Los militares salvadore?os acusados dicen que al matar a los jesuitas cre¨ªan acabar con "terroristas"
La primera jornada del proceso por la matanza de los seis jesuitas y dos sirvientas de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, ocurrida el 16 de noviembre de 1989, concluy¨® a primeras horas de la madrugada de ayer, despu¨¦s de una sesi¨®n maratoniana que se prolong¨® algo m¨¢s de 10 horas y que sac¨® a relucir de forma casi palpable los detalles del crimen. En el banquillo de los acusados se sentaron los ocho militares que son procesados, mientras que los jurados permanecen escondidos detr¨¢s de una mampara de madera plastificada, en un estrecho recinto, desde donde pueden escuchar, sin ser vistos, la lectura del sumario y las alegaciones de las partes.
ENVIADO ESPECIALEl proceso transcurri¨® en medio de una monoton¨ªa del horror. La lectura del sumarlo obligaba a turnarse a los secretarios del tribunal. La repetici¨®n de la lectura de las declaraciones de los acusados agot¨® a los presentes. El embajador de Estados Unidos, William Walker, sentado entre los observadores, descabez¨® una peque?a siesta. Los acusados escucharon todo el tiempo con gesto impasible la lectura.A ¨²ltima hora de la tarde se ley¨® la declaraci¨®n del soldado ?scar Amaya, conocido por el mote de Pilijay, que ten¨ªa 26 a?os cuando ocurri¨® la matanza. Amaya confes¨® haber disparado contra cinco de los jesuitas y ser autor material de la muerte del rector de la UCA, Ignacio Ellacur¨ªa, Segundo Montes e Ignacio Mart¨ªn Bar¨®.
Seg¨²n consta en la declaraci¨®n le¨ªda ante el tribunal, Amaya reconoci¨® haber participado en la muerte de tres padres jesuitas, cuyos nombres desconoc¨ªa. Amaya formaba parte de la patrulla que mandaba el sargento ?valos, a quien llamaban Satan¨¢s. A?ade Amaya que recibi¨® la orden de ir matar a unos delincuentes terroristas, que se encontraban en el interior de la Universidad.
El hombre clave
Un oficial a quien no conoc¨ªa entreg¨® a Amaya un fusil ametrallador AK-47, Kal¨¢shnikov, junto con los cargadores. El soldado no sab¨ªa a qui¨¦nes iba a eliminar, pero pensaba que se trataba de dirigentes terroristas en medio de los acontecimientos de aquellos d¨ªas, en plena ofensiva del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN) contra varias partes de San Salvador, incluyendo la capital.El oficial le dijo: "Vos sos el hombre clave". Amaya interpret¨® que le encargaba matar a las personas que se encontraban en aquel lugar.
Dentro ya de la UCA, Amaya escuch¨® ruido de vidrios rotos y observ¨® una hamaca vac¨ªa, "cuando lleg¨® un se?or que vest¨ªa un camis¨®n de dormir color caf¨¦ y les dijo: 'Esperen que ya voy a abrirles". Ellacur¨ªa apareci¨® asesinado vestido con un albornoz color caf¨¦.
Mientras esperaba en la puerta, alguien le dijo: "Eh, Pilijay, aqu¨ª est¨¢n saliendo". Vio que ya estaba fuera la persona que hab¨ªa encontrado antes (Ellacur¨ªa) y "salieron otras personas del sexo masculino hasta un n¨²mero de cinco". El sargento Satan¨¢s ?valos les orden¨® tenderse sobre el c¨¦sped.
En ese momento, Amaya consideraba, y as¨ª lo dec¨ªa, que aquellas personas eran delincuentes terroristas. Se coloc¨® frente a ellos. ?valos empez¨® a disparar a los dos que ten¨ªa m¨¢s cerca. Amaya "dispar¨® a los otros tres que ten¨ªa m¨¢s pr¨®ximos y observando que los agarraba de cabeza". Seguidamente dispar¨® a los cinco.
No recuerda si dijeron algo antes de darles muerte. Despu¨¦s el teniente Espinoza orden¨®: "?M¨¦telos para dentro, aunque sea de arrastradas!". Lleg¨® una sexta persona, que grit¨®: "No me vayan a matar". Amaya se retir¨® a otro lugar y escuch¨® unos disparos, que supuso iban destinados a esa sexta persona. Seguidamente, entr¨® a una cocina donde encontr¨® a otro soldado que beb¨ªa una cerveza. Amaya se tom¨® otra y despu¨¦s de apurarla se alej¨® de aquel lugar.
El provincial de los jesuitas de Centroam¨¦rica, el gallego Jos¨¦ Mar¨ªa Tojeira, al entrar en la sede de la Corte Suprema de San Salvador, habilitada para la vista p¨²blica de la causa, expres¨®: "La esperanza siempre es lo ¨²ltimo que se pierde y ellos [los acusados] tendr¨¢n esperanzas de salir. As¨ª los habr¨¢n preparado tratando de convencerles de que van a salir libres. Yo creo que las pruebas son bastante claras en contra de ellos y espero que el jurado se d¨¦ cuenta, como nos damos cuenta la mayor¨ªa".
Autores intelectuales
Para Tojeira, "evidentemente no est¨¢n presentes los autores intelectuales", s¨®lo los materiales y el que dio la orden directa, el coronel Benavides. "Es una realidad triste para nosotros", a?adi¨®. "Se est¨¢ haciendo justicia parcialmente. No se est¨¢ llegando a los que tienen m¨¢s responsabilidad en el asesinato. Se est¨¢ llegando a gente que s¨ª tiene alguna responsabilidad, que es la de la autor¨ªa material. Creemos que no podemos descansar hasta que se haga toda la verdad".Al concluir la primera jornada, los acusados salieron de su actitud hier¨¢tica y se mezclaron con sus familiares, con quienes conversaron. "Espero que la gracia de Dios se haga con todos nosotros", declar¨® a los periodistas el subteniente Gonzalo Guevara.
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