Cat¨®licamente nacionalistas
Aires catalanistas para una Iglesia entre la herencia del pasado y una sociedad secularizada
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"Catalu?a la hizo Dios, no los hombres: los hombres s¨®lo pueden deshacerla", sosten¨ªa el siglo pasado Josep Torras i Bages, el que fuera obispo de Vic y formulador del nacionalismo cat¨®lico, que ¨¦l prefer¨ªa llamar regionalismo. Hoy, la herencia espiritual de Torras pervive en un sector no despreciable de obispos, clero y, en general, cristianos catalanes. Este bagaje coexiste con una sociedad fuertemente secularizada, en el marco de una Iglesia que se ha agitado con el oleaje b¨¢ltico. No en vano son muchos los fieles que votan opciones nacionalistas, principalmente Conv¨¨rgencia i Uni¨® (CiU).
Por el momento, los prelados catalanes no han presentado ninguna petici¨®n com¨²n formal de reconocimiento de su personalidad jur¨ªdica a la Conferencia Episcopal espa?ola ni mucho menos a Roma, que tiene las llaves de una hipot¨¦tica independizaci¨®n de la Iglesia catalana, propuesta sugerida a finales del pasado mes de agosto por el obispo de Solsona, Antoni Deig.Desde que el vendaval se desat¨® -m¨¢s en el resto de Espa?a que en Catalu?a-, los obispos se han desvinculado, han callado o han criticado las opiniones vertidas por Deig o el contenido del Full dominical de las di¨®cesis de Vic, Tarragona y Solsona, en el que, con motivo del Onze de Setembre, se ped¨ªa que los catalanes tuvieran derecho a elegir su futuro. El episcopado espa?ol no se ha manifestado al respecto, aunque no es ning¨²n secreto que estas pretensiones de autodeterminaci¨®n eclesial no son de su agrado.
Y en el flanco catal¨¢n, ha sido precisamente el actual sucesor de Torras i Bages en la di¨®cesis de Vic, Josep Maria Guix, quien se ha opuesto p¨²blicamente al contenido de la hoja dominical.
Dar el paso
La unidad de criterios parece de momento dif¨ªcil en la Iglesia, que cuenta con la Conferencia Tarraconense, constituida por la archidi¨®cesis de Tarragona y sus seis di¨®cesis sufrag¨¢neas: Gerona, Tortosa, Solsona, Vic, Urgell y L¨¦rida, adem¨¢s de la archidi¨®cesis de Barcelona.
"Los obispos catalanes asumen esa realidad nacional, pero les falta dar un paso y mantienen una posici¨®n nacionalista tibia", explica Josep Maria Totosaus, responsable del Centro de Estudios Pastorales. "Si los prelados quisieran, tendr¨ªamos ya actualmente mayor autonom¨ªa", agrega el sacerdote, porque "la Tarraconense es una reuni¨®n de buenos amigos y en la Iglesia catalana se va a remolque, pero para menos, de la autoriorn¨ªa".
El ¨²ltimo documento de la Tarraconense lleva por t¨ªtulo Ra¨ªces cristianas de Catalunya (1985). En ¨¦l se afirma que el Estado es obra de los hombres, Ia patria es fruto de las leyes a las que Dios ha sujetado la vida de generaciones humanas". La cita correponde a uno de los fundadores de la conservadora Lliga Regionalista, Enric Prat de la Riba, llamado por Eugenio d'Ors "el seny ordenador de Catalunya".
"Ra¨ªces cristianas de Catalunya es un texto continuista, aunque amoldado al actual marco jur¨ªdico social, respecto a la visi¨®n de Torras i Bages", explica el sacerdote y director del Archivo Hist¨®rico Nacional de Catalu?a, Casimir Mart¨ª. Ese nacionalismo naci¨® como alternativa al liberalismo de tintes jacobinos y al catalanismo progresista, afirma Mart¨ª. "El clero respira nacionalismo moderado y los obispos participan de ¨¦l", a?ade.
"La vigencia del debate sobre la autodeterminaci¨®n es un hecho, pero creo que se mantiene a nivel de principios y se escamotean los intereses", dice el sacerdote e historiador, quien opina que "la Iglesia hace mal en no averiguar que es Catalu?a en la pr¨¢ctica y qui¨¦n la integra".
"El contacto con los inmigrantes hace que determinados discursos nacional-cat¨®licos no pasen de las palabras a los hechos porque no conectan con la realidad", subraya Joaquin Gomis, del Centro de Pastoral Lit¨²rgica.
Gomis reconoce, al igual que Josep Maria Totosaus, que la Iglesia catalana tiene sus propias especificidades. "Aqu¨ª hay una situaci¨®n de descristianizaci¨®n m¨¢s profunda -aunque aceptada- que en otras partes de Espa?a; en materia, por ejemplo, econ¨®mica, las sensibilidades son distintas", agrega. Las di¨®cesis catalanas han sido pioneras en la pretensi¨®n de dejar de depender de la aportaci¨®n presupuestaria de la Administraci¨®n.
Ese sustrato distintivo tiene ra¨ªces hist¨®ricas. No hay que olvidar que el que fuera arzobispo de Tarragona durante la guerra civil espa?ola, Francesc Vidal i Barraquer, se neg¨® a firmar la carta colectiva del episcopado espa?ol en favor del bando franquista. Por ello muri¨® exiliado en Friburgo (Suiza).
"Vldal i Barraquer no hizo nunca pol¨ªtica, fue un obispo pastoral al 100%", afirma Josep Marla Pi?ol, especialista en temas eclesiales. Pi?ol s¨ª hace objeciones a las apreciaciones del Full dominical de las di¨®cesis de Vic, Solsona y Tarragona, cuando en la mencionada publicaci¨®n, citando a Erich Fromm, se afirma: "El principio del mal menor es el principio de la desesperaci¨®n. La mayor¨ªa de ocasiones no hace m¨¢s que alargar las cosas hasta que se impone el mal mayor". A juicio de Pi?ol, "ese p¨¢rrafo del editorial sobre el Onze de Setembre emplea los mismos argumentos catastrofistas que emplearon en el pasado integristas y nacional-cat¨®licos durante la Rep¨²blica y la posterior Cruzada".
[Por otro lado, Joan Carrera y Carles Soler, ordenados ayer obispos en Barcelona, ofrecieron su colaboraci¨®n a las autoridades catalanas "en aquello que nos corresponde, por el bien de la patria". Los nuevos prelados, que ocupan el cargo de auxiliares en la archidi¨®cesis de la capital catalana, alabaron, asimismo, la sensibilidad hacia la cultura catalana del nuncio de la Santa Sede en Espa?a, Mario Tagliaferri, quien, en la ordenaci¨®n celebrada en Santa Maria del Mar, utiliz¨® la lengua catalana].
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