El invierno econ¨®mico
Existen elementos suficientes para confiar en la voluntad actual de reforma radical. Los numerosos factores de riesgo que existen en aquella regi¨®n del mundo no incluyen como el m¨¢s significativo, a tenor de los acelerados acontecimientos recientes, el de alargamiento de la vida del sistema. M¨¢s vinculantes para Occidente son los peligros potenciales que pueden derivarse de una transici¨®n -por su propia naturaleza dilatada e inestable- estrangulada por la peor situaci¨®n econ¨®mica vivida por diversas generaciones de sovi¨¦ticos.La importancia de la ayuda de los pa¨ªses industrializados -el plan de Yavinski la cifraba en 100.000 millones de d¨®lares en cinco -a?os- excede, l¨®gicamente, al esfuerzo estrictamente presupuestario de esos Gobiernos para convertirse en el principal catalizador de los flujos de inversi¨®n privada. La reducci¨®n de incertidumbre que supondr¨ªa el compromiso expl¨ªcito de apoyo por Occidente ser¨ªa sin duda la consecuencia m¨¢s favorable. La inversi¨®n directa y los cr¨¦ditos privados requieren un horizonte m¨ªnimo de estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica para poner de manifiesto las ventajas financieras, de capacidad de gesti¨®n empresarial y tecnol¨®gicas que se espera de ellos. La cuant¨ªficaci¨®n de ese esfuerzo no resiste cualquier comparaci¨®n con el ahorro que sobre los presupuestos de defensa de los pa¨ªses industrializados supondr¨ªa la desaparici¨®n de la potencial amenaza militar. La ayuda cabe hoy pensarla como la contribuci¨®n a una inversi¨®n cuyos beneficios m¨¢s inmediatos ser¨ªan equivalentes al ahorro en ese cap¨ªtulo de gastos, concebido para la disuasi¨®n de pelig ros procedentes de aquel territorio. Estadc,)s Unidos ser¨ªa, sin duda, el principal beneficiado de ese dividendo de la paz, siempre que aquella Administraci¨®n convenga en la inexistencia de peligros potenciales como los habidos hasta ahora. No parece entenderlo as¨ª su presidente, a tenor de la propuesta hecha al C origreso de su pa¨ªs para renovar los 300.000 millones de d¨®lares asignados a gastos de defensa en el presupuesto que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 1 de octubre.
Con todo, la definitiva concreci¨®n de ese compromiso de ayuda no ha de estar exenta de condiciones. Adem¨¢s de verificar la adopci¨®n de las estructuras e instituciones propias de: una econom¨ªa de mercado, esa ayuda ha de vincularse a la aplicaci¨®n de un plan de saneamiento de la econom¨ªa que a.suma como objetivos prioritarios la convertibilid,ad y estabilidad de la moneda y el control riguroso de: las Finanzas p¨²blicas. Esos recursos deber¨¢n concretarse en proyectos espec¨ªficos, fundamentalmente de infraestructura, capaces de producir una r¨¢pida reacci¨®n en la oferta, y en la financiaci¨®n de importaciones.
Dado el elevado grado de integraci¨®n econ¨®mica hoy existente entre las distintas rep¨²blicas no faltar¨ªan argumentos, derivados de la m¨¢s estricta racionalidad econ¨®mica, en que apoyar el mantenimiento de v¨ªnculos estables entre las mis-mas. El m¨¢s inmediato, pero no necesariamente el rn¨¢s poderoso, es la necesidad de garantizar la r¨¢pida materializaci¨®n de ese apoyo econ¨®mico y financiero de Occidente. La disposici¨®n de una "estrtictura coherente de direcci¨®n econ¨®rnica" en las 15 rep¨²blicas ha sido la condici¨®n que, a trav¨¦s del primer ministro brit¨¢nico, ha impuesto el Grupo de los Siete a Gorbachov. Si hasta el pasado 19 de agosto las reticencias de los Gobiernos occidentales y de los inversores privados estaban determinadas por el excesivo gradualismo impuesto por el presidente sovi¨¦tico al proceso de transformaci¨®n del sistema, las existentes hoy tienen su amparo en el extremo opuesto: la ausencia de una econom¨ªa sovi¨¦tica propiamente dichaa que puede dar lugar la r¨¢pida. desintegraci¨®n de la URSS. Disputas territoriales, fragmentaci¨®n de mercados e inestabilidad cambiar¨ªa ser¨ªan algunas de las consecuencias m¨¢s evidentes de la precipitada descomposici¨®n deaquel Estado.
Evitar este ¨²ltimo escenario y definir un mecanismo de coordinaci¨®n econ¨®mica entre las rep¨²blicas es una pretensi¨®n razonable- que parece asumir el Comit¨¦ para la Direcci¨®n de la Econom¨ªa Nacional; creado en el contexto del acuerdo suscrito por los representarites de 10 rep¨²blicas (las tres rep¨²blicas b¨¢lticas y Moldavia no participaron, y Georgia lo hizo como observador) y el presidente Gorbachov, prev¨¦ la creaci¨®n de un marco de cooperaci¨®n con el fin de asegurar el funcionamiento de la econom¨ªa y acelerar la aplicaci¨®n de las ref¨®rmas econ¨®micas necesarias. La atenci¨®n a esas tareas devertebraci¨®n del espacio econ¨®mico deber¨¢ compartirse con actuaciones orientadas a evitar el colapso financiero que amenaza a aquella econom¨ªa y las¨ª destinadas a garantizar el abastecimiento de alimentos, energ¨ªa y servicios b¨¢sicos en los pr¨®ximos meses.
Vencer al invierno, en cualquier caso, no equivale a garantizar la llegada de la primavera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.