El detector de mentiras
A.M. El caso Thomas se ha convertido efectivamente en un culebr¨®n al que no le falta toda clase de incidentes. El caso ha llegado a complicarse tanto que Anita Hill, la profesora que acusa al juez Clarence Thomas de acoso sexual, se ha sometido a un detector de mentiras.
El s¨¢bado trascendi¨® que la profesora de la Universidad de Oklahoma super¨® una prueba de credibilidad de dos horas llevada a cabo por la American International Security Corporation. Paul Minor, el presidente de la compa?¨ªa, fue quien someti¨® a Hill a la prueba. Minor, que ha ayudado al FBI a entrenar a sus agentes, explic¨® que Anita Hill "no miente".
La prueba consisti¨® en una serie de preguntas a Hill sobre si hab¨ªa mentido o no durante su comparecencia ante el Comit¨¦ Judicial del Senado y si hab¨ªa falseado sus acusaciones contra Thomas. Las respuestas fueron negativas, Hill no ment¨ªa, seg¨²n la maquinita.
La idea del detector de mentiras pareci¨® no gustarle al presidente George Bush, quien calific¨® ayer de "est¨²pido" utilizar ese sistema en un caso tan delicado como ¨¦ste. Los resultados de esta prueba no se pueden utilizar judicialmente en muchos Estados de la Uni¨®n. Los grupos liberales, curiosamente los que apoyan las acusaciones de Hill, se han opuesto hist¨®ricamente al uso de este sistema. Hace tres a?os, el Congreso aprob¨® una ley que prohib¨ªa el uso del detector para la selecci¨®n de empleados.
Algunos expertos en leyes han declarado incluso que este tipo de pruebas podr¨ªa minar la credibilidad de Hill. El detector de mentiras se utiliza b¨¢sicamente para conocer las respuestas psicol¨®gicas que fabrican las personas que desean esconder o camuflar sus mentiras. Este enga?o se manifiesta con cambios bruscos de la respiraci¨®n y ritmo sangu¨ªneo. El uso de estas m¨¢quinas, sin embargo, no tiene efecto en determinadas personas, como los psic¨®patas, capaces, con un simple movimiento f¨ªsico, de alterar los resultados del examen.
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