Un Nobel con base real
En un a?o en que la configuraci¨®n institucional de los sistemas econ¨®micos ha cobrado especial importancia tras la aparatosa ca¨ªda del mayor sistema de socialismo real, la concesi¨®n del Premio Nobel de Econom¨ªa a Ronald Harry Coase adquiere pleno significado, al margen de los grandes m¨¦ritos del galardonado, cuyo primer hito m¨¢s relevante se remonta a 1937, con su muy difundido art¨ªculo La naturaleza de la empresa. A principios de este a?o, la Royal Economic Society brit¨¢nica public¨® el volumen conmemorativo del centenario de su conocida revista Economic Journal, destinado no tanto a celebrar los 100 a?os transcurridos, sino a especular sobre los 100 siguientes. En dicho volumen se identifican significativas lagunas del pensamiento econ¨®mico actual. Entre ¨¦stas, una de las m¨¢s importantes hace referencia a la teor¨ªa de la empresa, de forma que ¨¦sta, considerada como una entidad individual real -no como una entelequia a bstracta al estilo de la microeconom¨ªa cl¨¢sica-, sigue siendo un misterio, hasta el punto de que, por lo que se refiere a los fundamentos, se afirma que el art¨ªculo de Coase antes mencionado sigue representando el estado de la cuesti¨®n en esta materia. Todo un s¨ªmbolo premonitorio de este premio Nobel que tiene su origen en un viaje estudiantil de su autor a Estados Unidos cuando apenas ten¨ªa 21 a?os y no se hab¨ªa graduado.
Por tanto, no se trata de un economista, actualmente profesor em¨¦rito en la Universidad de Chicago, cuya obra b¨¢sica pueda considerarse de reciente actualidad, aunque s¨ª lo sean los temas, y mucho, por ¨¦l sembrados. Nacido en 1910 en Gran Breta?a, Coase ha recibido el Premio Nobel por el conjunto de una obra que conlleva "un salto en la comprensi¨®n institucional de la econom¨ªa", siguiendo el motivo oficialmente manejado por la Academia Sueca de las Ciencias al anunciar su concesi¨®n. Dicho salto supone el descubrimiento y la clarificaci¨®n de los costes de transacci¨®n y de los llamados derechos de propiedad en el funcionamiento de la econom¨ªa.
Posici¨®n heterodoxa
Mientras las aportaciones de Coase dif¨ªcilmente pueden calificarse de revolucionarias con respecto al paradigma vigente en su tiempo, la posici¨®n metodol¨®gica de este autor no deja de ser un tanto heterodoxa, hecho que entendemos no resulta ajeno a la tardanza en el reconocimiento de su obra con el Premio Nobel. En efecto, la obra de Coase parte de la convicci¨®n personal de que no se puede entender el comportamiento de algo, a menos que se vea y palpe su realidad. La aplicaci¨®n de estas ideas a la econom¨ªa le llev¨® al nuevo premio Nobel a contraponer repetidamente lo que denominaba una "econom¨ªa de encerado" a una econom¨ªa relevante al mundo real, otorgando plena superioridad a esta ¨²ltima. En este sentido, no se trata de un profesor te¨®rico, por m¨¢s que una de sus importantes aportaciones se haya conocido como el teorema de Coase, expresi¨®n esta que no deja de ser un claro abuso del lenguaje por diversas razones. En primer lugar, porque su supuesto autor jam¨¢s formul¨® tal teorema, sino un conjunto de proposiciones, originariamente desarrolladas en forma de ejemplos en un art¨ªculo fechado en 1960. En segundo lugar, porque estas proposiciones son susceptibles de interpretaciones alternativas, con implicaciones diferentes en cada caso, de forma que todav¨ªa hoy dista de estar claro si dicho teorema merece la consideraci¨®n de tal, bien porque algunos consideran que es falso, bien porque otros lo califican como tautolog¨ªa.
Esta aparente ambig¨¹edad no deber¨ªa interpretarse en contra del galardonado. Por el contrario, apunta a la complejidad y heterogeneidad de la misma realidad que ¨¦l toma como base de partida de sus investigaciones.
En este sentido, la postura adoptada por el nuevo premio Nobel nos parece especialmente apropiada para pa¨ªses como Espa?a, en el que en materia de ciencia econ¨®mica se suele ir bastante a la zaga.
Tanto en lo que se refiere a la naturaleza de la empresa como al famoso teorema que lleva su nombre, Coase se plantea las alternativas disponibles para la asignaci¨®n de los recursos; por tanto, hace econom¨ªa sobre, valga la redundancia, la propia econom¨ªa. En el primer caso, los fallos e insuficiencias del mercado permiten explicar la existencia de la empresa como alternativa v¨¢lida al mismo bajo determinadas condiciones. En el segundo caso, se trata de la sociedad econ¨®mica en su conjunto, donde la realizaci¨®n de las transacciones conlleva un coste, y, al mismo tiempo, los agentes econ¨®micos est¨¢n dotados de unos derechos de propiedad, de forma que el an¨¢lisis de las diversas alternativas disponibles en cada caso puede iluminar el comportamiento real de la econom¨ªa. Por tanto, ¨¦ste dejar¨¢ de ser una funci¨®n del comportamiento de meros individuos aislados y amorfos, para ganar en grado de realismo y alcance social. En definitiva, a Coase se le debe agradecer, sobre todo, que la econom¨ªa sea una ciencia con mayor base real.
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