Los 200 vecinos de Villamiel, contra el asentamiento de temporeros gitanos

L A / J. L. F., Villamiel, una peque?a poblaci¨®n toledana de poco m¨¢s de 200 habitantes, ha visto incrementado el n¨²mero de vecinos con m¨¢s de 400 temporeros, en su mayor¨ªa de raza gitana y de nacionalidad portuguesa, contratados irregularmente. El delegado del Gobierno, Daniel Romero, anunci¨® ayer "multas millonarias" para las empresas que han contratado a menores de 16 a?os y a los mayores que no han sido (lados de alta en la Segur8idad Social.

Los temporeros, acampados en una explanada a la entrada del pueblo, han roto los esquemas de Villamiel. Algunos son espa?oles. La mayor¨ªa, gitanos portugueses, ignorantes de la pol¨¦mica surgida en torno a ellos, de la que s¨®lo les llegan rumores y la obligaci¨®n para sus, mujeres de entrar de dos en dos en la tienda del pueblo por miedo del due?o a que le roben. Los recelos de los payos; est¨¢n en el aire.

A la sombra de la iglesia se cuenta c¨®mo a un vecino le han robado las 17 sand¨ªas "que ¨¦l hab¨ªa cuidado con tanto cari?o". Todos tienen miedo a que desaparezcan sus galgos. Pero Chinata, una gitana extreme?a de aspecto impecable, se enfada con el asunto de la tienda: "Las pesetas de las; payas son iguales que las nuestras, y si no nos han visto roban, ?por qu¨¦ nos acusan?". Una madre portuguesa, harta de que les "traten como a perros", asegura que en la tienda les cobran m¨¢s caro que a los payos.

Condiciones de vida

Los temporeros vinieron "hasta los santos" -la fiesta del primero de noviembre- para la recogida del tomate. Llegan familias enteras, de las que trabajan todos sus miembros, para llenar las cajas 31 ganar 13 duros por cada una. Vanessa, de ocho a?os, tambi¨¦n carga. La Inspecci¨®n de Trabajo ha abierto expedientes a tres de: las empresas que contrataron temporeros de forma fraudulenta. Pero en el pueblo, integrado por unas 60 familias, el ambiente est¨¢ muy tenso porque varios vecinos se han dirigido al Ayuntamiento exigiendo un mayor control sobre las condiciones de vida de los temporeros y sus movimientos por la localidad. La mayor¨ªa quiere que se ponga un plazo concreto a los gitanos para que abandonen el pueblo.

Pilar G¨®mez, alcaldesa en funciones de Villamiel, considera inadmisibles las condiciones en que malviven los temporeros. "Que no nos hablen de racismo, porque estamos habituados a convivir con estas personas, que siempre han venido al pueblo, aunque- en menor cantidad".

La alcaldesa cree que el planteamiento racista es el del Gobierno Civil hacia los vecinos, porque: entiende que algunos gitanos han tenido "un comportamiento poco c¨ªvico" y el gobernador no ha atendido los requerimientos de la corporaci¨®n. Romero dijo ayer ante las denuncias presentadas: "No podemos ir por ah¨ª echando a la gente a mamporrazos porque no nos guste".