Vendimia
En un chateau de Epernay, rodeados de los vi?edos perfectamente peinados de la Champa?a, dos amigos escuchan la melod¨ªa de las burbujas de Dom Perignon sobre el cristal tallado. Hablan del pensamiento y de sus dudas mientras se sienten interinos del lujo y pr¨ªncipes por un d¨ªa. Recuerdan que hace algunos a?os hubieran deseado expropiar aquellos salones que hoy les han prestado, y les parece que siempre estuvieron all¨ª como un gibelino o una armadura y que la mano que les sirve aquel champa?a sublime es la misma que les acun¨® de ni?os y a la que quisieron redimir de j¨®venes. Luego salen al parque y oyen el suspiro abandonado del c¨¦sped a su paso de triunfadores y saborean las distintas uvas y hablan de a?adas y de lo mucho y bien que han brindado,. y m¨¢s que van a brindar. Realmente, la vida no ha resultado ser tan mala. Lo que antes fue lujo hoy es pura y simple consecuencia de su m¨¦rito. Lo que antes era alma ahora es est¨®mago.A pocos metros de all¨ª, entre el velo neblinoso de la tarde, los vendimiadores portugueses hacen la cena en sus peque?os campamentos de caravanas. La vendimia sigue haci¨¦ndose en condiciones duras, y la soledad de esos hombres acantonados en las vi?as no conoce de tapices ni de burbujas maravillosas. La raz¨®n del hombre est¨¢ en esas siluetas que van construyendo lo m¨¢gico a mano. Pero vivimos tiempos en los que la raz¨®n ya no se valora. Nos emociona lo divino y entendemos lo humano como vulgar y gregario. El ¨¦xtasis ante la arquitectura inaugurada conlleva la ignorancia ante el pe¨®n ca¨ªdo. El fil¨®sofo se enamora de su due?o, y el f¨ªsico nuclear reza a. escondidas. Vivimos instalados en la paradoja, dedicados al cultivo del espejismo, y donde antes flameaban banderas hoy se escucha un estallido de burbujas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.