"El sistema pol¨ªtico marroqu¨ª ha entrado en crisis"
Abraham Serfaty, el opositor marroqu¨ª que pas¨® 17 a?os en las c¨¢rceles de Hassan II, vive desde hace cinco d¨ªas en el piso parisiense de su esposa Christine, la francesa que luch¨® como una leona por conseguir su libertad. Serfaty apuesta por la aceleraci¨®n del movimiento democr¨¢tico en Marruecos, y, aunque sigue declar¨¢ndose comunista y proponiendo una rep¨²blica de consejos populares, afirma estar dispuesto a aceptar para su pa¨ªs lo que llama "una soluci¨®n a lo Juan Carlos". Alto y corpulento, con los cabellos y el mostacho defendi¨¦ndose de la cojera de su pierna izquierda con una muleta, rodeado en su sill¨®n por monta?as de telegramas, ramos de flores y cestos de frutas, Serfaty quiere rendir homenaje a su esposa, antes de pasar a hablar de cualquier otra cosa. "Christine es la realizaci¨®n perfecta de mis sue?os de adolescente", dice. "Durante todos estos a?os, ha sido para m¨ª la vida de una vida sin vida".Pregunta. Hace apenas dos meses, Hassan II rechaz¨® en la televisi¨®n francesa la posibilidad deliberarle a usted. ?Qu¨¦ puede haber ocurrido para que haya cambiado de actitud?
Respuesta. Seg¨²n mis informaciones, hubo una intervenci¨®n muy clara del Gobierno norteamericano para que mi liberaci¨®n se produjera antes del pr¨®ximo viaje de Hassan II a Washington. Y es de esperar que haya una segunda condici¨®n: la liberaci¨®n de la gente que agoniza en el presidio de Tazmamart, el Auschwitz marroqu¨ª. Al parecer, esa presi¨®n de Estados Unidos cristaliz¨® las otras presiones que se multiplicaban en los ¨²ltimos tiempos, la francesa en primer lugar.
P. ?Qu¨¦ significa su liberaci¨®n en la situaci¨®n interior marroqu¨ª?
R. Que el sistema pol¨ªtico marroqu¨ª ha entrado en una profunda crisis. Una crisis marcada por dos acontecimientos esenciales: la huelga general del 14 de diciembre de 1990 y la gran manifestaci¨®n popular contra la guerra del Golfo del pasado 3 de febrero. En los ¨²ltimos tres a?os hay una mayor convergencia pol¨ªtica entre el empuje popular y las fuerzas de oposici¨®n oficiales. La clase media y sus partidos han salido de la desmovilizaci¨®n provocada, a mediados de los a?os setenta, por el asunto del S¨¢hara y algunas compensaciones econ¨®micas. Los sectores revolucionarios hemos abandonado nuestros esquemas sectarios de anta?o.
El Islam en Marruecos
P. Las canciller¨ªas europeas parecen seguir creyendo que el r¨¦gimen de Hassan II no tiene otra alternativa que el Ej¨¦rcito o los islamistas.
R. No es verdad. El islamismo no representa en Marruecos el mismo peligro que en Egipto u otros pa¨ªses ¨¢rabes. La principal fuerza pol¨ªtica marroqu¨ª es el movimiento democr¨¢tico nacido en el per¨ªodo de lucha por la independencia nacional. Una corriente progresista que va desde los sectores reformistas de la oposici¨®n oficial a grupos revolucionarios como el nuestro.
P. ?Cu¨¢l es su retrato del rey Hassan II?
R. Como exiliado pol¨ªtico, estoy obligado a una cierta reserva. Pero la respuesta a su pregunta es muy simple: el libro de Gilles Perrault (Nuestro amigo el rey) da ese retrato.
P. En una entrevista al diario Liberation, usted ha sugerido por primera vez la posibilidad de que la rep¨²blica no sea la ¨²nica alternativa al r¨¦gimen marroqu¨ª.
R. Lo que nosotros, la organizaci¨®n llal Aman, decimos desde el pasado febrero es que es posible una soluci¨®n a lo Juan Carlos. Pero tambi¨¦n decimos que dadas las diferencia entre las estructuras marroqu¨ªes y espa?olas, sobre todo la ausencia en Marruecos de una burgues¨ªa como la que hab¨ªa en Espa?a en 1975, ese soluci¨®n a lo Juan Carlos no podr¨¢ culminar en una transici¨®n democr¨¢tica sostenida, no podr¨¢ ser una, f¨®rmula definitiva. No obstante, ser¨ªa un gran avance democr¨¢tico y nosotros la apoyar¨ªamos. Pero la alternativa definitiva al sistema marroqu¨ª sigue siendobr¨ªa rep¨²blica de consejos populares basada en la democracia directa y la descentralizaci¨®n. El modelo espa?ol del Estado de las autonom¨ªas nos parece esencial para Marruecos.
P. Hassan II dec¨ªa, que no pensaba liberarle a usted hasta que no reconociera la marroqu¨ªnidad del S¨¢hara Occidental. ?Cu¨¢l es su opini¨®n sobre este conflicto?
R. Ya lo expres¨¦ en el curso de nuestro juicio en Casablanca. De forma rnuy esquem¨¢tica le dir¨¦ que en Marruecos hay una sociedad agropastoral y mediterr¨¢nea y en el S¨¢hara Occidental y Mauritania, una estructura de gran nomadismo.
Eso supone que, aunque los lazos entre Marruecos y los n¨®madas del sur siempre han sido muy estrechos, constituyen, objetivamente, pueblos diferentes. A ello hay que a?adir, como nos explic¨® Mustaf¨¢ el Uali (fundador del Frente Polisario), las realidades pol¨ªticas del siglo XX, las sucesivas trailciones de los reg¨ªmenes marroqu¨ªes a los saharauls. Por eso, desde el principio, hemos estado a favor de la autodeterminac¨ª¨®n del pueblo saharaui.
P. ?Qu¨¦ le parece esa idea de que usted es ciudadano brasile?o?
R. Una bufonada. Yo nunca he estado en Brasil. Mi padre trabaj¨® all¨ª durante 17 a?os y lleg¨® a tener un pasaporte brasile?o. Pero eso r¨ªo le hizo perder su nacionalidad marroqu¨ª, que, como dice la vigente Constituci¨®n, no se pierde nunca. Yo nac¨ª en Casablanca, en el seno de una famill¨¢jud¨ªa instalada en T¨¢nger desde hace cinco siglos. Una familla expulsada de Espa?a. Serfaty significa "sefardita", es decir, espa?ol.
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