Residuos de estalinismo
Al parecer, los hombres cambian. Pero poco. En sus tiempos de militante del estalinismo, Jorge Sempr¨²n ten¨ªa una receta infalible para salvar al mundo, y condenaba por fascista o imperialista a todo lo que no entrara en esa receta. Luego Sempr¨²n se arrepinti¨® (y hay que reconocer que en eso fue un precursor), pero a¨²n sigue teniendo una receta infalible -aunque otrapara salvar al mundo.Ahora sus condenas son contra los "apologistas del castrismo" personalizados, se g¨²n ¨¦l, en Marlo Benedetti. Y entonces el antiguo incendiario devenido en bombero reclama a EL PA?S que no publique las colaboraciones deluruguayo.
Moraleja: el estalinismo residual (contra el que Sempr¨²n parece estar luchando eternamente, como si fuese una especie de diablo que se est¨¢ ahogando en una pila de agua bendita) no es la mejor arcilla para modelar dern¨®cratas convencidos y convincentes.
Se est¨¦ o no de acuerdo con las opiniones de Benedetti sobre el socialismo, parece clar¨ªsimo que son de mucha utilidad para el debate planteado en torno al futuro de la izquierda. Y son ¨²tiles por dos razones: porque representa la vertiente filos¨®fica m¨¢s acosada en estos momentos y porque el discurso de Benedetti rezuma dignidad, honradez y valent¨ªa por todos los poros.
El irascible Jorge Sempr¨²n se est¨¢ caracterizando, en los ¨²ltimos tiempos, por una inquietante vocaci¨®n de censor, mientras que la historia personal de Benedetti, en cambio, apunta exactamente en el sentido contrario. Ser¨ªa una pena que tan buen escritor, como lo es Sempr¨²n, acabase sus d¨ªas como guardabosque intelectual.-
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