Insoportable abstenci¨®n
LOS RESULTADOS de las elecciones polacas del domingo pasado presentan un cuadro ca¨®tico. La abstenci¨®n, comparada con la de las presidenciales del a?o pasado, se ha incrementado en un 20%. S¨®lo cuatro de cada diez electores han acudido a las urnas. Si se recuerda que es la primera vez que los polacos pod¨ªan votar libremente despu¨¦s de medio siglo, tama?a desconfianza hacia los partidos pol¨ªticos es inquietante. El segundo rasgo preocupante es la dispersi¨®n: con un sistema proporcional estricto, unos 20 partidos entran en el Parlamento, algunos tan exc¨¦ntricos como los Bebedores de Cerveza. Adem¨¢s, muchas formaciones obtuvieron en torno al 10% de los votos, sin que ninguna superara el 15%. El desconcierto ciudadano se refleja en esta dispersi¨®n del voto.Walesa dijo que Polonia puede convertirse en "un pa¨ªs ingobernable". Quiz¨¢ sea una expresi¨®n interesada para sus proyectos de pol¨ªtica autoritaria, pero enunci¨® una triste verdad. En medio de ese embrollo s¨®lo se percibe una tendencia dominante: el rechazo de la "terapia dura" aplicada por el Gobierno de Bielecki en el paso hacia la econom¨ªa capitalista. A ello atribuye el electorado el aumento del paro, unas privatizaciones r¨¢pidas que empobrecen a la poblaci¨®n y el surgimiento de los especuladores. Argumentos, al parecer, de los que se han beneficiado desde la extrema derecha hasta los ex comunistas, cuyos resultados, bastante buenos, han sorprendido.
Las elecciones han mostrado una fuerte presi¨®n derechista. Al lado de los partidos directamente ligados a Walesa, la Confederaci¨®n por una Polonia Independiente obtuvo en torno a 50 diputados defendiendo el retorno a los m¨¦todos autoritarios del mariscal Pildsuski y un nacionalismo receloso hacia Occidente. La Iglesia, que apost¨® por el voto contra los ex comunistas y a favor de un partido cristiano de derecha, no parece haber obtenido el resultado que esperaba. Ser¨¢ dif¨ªcil imponer la hegemon¨ªa de los partidos dispuestos a liquidar las leyes sobre aborto y divorcio, reformas arraigadas en la sociedad.
El dato m¨¢s positivo de los resultados es que la Uni¨®n Democr¨¢tica, en la que se agrupan las figuras m¨¢s democr¨¢ticas y progresistas de Solidaridad, como Mazowiecki, Geremek, Kuron y Michnik, se ha situado en primer lugar con unos 75 diputados. A ese partido deber¨ªa corresponder la formaci¨®n de un Gobierno de coalici¨®n, y Mazowiecki ha lanzado la idea de agrupar a los partidos nacidos a partir de Solidaridad. No es f¨¢cil por las diferencias de programa y conceptos, pero ser¨ªa un intento serio de estabilizar el sistema democr¨¢tico. Sin embargo, Walesa podr¨ªa inclinarse -como dijo antes de los comicios- por un Gobierno de "partidos cristianos" dominado por la derecha. En cualquier caso, la fragmentaci¨®n del Parlamento va a determinar una gran fragilidad gubernamental, lo que puede profundizar la desconfianza de los ciudadanos en el sistema parlamentario.
Tal evoluci¨®n puede convenirle a la derecha y al propio Walesa, ya que podr¨ªa reforzar la conveniencia de un r¨¦gimen presidencialista con m¨¦todos autoritarios y preparar un Gobierno fuerte, concentrando el poder en manos del m¨¢ximo dirigente del pa¨ªs. Lo que ocurre en Polonia -el primer pa¨ªs que se liber¨® del comunismo- merece una reflexi¨®n m¨¢s general sobre el proceso de Europa oriental. Han bastado pocos a?os de ruina econ¨®mica para que los polacos pierdan gran parte de su ilusi¨®n en la democracia. La idea simplista de que los pa¨ªses que abandonan el socialismo real se dirigen espont¨¢neamente hacia la democracia no parece confirmarse. Lo que crece en Europa del Este es la derecha y el nacionalismo, incluso en Checoslovaquia, modelo en tantas ocasiones de libertad y equilibrio. En Polonia, ante una transici¨®n econ¨®mica planteada en condiciones demasiado duras, la sensibilidad popular se deja influir por tendencias dictatoriales y estatistas o por el desinter¨¦s. Es un peligro a no desde?ar en esta hora de Europa.
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