Pollini, m¨¢s que un divo
Ciclo de c¨¢mara y polifon¨ªa
Recital de M. Pollini. Obras de Chopin, Debussy y Stravinski. Auditorio Nacional, Madrid. 15 de octubre.
Maurizio Pollini toc¨® en el Auditorio Nacional y obtuvo, como era de esperar, un ¨¦xito absoluto y yo dir¨ªa ver¨ªdico, pues hay otro g¨¦nero de triunfos en los que el aplauso parece tener algo de falso, bien sea por la mera actitud de sometimiento ante el mito, bien por cualquiera otra raz¨®n previa. En programa tres obras maestras del plano: los Preluidos opus 28, de Chopin, seis Estudios del segundo libro de Claudio Debussy, y los tres movimientos de Petrusca, de Igor Stravinski.El arte pian¨ªstico de Pollini sorprendi¨® a todos -cuando en 1960 se hizo con el premio Chopin de Varsovia. Presid¨ªa el jurado Arturo Rubinstein, quien no dud¨® en afirmar: "Toca mejor que todos nosotros". Y, sin embargo, no es el estilo de Pollini, hecho de raz¨®n y precisi¨®n, sin concesiones al "milagro" del momento, el m¨¢s avecindado al del buen Arturo. Un estilo que aborda cada p¨¢gina al pie de la letra pero sin disminuirla, secarla o negarle significaciones.
Pollini, que no pertenece a una familia musical sino de arquitectos, tuvo en su vida dos grandes maestros. Del segundo, Arturo Benedetti Michelangeli, sabemos bastante; del primero, suelen olvidar hasta su nombre los diccionarios y enciclopedias y ah¨ª est¨¢ la de Alain Par¨ªs para demostrarlo. Me refiero a Carlo Vidusso (1911-1978), profesor en el conservatorio milan¨¦s desde 1965, un primoroso detallista en la ejecuci¨®n y en la medida del tiempo, como testimonia Rattalino, que fue disc¨ªpulo suyo.
De Benedetti Michelangell poco hay que decir, pues representa uno de los puntos m¨¢s altos del pianismo europeo contempor¨¢neo. Pollini asimil¨® de uno y otro, pero siempre inquieto y con voluntad de conocer, se asom¨®, en lo instrumental, a grandes representantes de otras escuelas, y en lo composicional a autores de todas las est¨¦ticas. Identificado con la m¨²sica de nuestro tiempo, Nono le dedic¨® Sofferte onde serene; Sch?nberg, en manos de Pollini, se convirti¨® en un autor de ¨¦xito desde su c¨¦lebre monogr¨¢fico de Venecia en 1972; Boulez, con su Sonata n¨²mero 2, confirm¨® la idea del pianista sobre la categor¨ªa inventiva de los autores de nuestro tiempo a la hora de escribir para el instrumento; las Variaciones opus 27, de Webern, o la Clavierstucke 10, de Carlheinz Stockhausen, suenan en manos de Pollini como algo incorporado al repertorio.
Coherencia y exactitud
Conviene tener todo esto en cuenta a la hora de pensar en el Chopin de Pollini, cuyos 24 preludios, ¨ªntima suma de la po¨¦tica pianista del rom¨¢ntico polaco, fueron expuestos como un total coherente, estructurados con exactitud y expresados sin la menor concesi¨®n desde un rigor extraordinario y con una claridad admirable.
El ideal sonoro, tan distinto e innovador, de Claudio Debussy en sus estudios, qued¨® asumido y comunicado por Pollini desde un magisterio natural en el que la ausencia de ¨¦nfasis se al¨ªa con una prospecci¨®n en las armon¨ªas en su valor de tales y en el t¨ªmbrico, as¨ª como en la minuciosa calibraci¨®n de las din¨¢micas.
Para terminar, la genial¨ªsima invenci¨®n plan¨ªstica de Stravinski que son Los movimientos de Petrusca. No transcripci¨®n, ni transmigraci¨®n de la gran orquesta al piano, sino aut¨¦ntica recreaci¨®n potentemente original en la que la presencia del piano percutido, el juego heterorr¨ªtmico y la reducci¨®n a unidad de todos los valores aparecen ante nosotros en la realidad de su condici¨®n plan¨ªstica y con la perspectiva de su preexistencia sinf¨®nica.
Las ovaciones, indescriptibles, obligaron a Pollini a dar un par de bises chopinianos, nuevas muestras de este talento singular, este continuo razonar y esa voluntad de comunicar propia del pianista milan¨¦s. En ¨¦l, pensamiento e intuici¨®n, pr¨¢ctica y teor¨ªa, se hacen unidad de pensamiento al que obedecen sumisos los dem¨¢s par¨¢metros de la t¨¦cnica musical y plan¨ªstica. Pollini es m¨¢s que un divo, m¨¢s que una estrella. Es nada menos que todo un m¨²sico.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.