La muerte de dos 'n¨²meros dos'
EL DESTINO ha querido unir en su aliento postrero a dos importantes pol¨ªticos de la transici¨®n, desaparecidos esta semana. Ambos fueron ministros en Gobiernos de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), heter¨®clita organizaci¨®n que sirvi¨® de punto de encuentro entre pol¨ªticos procedentes del sector aperturista del franquismo y del ala m¨¢s moderada de la oposici¨®n. P¨ªo Cabanillas, fallecido el pasado jueves en Madrid, fue un personaje muy representativo del primer grupo. Sin pertenecer espec¨ªficamente al segundo, Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, que le sobrevivi¨® en apenas tres d¨ªas, era hijo de un funcionario de ideas republicanas represaliado tras la guerra civil, y su trayectoria vital y pol¨ªtica puede considerarse caracter¨ªstica de cierto sector de la burgues¨ªa urbana, ilustrada y moderada, no comprometido con el r¨¦gimen del 18 de julio. Pol¨ªticos eminentemente transitivos, ambos coincidieron sobre todo en su persistente vocaci¨®n de n¨²mero dos: m¨¢s dotados para convencer que para arrastrar, cada uno de ellos supo buscarse su propio pr¨ªncipe, por lealtad al cual entraron en la pol¨ªtica activa y por cuya causa laboraron en los buenos como en los malos tiempos.P¨ªo Cabanillas, llegado a la pol¨ªtica de la mano de Fraga, con quien fue subsecretario en el Ministerio de Informaci¨®n y Turismo durante los a?os sesenta, comparti¨® con su paisano la idea de que el franquismo era reformable desde dentro. P¨ªo Cabanillas fue protagonista esencial del conjunto del proceso que facilitar¨ªa en la d¨¦cada siguiente la transici¨®n pac¨ªfica de la dictadura a la democracia: verdadero autor de la ley de prensa de 1966, importante factor, pese a sus l¨ªmites, en la modernizaci¨®n de la sociedad espa?ola de aquellos a?os; principal v¨ªctima pol¨ªtica, en 1974, siendo ya ministro, del frenazo a la apertura iniciada tras la desaparici¨®n de Carrero Blanco; y part¨ªcipe, desde el sector liberal de UCI), del pacto con la oposici¨®n moderada que abrir¨ªa paso a la democracia.
La biograf¨ªa de alguien que ha estado tantos a?os en el poder o en sus inmediaciones est¨¢ forzosamente cargada de contradicciones. Pero pocos pol¨ªticos habr¨¢n logrado tanto respeto y reconocimiento por parte de sus rivales -y hasta v¨ªctimas de sus decisiones, en alg¨²n caso, como el del cierre de la revista Por Favor- como este gallego, cuya inteligencia nadie discuti¨® nunca y del que quedar¨¢ para el recuerdo su envenenada definici¨®n de Franco, ante las c¨¢maras de televisi¨®n, horas despu¨¦s del fallecimiento del dictador: "Un profesional del poder".
No s¨®lo reconocimiento, sino afecto sincero, suscit¨® entre sus rivales no menos que entre sus amigos pol¨ªticos Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, cuyos 59 a?os de vida se repartieron entre su ?vila natal y las ciudades de Bilbao y Madrid, en las que pas¨® la mayor parte de su existencia antes de ir a morir en Par¨ªs (y con aguacero) este lluvioso mes de octubre. Uno de sus profesores en la Universidad de Deusto record¨® ayer por la radio que desde muy joven tuvo lo que por entonces se llamaba inquietudes pol¨ªticas. En ausencia de un marco democr¨¢tico en el que desarrollarlas, las canaliz¨® hacia actividades relacionadas con el arte y la edici¨®n antes de fundar la patronal de la peque?a y mediana empresa (CEPYME), de donde le sacar¨ªa su paisano Su¨¢rez para hacerle ministro de Industria en los primeros a?os de la transici¨®n. Desde aquel mismo d¨ªa supo Sahag¨²n que hab¨ªa encontrado objeto para su lealtad, y a ese objeto dedic¨® en adelante su inteligencia y capacidad de trabajo.
De su trayectoria como ministro (si¨¦ndolo de Defensa vivi¨® el trance amargo del 23-F), presidente de UCI), diputado del CDS y alcalde de Madrid, ser¨ªa este ¨²ltimo cargo, en el que apenas permaneci¨® un par de a?os, el queje dar¨ªa mayor popularidad. El anuncio de su retirada, cuando su rostro reflejaba ya la muerte que le acechaba, sirvi¨® para que mucha gente que hasta entonces lo ignoraba cobrara conciencia de hasta qu¨¦ punto apreciaba a ese hombre cuya principal caracter¨ªstica fue su buen coraz¨®n. P¨ªo Ca banillas y Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n dedicaron buena parte de sus vidas a vertebrar la sociedad espa?ola. Por ello les debemos nuestro agradecimiento.
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