El esplendor de 'Thelma y Louise' oscureci¨® el estreno del 'Quijote'
Como era de esperar Thelma y Louise, la bella y emocionante pel¨ªcula dirigida por el brit¨¢nico Ridley Scott, cautiv¨® a la gente con su esplendor. El millar de somnolientos festivaleros que acudieron a verla en las primeras horas de la ma?ana de ayer despertaron por completo ante la sacudida de este suntuoso espect¨¢culo de fondo fr¨¢gil e intimista. Los perjudicados por esta haz fueron las otras tres opciones del d¨ªa: el bonito filme brit¨¢nico Bailando en la oscuridad, el monumental Don Quiote televisivo de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n y el homenaje a Vicente Aranda y Victoria Abril.
Pronto habr¨¢ que entrar con detenimiento en algunos entrelineados de Thelma y Louise, porque dentro de unas semanas se estrenar¨¢ en Espa?a. Baste ahora, por ello, enunciar un par de cosas que esta pel¨ªcula revela all¨ª por donde pasa. La primera: que es un indicio m¨¢s de la vitalidad del cine, de la energ¨ªa con que este arte contesta al burdo vaticinio de su decadencia y sometimiento a los dictados de la masificaci¨®n audiovisual. La segunda, m¨¢s relevante y ya sabida desde la herencia del gran clasicismo de Hollywood: que esta obra -como El silencio de los corderos y, a su manera, Europa- recupera una vieja e inquebrantable verdad: que el cine considerado como puro espect¨¢culo no est¨¢ en absoluto re?ido -como no lo estaba en las miradas de Hitchcock, de Preminger, de Welles, de Lubitsch, de Chaplin, de Griffith y de tantos otros- con el cine considerado como forma de conocimiento, como visi¨®n del mundo.
Idear con juegos
De otra manera: que todav¨ªa se puede en una pantalla jugar con ideas e idear con juegos; que a trav¨¦s del noble ritual del western se pueden configurar con lenguaje de hoy cuestiones de siempre: esas viejas verdades imperecederas que nos acompa?an desde que las mujeres y los hombres salimos hace milenios de las cavernas y nos echamos a andar los caminos: la verdad de la libertad, de la solidaridad y la capacidad de quienes las buscan para modificar el trazado de su destino. La irradiaci¨®n de esta pel¨ªcula contagiosa llen¨® ayer las mil y una esquinas, los incontables encuentros y cruces de opiniones que se producen en el hormiguero del festival. Y esto da?¨® al bonito filme, brit¨¢nico Bailando en la oscuridad, dirigido por Mike Ockrent, que lo acompa?¨® en el concurso de la secci¨®n oficial de la Seminci. Como la pel¨ªcula se ver¨¢ tambi¨¦n en Espa?a habr¨¢ oportunidad de hablar de ella. Se lo merece.
Como se lo merece el monumental Quijote de Guti¨¦rrez Arag¨®n, que se exhibi¨® ayer ¨ªntegramente -en su continuidad de m¨¢s de cinco horas de metraje- dentro de la gran pantalla del teatro Calder¨®n. Tambi¨¦n habr¨¢ que volver a ¨¦l y pronto, pues se acerca su emisi¨®n troceada en TVE, entidad estatal que est¨¢ administrando con taca?er¨ªa de cuentagotas -mientras se vuelca en fachadas de casas vac¨ªas- la informaci¨®n sobre la Seminci, el mejor festival, con mucho, de cine que hoy se hace en Espa?a: un aut¨¦ntico ¨¢mbito cultural atestado, pero que, al carecer de fachada alguna, es ignorado por TVE, cuyo desprecio por la cultura est¨¢ alcanzado ¨²ltimamente grados penosos y en este terreno, ajeno al C¨®digo Penal, delictuales como moralmente delictual es cualquier verg¨¹enza p¨²blica que se viste con h¨¢bitos de desverg¨¹enza privada.
Y finalilz¨® el d¨ªa -tambi¨¦n oscurecido por la luz de Thelma y Louise- un emotivo, oportuno y justo homenaje de la Seminci al gran cineasta espa?ol Vicente Aranda y a su formidable actriz-m¨¦dium Victoria Abril: dos personas insustituibles de nuestro cine, cuya obra conjunta en nueve pel¨ªculas ha sido pormenorizada en un precioso libro de Rosa Alvares y Bel¨¦n Fr¨ªas, ya de uso indispensable para conocer el alcance de la obra de estos dos excepcionales cineastas.
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