Un jubilado republicano se mesa los cabellos
Sorpresas y recelo entre los espectadores que observaban la marcha
Sub¨ªan por el paseo de Delicias, entre un clamor de silbatos y de gritos reivindicativos que expoliaban, sin verg¨¹enza, causas mejores: "Los barrios unidos jam¨¢s ser¨¢n vencidos", "no nos mires, ?¨²nete!". Llegaron hasta la glorieta de Atocha, en donde un mundo trashumante de bocadillos de calamares y transe¨²ntes precarios les contempl¨® con asombro.Aquel r¨ªo de amas de casa, obreros, empleados, j¨®venes solteras de buen ver, aprendizas de costura, dependientas, titulares de talleres de reparaci¨®n y concesionarios de lavadoras alemanas llen¨® la amplia avenida que conduc¨ªa hasta la glorieta, en donde el rojo fluorescente del hotel Mediod¨ªa alumbraba, pese a todo, con inocencia.
"Somos pacifistas"
"No somos racistas, que somos pacifistas", recitaban los manifestantes, metidos de lleno en la tarea de quitar su sentido a las palabras. De pronto, en medio de la muchedumbre, un grupo se movi¨® como si a alguien le hubiera dado el mal de san Vito. Era el l¨ªder carism¨¢tico de estos iracundos vecinos, Nicanor Brice?o.Este hombre, que ejecuta con impecable maestr¨ªa la venganza del bedel, y que ya se est¨¢ trabajando su puesto en la historia como el Le Pen espa?ol, orden¨®: "Dejad pasar a la prensa". Un jovencito del servicio de orden -es curioso que en los movimientos parafascistas lo que se organiza primero y mejor es el servicio de orden- grit¨®: "?Que entra mucho maric¨®n!".
La prensa, como un solo hombre, rode¨® al conserje de colegio convertido en cabecilla de la rebeli¨®n del Sur. Un fot¨®grafo cabeceaba: "Cuando pienso que les dejo este mundo a mis hijos. Y ni siquiera llevan camisas pardas. Van en ch¨¢ndal". El ch¨¢ndal era, en efecto, la prenda m¨¢s socorrida de los manifestantes, que segu¨ªan gritando: "Vecinos, mirones, bajad de los balcones". "Uno, dos y tres, si no nos hacen caso, volvemos otra vez". Entretanto, Nicanor iba en volandas, en loor de multitud. La gente, al paso de la comitiva, se miraba con recelo y dec¨ªa: "?Qu¨¦ quieren ¨¦stos?". Alguien aclaraba: "Son los de Villaverde". Y entonces, las cosas como son, afloraba en los rostros un gesto de simpat¨ªa. Es listo el tal Nicanor. La caza del gitano drogadicto est¨¢ en su maxima popularidad.
Nunca un acto de masas no amparado por plataformas interpartidistas hab¨ªa recibido mejor acogida. "Hay m¨¢s gente aqu¨ª que contra la guerra del Golfo", dijo un paseante. Su compa?ero le contest¨®: "C¨¢llate, co?o, que a lo peor son los mismos". En el bar El Brillante -los mejores bocadillos de Madrid, dicen-, Juan Alcaine Ruiz, jubilado, republicano, se acariciaba el escaso cabello con los dedos manchados de nicotina y dec¨ªa: "Haber vivido para tener que ver esto. ?Joder con el proletariado!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Villaverde
- Realojamiento
- Orden p¨²blico
- Desalojos
- Movilizaciones civiles
- Desahucios
- Gitanos
- Manifestaciones
- Minor¨ªas raciales
- Seguridad ciudadana
- Polic¨ªa municipal
- Drogas
- Protestas sociales
- Asociaciones vecinos
- Minor¨ªas sociales
- Malestar social
- Adicciones
- Ayuntamiento Madrid
- Vivienda
- Sentencias
- Distritos municipales
- Madrid
- Ayuntamientos
- Sanciones
- Grupos sociales