Antonio Saura y los libros de su vida
El pintor Antonio Saura ha ilustrado libros que considera fundamentales. El autor del art¨ªculo recuerda sus series de dibujos para El Quijote; La familia de Pascual Duarte, de Cela; la poes¨ªa de san Juan de la Cruz; El critic¨®n, de Graci¨¢n; 1984, de Orwell, o las Greguer¨ªas, de G¨®mez de la Serna, as¨ª como las litograf¨ªas para los Diarios de Kafka y los Sue?os y discursos, de Quevedo.
Hay libros que son tan necesarios para la existencia de] ser humano como el respirar, el comer o el beber. Estas obras esenciales tienen la virtud de iluminar el pensamiento, excitar la imaginaci¨®n y aun cambiar las vidas personales.Desde hace a?os, Antonio Saura viene dedicando un espacio importante en su quehacer art¨ªstico a la ilustraci¨®n de libros que considera fundamentales y que han marcado su existencia. Como artista culto que atesora una s¨®lida y profunda experiencia lectora, ha incorporado en su repertorio de preferencias textos literarios de g¨¦neros diversos (novela, poes¨ªa, ensayo, aforismo e incluso libro infantil) guiado tanto por un deseo de compenetraci¨®n y fusi¨®n amorosa con la obra elegida como por un af¨¢n de evitar el excesivo sometimiento o la infidelidad a los sistemas gr¨¢ficos y postulados est¨¦ticos propios. El resultado de esta liberal aproximaci¨®n son libros hermosos en los que la f¨¦rtil y enriquecedora conjunci¨®n del escritor y de] pintor propicia, frecuentemente, el nacimiento de im¨¢genes que ampl¨ªan los l¨ªmites del texto literario.
A esta fecunda actividad de Saura pertenecen sus memorables series de dibujos para El Quijote; La familia de Pascual Duarte, de Cela; la poes¨ªa y prosa de san Juan de la Cruz; El critic¨®n, de Graci¨¢n; 1984, de Orwell, o las Greguer¨ªas, de G¨®mez de la Serna, as¨ª como las series litogr¨¢ficas para los Diarios de Kafka y los Sue?os y discursos, de Quevedo. Estas creaciones son fruto de la confrontaci¨®n de dos lenguajes antag¨®nicos -el pict¨®rico y el literario- que, como consecuencia de la acci¨®n libre y subjetiva del pintor, desemboca en un fervoroso d¨²o, en un complejo di¨¢logo que no es la est¨¦ril plasmaci¨®n objetiva de lo evidente, ni la imagen fotogr¨¢fica de lo que el texto describe. El lenguaje ilustrativo de Saura se compone de im¨¢genes poderosas, que hablan con una violencia, una fantas¨ªa y una libertad en verdad impresionantes.
Con el vigor de su gesto, la furia del ritmo y la radicalidad del color, las im¨¢genes que afloran parecen antes expulsadas por una erupci¨®n volc¨¢nica. Como si se tratara de un desierto expuesto a la acci¨®n de los elementos, el pintor descarga sobre el blanco de la p¨¢gina l¨ªneas, manchas y tachones. Entre los colores, el dominante es un negro denso y tel¨²rico, extra¨ªdo de yacimientos profundos; las superficies y trazos de este color vibran y resplandecen como rel¨¢mpagos negros.
Sin embargo, las vertiginosas im¨¢genes de Saura no llegan nunca a desbordarse porque la pasi¨®n pict¨®rica, factor determinante en su g¨¦nesis, aparece siempre embridada por el control de la raz¨®n cerebral.
En el campo de la ilustraci¨®n, la creaci¨®n es la transformaci¨®n de la literatura y de lo le¨ªdo en im¨¢genes pict¨®ricas por intervenci¨®n del poder extra?o de la imaginaci¨®n. Esta fuerza -dios o derrionio- de la imaginaci¨®n permite a Situra obtener abundantes capturas en sus incursiones por el un ?verso de las letras y aportar obras de verdadera modernidad. La dedicaci¨®n al dific¨ªl arte de la ilustraci¨®n convierte a Antonio Saura en un caso bastante excepcional entre los maestros actuales de la pintura y en uno de los guardianes mayores de una noble y venerable tradici¨®n. Al ilustrar los libros de su vida., nos devuelve a los lectores textos esenciales ba?ados en una nuevia luz.
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