Ide¨®logos
Una tard¨ªa incorporaci¨®n al debate pol¨ªtico espa?ol, tan tard¨ªa que son clamorosos, sus silencios bajo la dictadura, disculpa que algunos ide¨®logos oficiales se permitan tratar de ofrecer la f¨®rmula de la sopa de ajo de la cr¨ªtica del socialismo totalitario a quienes hace m¨¢s de 20 a?os que la hicimos. La maldad metaf¨ªsica de la Sant¨ªsima Trinidad: dictadura de clase-partido ¨²nico-Estado, ya estaba asumida, y por escrito, desde nuestra adolescencia militante. Empieza a prosperar entre nosotros un ideologismo historificador que trata de sustituir el finalismo hist¨®rico del franquismo (Ad¨¢n y Eva-Trento-Franco) por otro finalismo centrista (Ad¨¢n y Eva-Manuel Aza?a-Felipe Gonz¨¢lez). Ese mismo ideologismo historificador est¨¢ a punto de decretar la inutilidad funcional de la dial¨¦ctica hist¨®rica, llegando incluso a poner en cuesti¨®n la necesidad del revolucionarismo, incluido el de la Revoluci¨®n, Francesa, que nos ha hecho tal corno somos.Resulta sumamente desconcertante que en nombre de la modernidad la ¨²nica oferta positiva que se nos hace es aceptar que el capitalismo no es intr¨ªnsecamente perverso y que el desarrollo de las fuerzas productivas ya le imipondr¨¢ el correctivo moderador, Hist¨®ricamente, el juego ha sido bastante m¨¢s duro, y nada invita a pensar que en el futuro s¨®lo esta mec¨¢nica garantice la universalizaci¨®n de los derechos del hombre, y ni siquiera el de los vegetales. Hay tan poca modernidad en este discurso que no resistir¨ªa ni la mirada ir¨®nica de Rosa Luxemburgo despu¨¦s de un paseo de la buena se?ora desde Harlem a Wall Street. Si es grave la par¨¢lisis o la desmoralizaci¨®n del conocimiento poscomunista, empieza a ser alarmante la impotencia del conocimiento socialdem¨®crata, su insoportable levedad, cuando no su falsa conciencia de albacea del capitalismo cuando muera de ¨¦xito.
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