Dolor y medicina
Por un mal azar algunos hombres nos vemos condenados a una vida de dolor y sufrimiento. En mi caso una lesi¨®n traum¨¢tica del nervio ci¨¢tico me produce dolores insufribles desde hace 15 meses; no los describir¨¦: baste saber que convierten mi vida en una tortura. Acud¨ª a los m¨¦dicos: traumat¨®logos, neur¨®logos, especialistas en el tratamiento del dolor, etc¨¦tera. Siempre me recetaron analg¨¦sicos menores o me trataron con la t¨¦cnica del cateter epidural, sin alivio alguno.Pero lo que resulta curioso e indignante es que en el arsenal curativo de la medicina existen los analg¨¦sicos mayores, en especial la morfina, de eficacia m¨¢s que comprobada en casos como ¨¦stos. Ocurre, sin embargo, que en la pr¨¢ctica hoy es imposible conseguir un tratamiento con morfina, excepto en estado terminal. Ir¨®nicamente, los enfermos que tenemos la mala suerte de no sufrir una enfermedad terminal quedamos abocados sin necesidad al infierno en vida o al suicidio.
Resulta evidente que la clase m¨¦dica se ha dejado ganar por la irracional demonizaci¨®n de ciertos f¨¢rmacos considerados como drogas, hasta el punto de considerar m¨¢s da?ino el hipot¨¦tico infierno de la adicci¨®n a la morfina (aun controlada m¨¦dicamente) que el muy real de una tortura incesante. Con ello olvidan que su obligaci¨®n no es s¨®lo curar las enfermedades, sino tambi¨¦n aliviar el sufrimiento con todos los medios a su alcance. Esta traici¨®n a su vocaci¨®n y a su juramento les hace cada vez m¨¢s insensibles al dolor ajeno, con todos los peligros que ello lleva consigo. S¨¦ que esta carta dificil-
Pasa a la p¨¢gina siguiente
Viene de la p¨¢gina anterior
mente podr¨¢ cambiar el curso dominante de la medicina moderna. Me contentar¨ªa con lograr que algunos m¨¦dicos se replantearan su posici¨®n ante el dolor y tomaran las decisiones pertinentes para recuperar su dignidad.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.