El sionismo
EL L?DER de la OLP, Yasir Arafat, se present¨® en el oto?o de 1974 ante la Asamblea General de la ONU "con una rama de olivo en la mano" para formular una oferta de paz al Estado de Israel. Si esa oferta no era recogida, a?adi¨®, la organizaci¨®n palestina tendr¨ªa que recurrir a otros medios. Mientras hablaba Arafat pod¨ªa verle la pistola que llevaba enfundada en la cadera. Israel, confortado por su victoria en la guerra de octubre de 1973 contra Egipto y Siria, hizo o¨ªdos sordos a los llamamientos palestinos. Y a ello, la OLP, incapaz de dar una respuesta militar, iba a replicar con la mayor contundencia por la v¨ªa diplom¨¢tica. La resoluci¨®n de la Asamblea General de la ONU de noviembre de 1975 por la que se equiparaba el sionismo israel¨ª a "una forma de racismo" constitu¨ªa el gran momento de esa ofensiva pol¨ªtica de la organizaci¨®n palestina, Ahora ha sido planteada la posibilidad de eliminar dicha resoluci¨®n.El sionismo es la doctrina: pol¨ªtica que ha propugnado desde su codificaci¨®n contempor¨¢nea (el t¨¦rmino fue acu?ado en 1886 por el norteamericano Nathan Birnbaum y consolidado por el periodista austriaco Theodor Herz1 en un primer congreso sionista celebrado en Viena en 1897) el retorno del pueblo jud¨ªo a la tierra de Si¨®n, el hogar nacional jud¨ªo perdido por sus antepasados y hoy recobrado con el nombre de Estado de Israel. Debe recordarse que, como demostr¨® Robert Graves en 1948, son bastante discutibles los t¨ªtulos de propiedad b¨ªblicos o hist¨®ricos esgrimidos por los hebreos sobre esas tierras. M¨¢s bien cabe hablar de legitimaci¨®n retrospectiva: la decisi¨®n de la ONU de constituir en ellas el Estado de Israel. Determinar d¨®nde comienza y d¨®nde acaba el sionismo como doctrina es irrelevante, en la medida en que quien es responsable de sus actos es el Estado de Israel y no un conjunto de principios formulados de manera gen¨¦rica. Por esta raz¨®n, marcar a fuego al sionismo como "una forma de racismo" no pod¨ªa ser sino una operaci¨®n pol¨ªtica, por otra parte comprensible en el contexto en el que se produjo.
Un pueblo como el palestino, expulsado de su tierra, que lo pierde todo menos el sentido de pertenencia al origen, es dif¨ªcilmente culpable de recurrir al arma diplom¨¢tica, incluso, como en este caso, llev¨¢ndola hasta sus ¨²ltimas consecuencias.
La votaci¨®n de 1975, que arroj¨® un resultado de 72 votos contra 35 y 32 abstenciones -con ausencia de Espa?a en la sesi¨®n-, se obtuvo en un momento en que el bloque ¨¢rabe contaba con la pr¨¢ctica unanimidad del voto del bloque sovi¨¦tico y una nutrida aportaci¨®n del Tercer Mundo. Hoy no hay bloque sovi¨¦tico y sus ex miembros ser¨ªan f¨¢cilmente ganables para el voto contrario; en el movimiento de los No Alineados, que respald¨® mayoritariamente la decisi¨®n, el cambio de voto tampoco se har¨ªa faltar; e incluso en el propio mundo ¨¢rabe, Egipto ya ha hecho la paz con Israel, y Kuwait y Arabia Saud¨ª tienen mucho que agradecer a Estados Unidos tras la guerra del Golfo. El resultado de la votaci¨®n ser¨ªa hoy, sin duda, muy distinto.
El hecho de que el presidente norteamericano, George Bush, haya planteado ahora la posibilidad de que la Asamblea General derogue aquella resoluci¨®n es un tributo, a la vez, al estilo cambiante de los tiempos y a la posibilidad de que, por fin, se convoque una conferencia de paz para Oriente Pr¨®ximo. Si se diera alguna acomodaci¨®n entre los pa¨ªses ¨¢rabes m¨¢s implicados en el problema palestino para decir hoy lo contrario que ayer, Israel se ver¨ªa en una posici¨®n a¨²n m¨¢s precaria para seguir poniendo dificultades a la celebraci¨®n de la misma. Ello indica que condenas o exculpaciones son relativas si se mantienen en el terreno ideol¨®gico. Lo que hay son pol¨ªticas racistas y otras que no lo son.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.