Un h¨¦roe llamado Jack Mann
El reh¨¦n liberado en Beirut denuncia haber sufrido torturas
Jack Mann fue recibido ayer como un h¨¦roe en Gran Breta?a. El ex piloto de 77 a?os, liberado el martes en Beirut tras permanecer 865 d¨ªas secuestrado por la Organizaci¨®n de la Justicia Revolucionaria, no pudo ocultar su emoci¨®n cuando a su llegada a Londres vio desde la ventanilla del avi¨®n militar que le trasladaba un Spitfire de la Segunda Guerra Mundial escolt¨¢ndole en su honor. Jack Mann denunci¨® en Damasco (Siria), poco despu¨¦s de su liberaci¨®n, haber sido sometido a torturas durante su cautiverio.
Para Jack Mann, la escolta a¨¦rea de uno de los pocos Spitfire, que todav¨ªa vuelan ha sido la mejor bienvenida que su pa¨ªs le pod¨ªa ofrecer. Hace 50 a?os, el entonces joven piloto Mann arriesg¨® su vida conduciendo un caza de este tipo desde la Francia ocupada entonces por los nazis hasta Inglaterra. Mann, con graves quemaduras en la cara y en las manos, consigui¨® aterrizar con el Spitfire en llamas, despu¨¦s de ser alcanzado seis veces por fuego anti¨¦reo alem¨¢n. Una vez en tierra, Mann tuvo el coraje a¨²n de tomar una fotograf¨ªa de su avi¨®n de caza ardiendo, fotograf¨ªa que ayer reprodujo la prensa brit¨¢nica. Por ello quiz¨¢s, ayer, al descender del avi¨®n, Mann, el m¨¢s anciano de los rehenes occidentales en Beirut, contempl¨® emocionado el Spitfire y s¨®lo pudo decir: "Maravilloso".Jack Mann y su esposa, Sunnie, una mujer de 73 a?os que ha peregrinado por el mundo entero durante los 28 meses de secuestro de su marido pidiendo su libertad, fueron recibidos en el aeropuerto de la base militar de Lyneham (al oeste de Londres) por miembros de su familia y por Douglas Hogg, secretario de Asuntos Exteriores. El primer ministro John Major le hizo llegar un mensaje de alegr¨ªa por su liberaci¨®n.
Dos a?os encadenado
El anciano reh¨¦n, que fue acompa?ado por un equipo m¨¦dico durante su traslado a la capital brit¨¢nica, deber¨¢ permanecer varios d¨ªas en la base militar para descansar y ser sometido a exploraciones m¨¦dicas. Uno de los m¨¦dicos que le acompa?¨® en el avi¨®n dijo de Mann: "Ha perdido peso, pero su sentido del humor sigue siendo agudo".
"Me he quedado sin voz tras dos a?os encadenado", dijo un Jack Mann fr¨¢gil y con bastantes kilos de menos, el martes por la noche, a su llegada a Damasco (Siria), donde fue entregado a los representantes diplom¨¢ticos brit¨¢nicos. "Esta ma?ana [por el martes por la ma?ana] ha comenzado para m¨ª otro terrible d¨ªa. Me preguntaba una y otra vez cuanto tiempo..., cuanto tiempo me quedaba. Deseaba saber cu¨¢ntos meses ten¨ªa que estar aqu¨ª. Ahora no tengo palabras para expresar realmente lo agradecido que me siento con esta bienvenida", dijo Mann en Damasco.
Mann explic¨® que durante su cautiverio hab¨ªa sido sometido a torturas, aunque no quiso dar m¨¢s detalles, y dijo que nunca hab¨ªa recibido los medicamentos que su esposa hab¨ªa intentado hacerle llegar a trav¨¦s de la Cruz Roja para aliviarle su sufrimiento. Para hacerle olvidar de alguna manera la tragedia vivida, su esposa le explic¨® los detalles de la nueva casa que ella le ha preparado en Chipre, ciudad donde el matrimonio piensa vivir a partir de ahora.
Enamorados del Mediterr¨¢neo, Jack Mann y su esposa, azafata, se trasladaron en 1946 a Beirut, donde ¨¦l hab¨ªa sido contratado como piloto de la compa?¨ªa a¨¦rea Middle East Airways. All¨ª montaron una escuela de equitaci¨®n y abrieron un bar, el Pickwik, que fue destruido en un atentado en 1981. Cuando las autoridades brit¨¢nicas le advirtieron que regresara a su pa¨ªs por el peligro de secuestro que corr¨ªan los occidentales en Beirut, Jack Mann contest¨®: "Yo soy viejo, no tengo dinero. ?Por qu¨¦ se van a interesar en m¨ª?". Sin embargo, su edad y su falta de dinero no fueron obst¨¢culo para que el 12 de mayo de 1989 fuera secuestrado cuando sal¨ªa de una entidad bancaria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.