del a?o que viene y se convierta en presidente de la Uni¨®n.
Sin embargo, toda la sabidur¨ªa pol¨ªtica del mundo no ser¨ªa suficiente si no se rescata la econom¨ªa de ese caos improductivo en el que est¨¢ sumida. Para que los campesinos semianalfabetos o los banqueros "de clase mundial" inviertan en la econom¨ªa sovi¨¦tica, tienen que tener la seguridad de que el rublo tiene un valor estable y convertible. Esto, a su vez, implica que los pa¨ªses ricos deben ofrecer de forma colectiva ayuda financiera a cambio de responsabilidad financiera. Cualquier programa internacional deber¨ªa. tambi¨¦n tener en cuenta las necesidades de Europa del Este, que ha perdido sus mercados sovi¨¦ticos sin que se le haya permitido penetrar demasiado en la econom¨ªa (?de mercado?) occidental. Una proporci¨®n importante de los cr¨¦ditos deber¨ªa concederse en monedas de pa¨ªses de Europa del Este. Am¨¦rica y la Comunidad Europea no necesitan desesperadamente los mercados rusos, pero los europeos del Este, s¨ª.
Gracias a la minuciosidad de las purgas de Stalin y a la ignorancia / corrupci¨®n de sus sucesores, la URSS carece por completo de una clase empresarial. Pero ahora hay decenas de miles de emigrados sovi¨¦ticos en Europa, Am¨¦rica e Israel, que han adquirido experiencia profesional en esos pa¨ªses. Seguramente, muchos estar¨ªan m¨¢s que contentos de ayudar a desarrollar la empresa privada y una gesti¨®n p¨²blica inteligente en la URSS, si pudieran estar seguros de que sus derechos civiles van a ser respetados y de que podr¨¢n obtener unos beneficios econ¨®micos razonables. A un nivel menos sofisticado, la experiencia de la nueva pol¨ªtica econ¨®mica de Lenin demostr¨® en la d¨¦cada de los veinte que la econom¨ªa agr¨ªcola y artesanal empezar¨¢ a crecer r¨¢pidamente en cuanto la poblaci¨®n rural se vea libre de controles administrativos y del miedo a la represi¨®n policial y a la confiscaci¨®n de la propiedad.
Para terminar, un factor de grandes beneficios psicol¨®gicos ser¨ªa el aumento de los intercambios a nivel cultural, deportivo y tur¨ªstico entre la URSS y Occidente. El trabajo cient¨ªfico, intelectual, atl¨¦tico y art¨ªstico en la Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ a la altura de los mejores en cualquier parte del mundo. Pero la opresi¨®n pol¨ªtica y el atraso econ¨®mico han causado un profundo complejo de inferioridad en todas las clases de la poblaci¨®n. Un aumento de los intercambios culturales enriquecer¨ªa simult¨¢neamente a los dos mundos, el sovi¨¦tico y el occidental, y contribuir¨ªa en gran medida a reducir esa sensaci¨®n de inferioridad que es uno de los mayores obst¨¢culos para la mejora de la calidad de vida en la propia URSS. Uno de los logros importantes de Mija¨ªl y Ra¨ªsa Gorbachov ha sido la nueva imagen occidental de los hombres y mujeres sovi¨¦ticos de la era post-Stalin. El fracaso del golpe y la cooperaci¨®n mundial, tanto con Gorbachov como con Yeltsin, deber¨ªan llevar a un r¨¢pido progreso de la revoluci¨®n sovi¨¦tica iniciada en 1985.
es historiador.
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