Muere el cineasta Frank Capra a los 94 a?os
El autor de 'Vive como quieras' reflej¨® el mito del individualismo norteamericano
Frank Capra, el autor de Vive como quieras, ?Qu¨¦ bello es vivir! o Sucedi¨® una noche, se gan¨® la frase que lo defin¨ªa como Ia imagen del New Deal" porque logr¨® con sus pel¨ªculas difundir el optimismo que Roosevelt intentaba insuflar con sus discursos patri¨®ticos y su keynes¨ªanismo. Son pel¨ªculas netamente norteamericanas, destinadas a glosar la importancia de la libertad del individuo y la influencia de sus actos m¨¢s m¨ªnimos para con el conjunto de la sociedad. Una persona sola, si tiene raz¨®n, fe, entusiasmo y talento, nunca puede fracasar, viene a decirnos Capra en sus distintas f¨¢bulas.?l mismo, nacido en 1897 en Siciila y emigrado a Estados Unidos cuando apenas ten¨ªa seis a?os, era un buen ejemplo del sue?o americano. A principios de los a?os veinte era un oscuro gagman al servicio de Mack Sennett y sus breves pel¨ªculas c¨®micas, pero 10 a?os despu5s, en 1934, ganaba el oscar al mejor director por la c¨¦lebre Sucedi¨® una noche, una de las escasas comed¨ªas premiadas por la Academia y un modelo en la dif¨ªcil tarea de ensamblar elementos costumbristas con las convenciones del g¨¦nero. La camiseta de Gable, su manera de mojar las rosquillas en el caf¨¦ con leche o la inolvidable habitaci¨®n para dos improvisada con una cuerda de tender ropa aportaron a la historia y los personajes una credibilidad desusada en el cine norteamericano.
?xito
El ¨¦xito hizo de Capra un cineasta independiente, productor de sus t¨ªtulos, propietario de una peque?a compa?¨ªa, obviamente bautizada como Liberty. Su optimismo se contagia a todo cuanto toca. El secreto de vivir (1936) muestra a un millonario que decide no serlo, que prefiere el tromb¨®n y escribir versos mientras su dinero sirve para ayudar a multitud de peque?os propietarios (en el cine de Capra ser peque?o propietario era casi el ideal l¨®gico de toda la humanidad).
Y Capra regresa a la vida cotidiana con Vive como quieras (1938), en la que un millonario amargado acaba descubriendo la felicidad gracias a los Vanderho, practicantes de un suave anarquismo familiar consistente en cantar durante las comidas.
Caballero sin espada es la magnificaci¨®n del pol¨ªtico honesto frente a los pol¨ªticos profesionales, devorados por la maquinaria del poder. Juan Nadie es una primera inflexi¨®n en el entusiasmo de Capra. Su protagonista es un jugador de b¨¦isbol astutamente manipulado por pol¨ªticos de significaci¨®n derechista. Cuando ¨¦l descubre de qu¨¦ juego es v¨ªctima, piensa en suicidarse ante sus seguidores para, como un Cristo moderno, abrir los ojos de la multitud. Capra renunci¨® a este final y busc¨® otro m¨¢s acomodaticio.
Y, en justa correspondencia, los millonarios de Frank Capra ya no pod¨ªan entregar su fortuna entre los pobres ni los bancos renunciar a explotar a sus deudores. Por eso hay algo en ?Qu¨¦ bello es vivir! que suena a falso. De nuevo asistimos a un suicidio frustrado, pero ahora es un ¨¢ngel quien interviene, pues Capra ya no encuentra argumentos suficientes en la tierra para convencer a un Stewart desesperado y sin dinero.
En 1948, Liberty Films fue vendida a la Paramount, y Capra reinici¨® su carrera como director de estudio. Su cine se vuelve menos personal y m¨¢s anodino. Quiz¨¢ valga la pena se?alar su intervenci¨®n como guionista de Caravana de mujeres (195 l), y la que ha sido su ¨²ltimo largometraje, Un g¨¢ngster para un milagro (1961) en el que Bette Davis logra convertirse, aunque sea por unas horas, en millonaria para no defraudar a su hija.
Pero sus paternales sermones, te?idos de resonancias que remiten a Lincoln, Jefferson u otros pol¨ªticos defensores del individualismo norteamericano no impiden crecer a los personajes, dotarlos de complejidad, lograr que las formas de la bondad sean lo bastante variadas como para que la sociedad no parezca un balneario.
El propio Capra manifest¨® en 1971 cu¨¢les hab¨ªan sido las l¨ªneas maestras que inspiraron su trabajo. Dejemos, pues, que sea ¨¦l quien hable: "Deseaba cantar a los trabajadores, a los hombres y mujeres sencillos y corrientes, a los que hab¨ªan nacido pobres, a los afligidos. Quer¨ªa apostar a favor de todos los marginados a causa de su raza o lugar de nacimiento, de todos los que luchan y tienen esperanza. Y, sobre todo, deseaba defender su causa en las pantallas de todo el mundo".
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